La fiebre del oro: el costo económico en el deporte por las suspensiones

Desinfección estadio Coronavirus

Los Juegos Olímpicos, el fútbol, la NBA, la Fórmula 1, Chile. Los números rojos son otro virus que ataca sin fronteras al deporte mundial.



La crisis económica mundial por el coronavirus golpea también al deporte, una actividad que mueve 600 mil millones de dólares cada año, cerca del uno por ciento del PIB mundial o dos veces la economía de Chile. Calcular las pérdidas totales se ha hecho un dolor de cabeza para los economistas, sin saber siquiera si muchos eventos se realizarán más adelante o no, aunque es mayor la preocupación entre los afectados: las federaciones, las ligas, los clubes, los atletas privados, los estadios, los guardias...

El 24 de julio debían comenzar los Juegos Olímpicos, un megaevento sin fecha definida que dejará un hoyo económico, aunque Tokio está bien resguardado con seguros. Mucho de lo que estaba preparado para julio y agosto no se llevará a cabo, pero también se entiende que casi todas esas pérdidas se recuperarían cuando el megaevento se lleve a cabo, en 2021.

Tras estudiar varias hipótesis, la analista económica de la agencia DBRS, Rohini Malkani, cifró en seis mil millones de dólares las pérdidas para la economía japonesa por la no realización de los Juegos este 2020. Pero matiza: “Parte del gasto se realizará el próximo año, por lo que no creo que el aplazamiento de los Juegos vaya a tener un gran impacto”.

De acuerdo a cifras oficiales, se invirtieron 23.500 millones de dólares en la capital nipona, pero de eso buena parte quedará para la ciudad. El presupuesto era de 12.200 millones, cuya cuarta parte llega desde los auspiciadores. Esa plata no se perderá, pues los sponsors siguen, más aún cuando el Comité Olímpico Internacional les informó que podrán usar los logos un año más sin costo extra. De turismo, entrarán unos 2.200 millones de la moneda estadounidense, de acuerdo a la consultora Nomura.

El fútbol no aguanta

Los JJ.OO. son cada cuatro años y eso da cierto margen. Distinta es la historia en las ligas de fútbol. La paralización de la Liga de Campeones y la Europa League complica mucho a los clubes grandes. De hecho, las rondas que restan reparten 250 millones de dólares. La logística de este tipo de torneos encarece las reprogramaciones, en especial por las fronteras, hoy cerradas.

También complica en el Viejo Mundo el aplazamiento hasta 2021 de la Eurocopa, organizada en 12 países. Según Forbes, no disputarla hubiera llevado a la UEFA a perder los 2.800 millones de dólares de presupuesto y ganancias por más de mil.

Otra cosa es la paralización de las ligas europeas, las más millonarias del orbe, que deberían costar de tres a seis mil millones de dólares.

La firma KPMG, especializada en auditoría, impuestos y asesorías, ya hizo una aproximación a lo que van a perder las competencias locales y determinó que la más golpeada será la inglesa. Serán 1.300 millones de dólares: 200 en los estadios; 800 por los derechos de transmisiones; y otros 300 por contratos comerciales.

Según otra empresa, Enders Analysis, especializada en medios, Sky Sports podría dejar de ganar más de 800 millones de dólares y BT Sports, unos 280 millones, si se pasa el límite del 30 de junio para el regreso de la Premier.

La Liga española será la segunda más afectada, con mil millones de dólares en pérdidas. En estadios, 170 millones; en TV, unos 600 millones, y en acuerdos, más de 200 millones, según KPMG. Pero la propia competencia hizo públicas sus estimaciones, muy cercanas en las cifras de la firma holandesa, cifrando en un 20 a 30 por ciento de caída en el ingreso para los 42 equipos profesionales. Para combatir la sangría, varios de estos clubes han iniciado expedientes de despidos temporales, ERTE, fórmula que en España la ley del trabajo acepta para situaciones de emergencia como la actual. El todopoderoso Barcelona y el Atlético de Madrid ya han aplicado dicha medida, jugadores incluidos.

El de Alemania es un torneo grande que sería golpeado por la crisis en 800 millones de dólares, la mitad de eso por derechos de televisación y una cifra un poco menor por los acuerdos comerciales. En la Bundesliga hay diferencias importantes entre los equipos grandes y chicos. Por eso Bayern Múnich, Borussia Dortmund, Leipzig y Bayer Leverkusen renunciaron a parte de sus dineros por televisión y crearon un fondo solidario que puede llegar a 25 millones de dólares, que se repartirán luego entre el resto de la primera y segunda divisiones.

El país más afectado por el Covid-19, Italia, tendrá duras pérdidas, en especial porque es la liga europea con más partidos pendientes: 124. La Serie A deberá lamentar más de 100 millones de dólares menos por entradas; casi 500 en derechos de emisión y otros 100 por contratos, para un total de 700 millones de dólares en pérdidas.

La Asociación de Clubes Europeos (ECA) está formando un frente común para regularizar la rebaja salarial que varias instituciones ya les pidieron a sus jugadores y técnicos.

