Ignacio Herrera: “En Ecuador el coronavirus se les ha ido de las manos”

Ignacio Herrera

El chileno relata el duro escenario que enfrenta el país del Guayas ante la desatada propagación de la pandemia. Las imágenes de gente muriendo en las calles de Guayaquil dieron la vuelta al mundo.



Ignacio Herrera (32) es un futbolista chileno en Ecuador. El delantero, que defiende al Mushuc Runa, relata a La Tercera el sufrimiento de un país azotado por el coronavirus. En Guayaquil, durante la semana pasada, la imagen de gente muriéndose en las calles dio la vuelta al mundo.

¿Cómo va su cuarentena?

Bien, tratando de tener paciencia igual que todos. Tratando de entrenar también, el objetivo es mantener. Tengo una terraza dentro del mismo departamento, como si la tuviera en el segundo piso, entonces ahí puedo hacer todos los ejercicios. La comunidad del edificio igual me deja hacer otros trabajos en zonas que no se usan así que en ese sentido estoy bien apoyado. Y bueno, es difícil, con harta preocupación por lo que está pasando en Guayaquil, pese a que acá en Ambato

¿Por qué el coronavirus golpeó tan fuerte a Ecuador?

Me imagino que porque Guayaquil tiene aeropuerto internacional y llegan muchos vuelos, y obviamente se generó ahí el primer foco de contagio. Guayaquil tiene las zonas más pobres de Ecuador y la gente no pudo tomar medidas.

¿Fue riguroso el gobierno?

Muy riguroso, acá la cuarentena se tomó de manera seria una semana antes. Estamos con un toque de queda desde las doce del día hasta las seis de la mañana. Cuando se está en una situación de extrema pobreza y no hay para comer, te toca salir y creo que fue eso lo que pasó al principio en Guayaquil. La gente se vio obligada a tener que salir a comprar o trabajar para generar y al final el foco estaba ahí, se fueron contagiando y contagiando y hoy en Ecuador el tema del coronavirus se ha ido de las manos. Siento que las imágenes que se muestran quizás dramatizan mucho la situación, no necesariamente está pasando en todo Guayaquil, es en algunas zonas puntuales donde pasa de que se ha muerto gente en la calle, cosas muy difíciles. Donde estoy yo está más controlado.

¿Siente miedo?

Sí, al final es difícil cuando uno no está en su país porque no sabes cómo es el sistema acá o la salud pública. En Chile uno al menos sabe lo que se puede esperar, pero estoy tranquilo porque en Ambato la gente se está cuidando, el otro día me tocó salir y no había nadie en la calle. Uno va haciéndose una idea. Sí me da miedo, estando lejos no es fácil.

¿No hubiese preferido pasar la cuarentena en Chile?

No, estoy bien acá. Uno tiene que ser responsable con las decisiones que toma. Esto se ha ido un poco de las manos, pero yo voy viendo y comparando. Si bien en Chile esto está más controlado, hay un número parecido de casos. Las imágenes del otro día nos sorprendieron a todos, tanto a mí como a la gente que lo vio en otro lado. Yo no sabía bien lo que estaba pasando en Guayaquil.

¿Son exigentes los entrenamientos en casa y los online?

Te pongo un ejemplo. Antes de ir a Palestino estuve dos meses negociando mi salida con el equipo coreano (Seoul E-Land). Mientras, entrenaba como nunca en mi vida, en la mañana, en la tarde, hacía pesas, trabajo de arranque y más, y en el primer trabajo reducido que hice en Palestino casi me morí. Uno dice cómo es posible, si me vengo matando hace dos meses entrenando mañana y tarde, tomando proteína, haciendo trabajos de arranque y de gimnasio. No es lo mismo, el fútbol es completamente diferente. Lo que uno trata de hacer con los entrenamientos personalizados es no perder tanto, pero siempre sabiendo que uno va a perder. En el fútbol muchas veces llevas la pelota con alguien encima, no respiras bien, se corre, se para, es distinto.

¿Cuánto alcanzaron a jugar antes de la pandemia?

Cinco partidos, nos tocó un fixture medio complicado. Partimos contra Independiente del Valle, después contra Nacional acá, luego con Aucas, Técnico Universitario y Macará. He jugado casi todos los minutos, todos los partidos, salí en algunos en el 85′ pero juego prácticamente casi todos los partidos. Llevaba tres asistencias, iba más o menos bien. Me está tocando jugar en un puesto más de volante, porque jugamos con un 4-4-2 y juego en la línea de al medio, por la derecha. Me ha tocado pisar menos el área pero estoy bien, me gusta agarrar más la pelota en el medio, me viene bien. Descubrí el puesto tarde jaja.

¿Por qué decidió irse a Ecuador?

No estaba en mis planes. Cuando terminó el año en Palestino fue anticipadamente porque nos quedaban todavía seis fechas. Vino el tema del estallido social, se suspendió el campeonato, y yo tenía a mi polola viviendo en España hace muchos años y decidí irme para allá, a pasar la navidad con ella. Estando ahí ratifiqué un poco lo que quería, quedarme en España. Y cuando salió esto de Ecuador al principio no estaba muy convencido, pero fue determinante hablar con el entrenador y con Iván Endre que es el asistente técnico, chileno. Me gustó el proyecto.

