La hora de las decisiones

Salas


Después de la gloria del bicampeonato la Universidad Católica ha vivido un año para el olvido. Es llamativamente malo. Ver hoy a la UC a 14 puntos del puntero y a solo 4 del colista es para preocuparse. Pues bien, es precisamente lo que debe estar gastando toda la energía de la dirigencia cruzada partiendo por el Tati Buljubasich.

A nadie le podría extrañar si la dirigencia cruzada opta por rescindir el contrato de Mario Salas. Suena hasta popular. Si eso sucede probablemente nadie llegara a San Carlos de Apoquindo con pancartas a modo de protesta. Sin embargo, el tema en cuestión es saber que aspectos podría resolver la salida del Comandante.

¿Descomprimir el camarín? No veo ni rencillas ni quiebres internos evidentes en ese vestuario que puedan liberarse con la salida del DT. Es más, las genuinas muestras de apoyo desde el camarín hacia el técnico han sido contundentes.

Una UC con menor presupuesto no es precisamente lo que imaginan los entrenadores que aspiran a llegar a un grande.

Mario Salas ha cometido errores y algunos graves. Recuerdo cuando ubicó a Cristian Álvarez como lateral exclusivo para marcar a Yeferson Soteldo de Huachipato. O la poca convicción que tuvo para sostener la línea de 3 en el fondo cuando era lo que genuinamente quería. Como si fuera poco, su discurso fue encontrando cada vez menos eco en jugadores, y terminó jugando al revés de lo planificado.

Pero hay un elemento que pasa colado en todo esto. La irregularidad de algunos de sus futbolistas y el mal desempeño de otros. A un irreconocible Diego Buonanotte, por poner solo un ejemplo, se suma un inexistente Santiago Silva, que rompió todos los pronósticos (incluyendo el mío).

La pésima marca frente a San Luis en el gol de Riascos, o los goles perdidos en el clásico universitario (en un partido que jugó bien) son problemas con nombre propio mas que colectivo.

Por lo tanto. ¿Es Mario Salas el culpable del mal año? Responsable sí. Pero las culpas son compartidas. Si es mantenido en el cargo tiene que renovar táctica y radicalmente su discurso, además de presionar a un plantel que parece anestesiado. Si no goza de esas condiciones lo mejor es que parta.

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