Un restaurant de comida italiana en Asunción, de esos bien costosos, hizo coincidir en la hora del almuerzo a Harold Mayne-Nicholls, Ricardo Abumohor y Cristian Aubert, por ese entonces gerente general de Azul Azul. Era fines de noviembre de 2010, en medio de un Comité Ejecutivo de la Conmebol y el sorteo de la Copa Libertadores 2011, y la dirigencia del fútbol chileno ardía por las fallidas elecciones de principios de mes, en las que Jorge Segovia desbancó a Harold, pero no pudo disfrutar mucho del triunfo porque su postulación se declaró al margen de la regla.
Abumohor, que estaba sentado con el todavía presidente de la ANFP, intentó que el ejecutivo de la U se uniera a la mesa. Quería que conversaran, que se abriera una luz de diálogo. Mayne-Nicholls se negó rotundamente, ni siquiera saludó a Aubert. La fractura a esa altura en la cúpula del fútbol chileno era irreparable. Terminó semanas después con Sergio Jadue asumiendo en el sillón de Quilín, con Marcelo Bielsa renunciando a la Selección y con la historia archicontada de millones de pesos, corrupción, fugas, delaciones, auditorías y colusiones que han salido cada cierto tiempo desde el edificio ubicado en avenida Quilín 5635.
La escena en Paraguay es muy poco conocida, quizás ni los mismos protagonistas la recuerdan, pero también es muy gráfica sobre cómo se manejan las cosas en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional. Hay bandos, hay peleas, tretas y encerronas. Intereses creados y recreados, que cambian según la temperatura del momento. Que se mueven a la mejor oferta y que pueden terminar con un presidente defenestrado, como ocurrió esta semana con Sebastián Moreno. Los presidentes de todos los clubes, por cierto, estaban reunidos ayer por Zoom para ver cómo convocar a consejo el próximo jueves sin que se lo objeten legalmente. Con el siguiente orden del día: aceptación de la renuncia de Moreno, convocatoria de elecciones para el 30 de julio y formar una mesa directiva de transición.
La ANFP se ha convertido en una casa ingobernable. Así la describen dirigentes que se aburrieron de lidiar con ella. Quizás si el único que los alineó a todos (salvo a O’Higgins, Deportes Temuco y Santiago Morning), por las buenas y por las malas, fue Jadue. El calerano se empoderó y fue reelecto en noviembre de 2014, sin lista opositora y sin votos en contra: se impuso con 46 a favor, tres blancos y un solo nulo. Se alzaba como el jefe de los jefes. En 2016, sin embargo, con el calvo dirigente instalado en Miami como delator compensado de la fiscalía estadounidense, una auditoría forense a su período expuso una serie de irregularidades, entre ellas, millonarios préstamos a los clubes por parte de la asociación, totalmente fuera de los márgenes autorizados por el estatuto.
Con ese nivel de dominio, Jadue hasta tenía permiso para tratar de “imbécil” al presidente de un club grande, en pleno consejo, frente a todos sus pares. Ocurrió poco después de la redada en Zúrich, que terminó con varios dirigentes internacionales detenidos y donde se supo que nueve de los 10 jefes federativos de la Conmebol habían cometido el delito de “corrupción rampante, sistemática y profundamente enraizada”, como describieron los agentes de la justicia de Estados Unidos. En medio de todas las dudas y los juramentos de limpieza absoluta, ese timonel de club le pidió al calerano que se revisen sus cuentas personales: “¿Usted es imbécil?”, fue la violenta respuesta que recibió de la cabecera de la reunión.
Pero Jadue cayó y sus redes también, al menos en el ámbito público, porque en el mundo del fútbol se sabe que siguen operando desde la sombra. La mayoría de quienes lo apoyaron fielmente, eso sí, hoy siguen asistiendo a las citas del consejo. Sin un capo, las fuerzas al interior de ese plenario se disgregaron, incluso durante el mandato que sucedió al corrupto confeso, encabezado por Arturo Salah. Su período en la testera del fútbol también fue muy agitado. Enfrentó guerrillas y hasta se retiró de un consejo, amenazando con renunciar, cuando vio que no podía unificar criterios en relación a un cambio de formato en el torneo.
En marzo de 2018, Salah tenía el compromiso de los clubes de votar por un torneo largo con dos ruedas. Es lo que se había sellado con el Sifup, además de rebajar el número de extranjeros por equipo, para evitar un paro de futbolistas. Los equipos de la B, sin embargo, liderados por Felipe Muñoz sorprendieron mostrándose en contra de la idea. “El directorio y yo, personalmente, no estamos disponibles para dejar de honrar esos acuerdos”, dijo Salah en esa jornada. Logró su objetivo, pero se hizo de varios enemigos dentro de la dirigencia.
El descontento con la gestión del ingeniero fue creciendo. Empezaron a funcionar las maquinarias para evitar que siguiera en el cargo. Salah se dio cuenta y en septiembre de 2018, antes de arriesgarse a una derrota que manchara su trayectoria en el deporte, que ya había sido tocada por el Caso Facturas, prefirió anunciar que no iría a la reelección. Su bajada abrió el apetito de poder de los dirigentes o propietarios de clubes más influyentes. Se conformaron los bandos, nuevamente. Se armaron tres listas: la de Mayne-Nicholls, Jorge Uauy (Palestino) y Sebastián Moreno, quien prácticamente tomo el relevo por descarte. Y ganó el exmandamás de Cobresal, en un cuarto recuento de votos, después de dar vuelta posturas que en primera instancia apoyaron a Uauy: las de Unión Española y Puerto Montt. Curiosamente, desde diciembre del año pasado, los hispanos se transformaron en uno de los grandes enemigos de Moreno
El tejemaneje
“En mi época de Secretario general no hubo conflictos. Sí hubo diferencias, sobre todo al final, por la repartición del dinero de televisión, pero el resto en líneas generales se resolvía bien. Había mucha comunicación, un liderazgo bien definido. Los consejos no presentaban grandes dificultades, estaban todos bastante unidos y trabajando en pro del fútbol. No se veían los conflictos de hoy”. La descripción la entrega Jorge Contador, presidente de Coquimbo Unido, que trabajó en la directiva de Harold.