¿Por qué España?

Siempre he tenido algo pendiente con jugar en España, o vivir en España algunos años. A la larga me gustaría quedarme un tiempo allá, hacer el curso de director deportivo allá o algo relacionado con el deporte, sin dejar el fútbol ni mucho menos. Había conversado con el Nástic de Tarragona y equipos de esa categoría, y era el proyecto que más me motivaba hasta que salió lo de Ecuador.

¿No tuvo opción de seguir en Palestino?

Mi contrato era por un año. Firmé en marzo y el campeonato había empezado en enero. No tuve la continuidad que yo esperaba. Si Palestino me hubiese dejado salir en junio, ya tenía una que otra opción. Por algún motivo me terminé quedando pero sabiendo que iba a partir muy de atrás. Passerini llevaba 14 goles, el Pájaro Gutiérrez 11, Tarifeño cada vez que entraba hacía goles, entonces sabía que me iba a costar mucho y por lo mismo no tenía ganas de seguir. Lo que me hace feliz a mí es jugar. Me imagino que el club tampoco iba a contar conmigo, si al final habían muchos jugadores jóvenes que lo estaban haciendo bien, como Fabián Ahumada o Tarifeño.

Le ha costado consolidarse en un equipo.

En Cobreloa hubo un año que hice 8 o 9 goles, fue un muy buen año pero nos tocó el tema del descenso. Después fui a Iquique y cuando me había ganado un puesto y estaba haciendo goles, tuve muy buenos partidos contra la U, me tocó tomar una decisión de quedarme con 28 años en Chile o ir a buscar una oportunidad afuera. Afuera fui buscando mi camino, pero siempre en los clubes tuve la posibilidad de quedarme. Me gustó lo de ir cambiando de equipo, también uno acorde a la edad va dando prioridad a otras cosas, a veces a lo económico. Me hubiese encantado jugar en la Católica, Colo Colo o la U pero mi carrera se dio de otta manera pero me quedo muy conforme con eso.

¿Dónde fue más feliz?

En el Neftchi de Azerbaiyán, me fue muy bien. Se generó algo lindo con la gente. En Chile me gustó Cobreloa, era un club especial y grande. Me trataron bien y me dieron la posibilidad de volver a jugar en un tiempo que había estado parado

¿Por qué se retiró del fútbol?

Llegó un minuto donde sentí que mi carrera no avanzaba, que estaba estancado. Siempre tenía el bichito de estudiar y sentirme realizado a través de eso. Veía a amigos que hacían otras cosas y eran felices mientras que yo en el fútbol no lo estaba pasando bien.

Pero terminó volviendo.

No había cumplido mis expectativas, había tenido un foco muy exitista de lo que era ser jugador. No me había puesto en la situación de que quizás ser futbolista significaba tener una carrera sacrificada, jugar en clubes que uno no pensó. Me hizo bien mirar todo de afuera y echar de menos las cosas cotidianas.

¿Esa mirada exitista se debió a su paso por las inferiores de la UC?

Claro. Imagínate que yo también estuve en la selección sub 20, en la preselección que fue a Canadá. Cuando salen terceros del mundo y a todos los venden, a Vidangossy al Villarreal, para que decir a Alexis, Arturo, Gary y otros. Mi generación en la UC, si la analizas, son Gary, Toselli, Isla… Obviamente la mirada exitista era esa, era como saltarse un poco las etapas. Nunca me imaginé que me iba a tocar ir a préstamo o cosas así.

Cuando veía a su generación triunfar, ¿cuál fue la autocrítica?

Creo que las personas que hoy tienen éxito se lo merecen. Ver desde chico todo el esfuerzo que hizo Gary para llegar a donde está para mí es un orgullo, me alegro por él. Obviamente te cuestionas algunas cosas, decisiones de chico, pero son detalles. Solo siento felicidad por ellos. Me tocó también conocer en la sub 20 a Vidal y no sabes cómo me alegro cuando lo veo, soy hincha de ellos.

¿Cree que vuelva el fútbol?

Buena pregunta… no sé. Pensé que volvía hasta que vi lo de Guayaquil, pero ahora me parecería ridículo que volviera en Italia, por ejemplo, y viendo los números acá, la cosa no está fácil tampoco. Ojalá que sí, tengo toda la esperanza.

¿Su mirada ante el estallido social? Le tocó vivirlo desde Chile y el extranjero.

Apoyo cien por ciento las demandas sociales. Vivimos en un país que a mí me toca vivirlo desde el fútbol, donde hay mucha desigualdad. Cuando me tocó salir de Chile fui a un hospital público y me sorprendía que se podía atender cualquier persona. Por ejemplo en Kazajistán, preguntaba como cuatro veces si el hospital era público, porque no lo podía creer. La realidad en Chile es muy difícil. Como futbolistas somos privilegiados, no todos tenemos grandes ingresos pero tenemos acceso a salud privada muchas veces, o a una isapre, pero sabemos que no toda la gente puede hacerlo.

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