La esperanza es que sobre los derechos televisivos haya acuerdos, mientras que en acuerdos comerciales se incluye los personales que puedan tener los cracks del fútbol.

Estados Unidos, otro mundo

No solo las megafiguras del fútbol serán afectadas. LeBron James pierde 400 mil dólares por partido que no se juegue. Es que en Estados Unidos el deporte es industria y ahora se vive una situación diferente. Cada equipo de la NBA perderá, en promedio, casi dos millones de dólares por cada juego que no se dispute, según Forbes. Parte la pagarán los jugadores, pues los contratos estipulan rebajar el 1% de los salarios por partido cancelado.

Según ESPN, la estimación de pérdidas de la Liga es de 500 millones de dólares si sigue parada hasta los playoffs, en especial por la televisión, ítem de 9.000 millones de dólares. Es que los canales también pierden: Disney, dueña de ESPN, y Warner Media dejarían de percibir US$ 622 millones por publicidad, de acuerdo a la firma de análisis MoffettNathanson.

En Forbes publicaron que el costo para el deporte estadounidense es hoy de cinco mil millones, pero la cifra sube cada día de para. En los otros deportes americanos la situación es similar. El hockey (NHL) no tiene muchos telespectadores, así que depende de las entradas, algo similar a la MLS de fútbol. Ni el béisbol (MLB) ni el fútbol americano (NFL) habían comenzado, aunque las pretemporadas también son un negocio de 1.100 millones de dólares, según un estudio de la Arizona State University.

No juega, no gana

En los deportes individuales, los jugadores son trabajadores independientes y perderán millones si no compiten.

El más profesionalizado es el golf. Solo los campeonatos suspendidos del PGA Tour repartían 96,3 millones de dólares en premios, aunque algunos se recalendarizaron. Los afectados serán también las instituciones de beneficencia, que se llevan buena parte de las ganancias (204 millones de dólares en 2019).

En el tenis, la cancelación del Masters 1000 le costará a la localidad de Indian Wells unos 400 millones de dólares, de acuerdo a un informe del Sentinel local. Otro diario, The Post and Courier, de Charleston, estimó que la no realización del ATP allí les significó dejar de recibir 30 millones de dólares. Y los certámenes de tenis masculino afectados ya son 13, en tres continentes.

No es lo único. En Norteamérica también consideran incalculables las pérdidas de los gobiernos locales o equipos que emitieron bonos para construir estadios, los que han perdido valor, así como los impuestos a los salarios de jugadores o ventas en general.

Sufre también el deporte motor. En la Fórmula Uno, los pilotos corren por equipos, los que verán mermados sus ingresos hasta en un 20% si se acorta la temporada. Por eso, los grandes premios se han suspendido y no cancelado. En tanto, los derechos de TV se paralizan o reducen si no hay competencia.

En el último mes, Liberty Media, dueña de la F1, ha perdido un 38% del valor de sus acciones, unos 2.100 millones de dólares, según el sitio especializado Formula Money. La empresa deja de recibir unos 40 millones de dólares de parte de cada circuito sede, suma que no se paga si no hay carrera.

En las otras categorías tuerca, la idea es más o menos similar: relocalizar fechas. Manel Arroyo, director general de Dorna, organizador del MotoGP, un negocio de 350 millones de dólares, ha explicado que “hay más de 40 equipos no oficiales, que si no reciben financiación tendrían dificultades”.

En casa también

Todas las dificultades en el mundo se reflejarán también en el deporte nacional, donde los pocos eventos profesionales están suspendidos.

La Copa Libertadores es una fuente importante de recursos para los clubes chilenos y aunque la Conmebol adelantará premios a los equipos, se han perdido los borderós. Colo Colo calculaba hace unos días que dejaría de recaudar 300 millones de pesos por no jugar ante Peñarol. Por el Superclásico que no se disputó, Universidad de Chile pensaba ganar 400 millones. Los chicos, también: Iquique calculó en $ 120 millones la pérdida por boletería, y La Calera, en 70 millones.

Pero es el dinero que paga el CDF lo que sostiene la economía de los clubes. La televisora ya desde el estallido social ha visto mermada la cantidad de partidos emitidos, lo que le genera menos ingresos por publicidad.

En el caso de la Selección, el partido no jugado el jueves pasado ante Uruguay pudo dejar un millón de dólares en recaudación, pero deberá jugarse en el futuro y la federación no tuvo gastos. Ese neteo pasa también en el Plan Olímpico, que gastó en repatriar deportistas por la crisis sanitaria, pero se ahorrará los campeonatos y concentrados a los que no podrán ir.

En básquetbol, por ejemplo, la liga profesional se canceló, congelando así el pago de sueldos, mientras que los golfistas profesionales vieron suspendidos todos los circuitos que juegan en el extranjero, lo mismo que los tenistas. Todos deberán reprogramar viajes y hoteles.

“El deporte siempre fue el aliciente tras los grandes traumas, pero ahora es el que lo sufre”, dijo a New York Times Andy Dolich, operador de negocios de Grizzlies, Warriors, A’s y 49ers. El deporte ha sabido pasar, no sin problemas, otros momentos complicados, como los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la crisis financiera de 2008. ¿Lo hará esta vez?

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