Para entender por qué esa paz de la que habla Contador entró en crisis ahora, es importante conocer cómo se configura el poder en el consejo de presidentes. Hay dirigentes y dirigentes, unos más influyentes que otros. En esa categorización, hay nombres que resaltan. Los de Victoriano Cerda (dueño de Huachipato), Raúl Delgado (dueño de San Felipe), Felipe Muñoz (dueño de Rangers, pero con poder directo en Antofagasta, San Marcos y Copiapó), Lorenzo Antillo (Audax Italiano), Patrick Kiblisky (dueño de Ñublense, hermano de Alex, exdirector de Jadue) y Juan Tagle (Universidad Católica). No siempre dan la pelea juntos, pero cuando se unen, como sucedió en la rebelión contra Moreno, a excepción de Tagle, son una fuerza arrolladora. Un ejemplo: el golpe final que dio la rebelión fue sacar a Muñoz del bando que apoyaba a la actual administración.
“Al igual que como en casi todos los países de mayor desarrollo futbolístico, la actividad del fútbol en Chile es privada, pero con evaluación pública, lo que la hace muy difícil de manejar, ya que las medidas administrativas que se deben tomar no solo deben ser las correctas, sino que además populares. Además, los parámetros con que se mide la gestión de la ANFP por hinchas, clubes, jugadores o periodistas es muy distinta y muchas veces se contraponen”, afirma el propio Felipe Muñoz.
Y agrega: “Los miembros del Consejo de Presidentes, además, “son muy diferentes y representan realidades de clubes muy distintos, por lo que cada uno también busca en su representación en el Consejo cosas distintas a los demás. Esto ha llevado a que los clubes que tienen realidades parecidas se agrupen entre ellos y entren en disputas con los grupos que tienen otras visiones de cómo debe administrarse la ANFP, mirado desde la óptica de cada uno”
“Ten contentos a los que arman las máquinas y estarás tranquilo”, relata otro dirigente del fútbol chileno. Justamente es lo que no hizo el derrocado presidente, acusado de favorecer a unos pocos y perjudicar a muchos. “Lo que unió a la gran mayoría de los clubes fue justamente eso. Ver que todos, de alguna forma, nos veíamos afectados negativamente y solo unos pocos favorecidos”, asegura Luis Baquedano, gerente general de Unión, que también fue dirigente de Colo Colo por varios años. Hablando de las luchas de poder de la ANFP, Baquedano tiene su teoría: “Hoy, a diferencia de antes, los clubes tienen dueños, propietarios, que justificadamente ven sus intereses primero. Eso lleva a que haya muchos intereses, que los aliados de hoy, mañana sean contrarios. Navegar por el mundo dirigencial es muy difícil y si no hay una persona con carácter a la cabeza, se nota”.
Hay otra fuerza muy potente en el mundo de la ANFP, que no asiste a los consejos, que no es visible, pero que sí mueve muchos hilos. “Son presiones invisibles, exdirigentes, gente influyente, políticos.... que están muy encima, que llaman cada cierto tiempo para meter sus intereses en esto”, explica Baquedano.
Los millones
Con o sin crisis, el fútbol es una industria que mueve millones de dólares al año. Ha quedado demostrado que la pelea por llevarse la mejor parte muchas veces se impone a proyectos de desarrollo común. “La conveniencia se impone al argumento”, ha sido una de las frases más repetidas por Ricardo Abumohor, expresidente de la ANFP y hoy propietario de O’Higgins, desde que se convirtió en el principal antagonista de Sergio Jadue. La última venta de derechos por la transmisión de la Primera División y la Primera B a Turner dejó a cada club más de US$ 3 millones para su bolsillo. Y la mensualidad que se reparte entre los clubes es de US$ 6,2 millones, aproximadamente, cifra que se sigue costeando pese a que la competencia está totalmente detenida.
Por los derechos de transmisión y comerciales de la Selección, en tanto, Chilevisión, asociado con Mediapro, acordó entregar US$ 120 millones y cancela a la asociación 30 mil UF mensuales (cerca de $ 900 millones), aunque los últimos dos meses esa suma quedó impaga por el bloqueo de fondos de Mediapro. Todas las decisiones se toman con la calculadora, las que se ventilan y las que se toman entre cuatro paredes, tienen el dinero como principal y casi único factor de orden.
Tocar la tajada de alguien puede ser el inicio de una crisis como la que se vive ahora en Quilín. Alrededor del pozo de oro se reúnen y se dividen fuerzas. “A mí ya me aburrieron, que se vayan todos a la cresta”, comenta un dirigente que prefirió ya no dar ninguna pelea y solo ver cómo se sacan los ojos en la casa ingobernable de la ANFP. Y donde de un tiempo a esta parte, todos los que la presiden acaban o se van mal.