José María Buljubasich: “Soy querido, pero no ídolo; en la dirigencia siempre hay un costo”
Tras 10 años como director deportivo de la UC, en un cargo habitualmente efímero, que quema, el ex arquero argentino se ha consolidado. El 7 de julio de 2010 arrancó y ahí sigue. Una excepción chilena y mundial. Acá el Tati hace una selección de sus mejores y peores momentos de jefe cruzado.
José María Buljubasich (49), el arquero récord del fútbol chileno, se encamina a otro hito en su carrera: el del gerente deportivo que más ha durado en su puesto. El Tati cumple hoy 10 años en Cruzados. Una cifra inusual, en Chile y en el mundo, para un cargo tan complejo. “Pasaron rápido. Este es un cargo donde 10 años es mucho. Estoy contento, pero es increíble que haya pasado tanto”, afirma el argentino.
¿Cómo recuerda ese primer día?
No sé si borroso, pero fue todo muy rápido. Hubo una propuesta del directorio un lunes; el miércoles me estaban presentando y el sábado estábamos entrenando. Fue una semana de mucha intensidad, pero estaba contento; era lo que yo quería hacer.
Es una longevidad poco habitual.
Sí. Es mucho. Hay un gran mérito de un directorio que confió en alguien que estaba trabajando, en momentos donde las cosas no salían como queríamos. Se mantuvo la convicción en lo que estaba haciendo. Llegar a estos 10 años dependió mucho de la convicción del directorio.
¿Es un súpergerente deportivo?
No. De lo que hay que hablar es de un gerente deportivo que, en general, hizo las cosas bien, a lo largo de un período bastante extenso, dentro de una institución que hizo las cosas bien mucho tiempo y así sigue.
¿Tiene referentes? ¿Es el Monchi de Chile?
La gerencia deportiva varía mucho de un club a otro. Hay clubes que son compradores y otros que no. Hay clubes que son formadores y otros que no. Cuando uno se compara con otro gerente deportivo de Europa, tiene que evaluar que allá hay una comunidad económica donde hay más jugadores para elegir. Es difícil tomar un referente, porque no todos los clubes son iguales. Me fijo, voy viendo y tomo experiencias que pueda aplicar en el club.
¿En quién se fija?
Monchi, por excelencia; Felipe Miñambres, que fue gerente deportivo del Rayo Vallecano mucho tiempo y después del Celta. Orta, que trabajó con Monchi y ahora está en el Leeds. Uno va mirando lo que hacen gerentes de equipos más chicos, porque tienen otra forma de trabajar.
¿Qué sigue?
Estoy muy conforme y contento en el cargo. He crecido. Hay mucho más por crecer y por hacer. Estoy conforme y me veo como gerente muchos más años. Ojalá se pueda.
Al repasar estos 10 años, ¿cuál es el momento más emocionante?
El 30 de abril de 2016, cuando salimos campeones frente a Audax, por el peak de sensaciones, situaciones y momentos.
Y el mejor momento...
El bicampeonato de 2016. Muy bueno. El equipo estaba muy consolidado y uno veía cosas importantes.
El más difícil...
El segundo semestre de 2014. Las cosas no funcionaron. Fue cuando el entrenador (Falcioni) menos duró. Fue un momento bastante malo.
El más triste...
Todos en que no logramos el objetivo. Cada campeonato con expectativas de ganar y no lo hicimos, fue triste. Es cuando más duele.
Su mejor contratación...
Es difícil, pero la llegada del Chapa y del Nico en 2016 fueron importantísimas, claves para lo que vino después. Podría decirse que esos dos jugadores fueron los más trascendentales en este período.
Su mayor desacierto...
No se pueden decir. Cuando uno trae a alguien que no funciona, todos tenemos parte de la responsabilidad. Es muy feo decir qué jugador o entrenador fue un desacierto. Son errores que uno comete.
Y sin decir nombre y apellido, ¿cuál sería el mayor error de su gestión?
Todas las cosas que no salieron bien son un error. En la forma, cuando le tocó salir al Milo. Por suerte, después volvió, pudo retirarse en el club, salir campeón y hoy trabajamos juntos. Uno va aprendiendo en el camino situaciones que quizás no se manejaron como hay que hacerlo. Pudimos corregir sobre la marcha y terminar una película con final feliz.
El mejor torneo de la UC...
Hay momentos de vuelo futbolístico muy buenos. No podría decir uno solo. El último tramo de 2010 el equipo funcionó muy bien. El segundo semestre de 2016 también. En 2019 se alcanzó un buen vuelo, por momentos, y ahora en 2020 estábamos bien.
¿Qué diferencia al Tati actual del de 2010?
Una de las cosas que más aprendí es la formalización de los procesos. Todo lo que tiene que ver con la forma y el protocolo que uno utiliza para los fichajes, la contratación de entrenadores y la secretaría técnica. Uno pasa de jugador a gerente con un montón de ideas en la cabeza, pero después el club te va ayudando en el uso de los datos, el manejo de planillas...
¿Se siente un ídolo?
No. Como jugador podría serlo, pero cuando uno pasa a ser parte de la dirigencia siempre hay un costo que se paga. Hay que asumirlo. Un ídolo es cuando, pase lo que pase, vas a estar ahí. Y en la dirigencia no es así. Cuando las cosas están bien te van a alentar, y cuando estén mal, te van a a defenestrar. Soy querido, reconocido por lo que he hecho en club, pero no sé si ídolo.
El hincha lo cree capaz de contratar a una estrella a cambio de un chocolate, ¿lo han endiosado?
Siempre diré lo mismo: ni tan bueno en los momentos buenos, ni tan malo en los momentos malos. Esto es un trabajo entre todos, que somos parte de una toma de decisiones. Por lo tanto, cuando las cosas están bien, somos todos los que trabajamos y aportamos, y cuando las cosas no están bien somos todos los que cometemos errores. El hincha me hace sentir el cariño. Me siento orgulloso de haber podido colaborar, como jugador y ahora gerente, a aportar un granito de arena para hacer más gloriosa la historia del club.
¿Vuelve el fútbol el 31 de julio?
Tenemos que hacer todo, dentro de lo que las autoridades sanitarias permitan, para entrenar lo antes posible. El fútbol no es como un restorán, no puede abrir de un día para otro. Se tiene que entrenar antes, tiene que haber protocolos listos para ser aplicados. Es una necesidad volver a entrenar para jugar el 31 de julio. La sustentabilidad de los clubes depende de la competencia. Los jugadores están trabajando y una parte del trabajo es jugar. Ahí es donde a los clubes les ingresa más dinero. Es necesario para la industria hacerlo lo antes posible. También se necesita un período de entrenamiento suficiente para que los jugadores puedan jugar con tranquilidad y no lesionarse.
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