Fútbol Incendiario
Me dieron ganas de tuitear. Ahora 140 caracteres se amplían a 280. Más espacio para los apóstoles de la rabia que de la serenidad y del encono que de la ternura. Vivimos una sociedad que encontró su espacio en esta red para aburrir y no entretener, demonizar y no consagrar. Usémosla con humor e ironía si quieren.
Con estilo tuitero, memorizo una semana con fútbol incendiario.
Todo comenzó en la Araucanía. No piensen mal: me refiero al estadio Germán Becker. La ira desatada de los loncos albos contra el dueño del fundo u hombre de negro. Lo curioso es que la pelea no fue contra los locales sino contra los fiscales o árbitros, que es lo mismo.
Paredes creyó estar en una protesta, con sacadas de madre contra el carabinero de turno; o cuarto árbitro, que es lo mismo. Polic, circunspecto, respondía "no seas tonto Esteban Efraín". Y Guede, iracundo contra su sombra, que es lo mismo.
Los católicos a coro le cantan al Comandante un cántico excesivo que me duele: "no juegan a nada que se vaya Mario Salas". Su banca parece hamaca. Tambalea la revolución.
A Salah se le encabritan los clubes grandes por la venta y transparencia del CDF. Quieren leer la letra chica del contrato, esa que no leen los comunes y corrientes.
La FIFA nos castiga por ser la hinchada más homofóbica del mundo. ¿Y con la Teletón no somos solidarios? Dicen los picados.
Piensan vender Quilín. Para una universidad sería ideal, menos la Universidad Arcis. Para quiebras tienen suficientes clientes.
Inmobiliaria Motelera se ofrece comprar Juan Pinto Durán. Obvio, si allí Pizzi como regente nos dejó a todos calientes por no clasificar.
Pumas de México se divorcia del Nico Castillo. Lo quieren patitas en la calle, o sea, con una sola patita. Ya saben cuál.
Y Pinigol no halló nada mejor que romperle a un reportero gráfico su arma de trabajo. Su cabeza hizo click, se desenfocó allí y también frente al arco caturro.
En debate de ANATEL, hubo sólo amago de incendio. No hubo fuego cruzado, salvo, un solitario MEO vestido de francotirador.
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