La pandemia ahoga a Natalie: la referente chilena del nado sincronizado se retira para sobrevivir
Lubascher, 30 años y multimedallista, abandona el deporte y se pone a trabajar: “Es la decisión más dura que he tomado”. La Selección se queda sin otra de sus mejores exponentes. La falta de actividad y de recursos por el Covid-19 fuerzan la retirada.
Con lágrimas por tomar la decisión más difícil de su vida, Natalie Lubascher (30) cogió su celular la noche de este martes y anunció lo que se veía venir hace meses. Finalmente, no pudo aguantar más en la selección chilena de nado sincronizado solo por amor al arte. Antes era una advertencia. Hoy, su renuncia es una realidad.
El sacrificio que hizo por sus colores y para enfrentar las competencias que se le venían, dejando su trabajo de lado en marzo de 2019, no fue retribuido en ingresos ni en becas. Al contrario, hace más de un año dejó de recibir el Proddar. A eso se suma la irrupción del Covid-19, que desplazó todas las competencias estirando su planificación deportiva y monetaria. El estado crítico de los ahorros que juntó para dedicarse cien por ciento al deporte en un momento era insostenible, obligándola a volver a establecerse con un trabajo. De tiempo completo eso sí, lo que termina por separar su camino de la selección.
“Es la decisión más dura que he tomado, pero se agotaron las opciones, los tiempos extras y los escenarios poco realistas en los que todo va bien. Nadie tiene la culpa, las circunstancias actuales son extremas e insostenibles. A un año y cinco meses de renunciar a mi trabajo para representar a Chile a costa de mis ahorros, no queda otra. Ya somos ocho de nueve las que nos retiramos desde que nos quitaron la beca Proddar, pero aún hay mucho talento y el Team Synchro Chile seguirá brillando”, publicó la nadadora en su Instagram.
Tras hacer público su paso al costado, se desahoga con La Tercera. “Me costó mucho publicarlo porque al final eso lo hace real y duele, toca enfrentarlo y lo estuve evitando unos días. Lloré un poco mientras lo escribía porque al final no son palabras, son momentos, personas, es demasiado. Es tratar de resumir o explicar algo que tiene demasiadas dimensiones y que es lo más importante que he hecho en la vida”, dice.
“Fue una decisión que no tomé de un día a otro, fue un proceso. Lo pensé desde que empezó la pandemia. Con la incertidumbre del Covid-19 no tenemos fecha aún para el Sudamericano ni para el Preolímpico. Encontré trabajo de tres meses y me ofrecieron quedarme de forma indefinida, pero no lo voy a tomar porque también me ofrecieron otro trabajo. Viajé a hace dos semanas a República Dominicana y voy a trabajar con un ex cliente de la viña donde trabajaba. Estaré en el lado de marketing de la categoría de vinos. Es una oportunidad que no puedo dejar pasar”, explica.
Pero un nuevo trabajo no es la principal razón de la renuncia, lo deja claro: “Si es que estuvieran las condiciones en Chile para que yo me pudiera quedar, con la certeza de que voy a recibir el apoyo para poder representar a mi país, la historia hubiese sido totalmente distinta. Desde que nos quitaron el Proddar ha estado muy difícil todo. Vengo quemando mis ahorros hace un año y medio. Ya no era sustentable. Maldita pandemia, eso es el resumen. Si no fuera por ella nada de esto estaría pasando”, confiesa.
Las principales competencias que deja Lubascher en el camino son un Sudamericano y el Preolímpico a Tokio. Ambas competencias fueron suspendidas por la pandemia, pero de todos modos se preparaba con rutinas desde el hogar. Recibió el permiso para prepararse en agua, pero el trabajo impedía su retorno. También afirma que por el momento ninguna autoridad deportiva se le ha acercado tras publicar la renuncia. Y eso, que hace unos meses la misma Ministra la publicaba como ejemplo a seguir.
No se retira cualquiera, sino una de las referentes en la disciplina principalmente por lo logrado con su ex dueto, Kelley Kobler. “Fuimos a unos Juegos Panamericanos después de que Chile no clasificaba hace ocho años. Con ella fuimos a un Preolímpico después de que Chile no iba hace 16 años. Y en equipo conseguimos plata sudamericana después de 24 años”, recordó Lubascher hace unos meses en entrevista con La Tercera.
Oro en un Panamericano de la especialidad junto a Kobler en 2013, plata en equipo en los Odesur de 2018 y en los Juegos Bolivarianos en 2017. Son tres de las varias medallas que quedan colgadas en su pared, pero también inmortalizadas en la historia de la natación artística nacional. “En enero con Letelier fuimos al Open de Paris y por fin le ganamos a Argentina en dueto, que era lo que queríamos repetir en el próximo Sudamericano. Por fin sacar medalla de bronce por Chile, pero no se va a poder. Para que se entienda el contexto, Con Kobler recibimos el nado como quintas de Sudamérica y subimos a cuartas. Con Letelier íbamos a llegar a terceras”, comenta.
“Dejo el deporte porque tengo que vivir; del deporte no puedo”, lamenta para cerrar. Natalie Lubascher da vuelta una página como lo han tenido que hacer muchos otros. Casos como el suyo, siguen demostrando que dedicarse al deporte de alto rendimiento en Chile no es algo retribuido en ingresos; o muy pocas veces. El sueño de la grandeza, más bien suena a sacrificio.
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