La pesadilla de Ángel
Después de la derrota en la final de Copa Chile tenía una duda. Si Ángel Guillermo Hoyos iba a insistir en la forma de juego, que mal que mal lo llevo a una final, o cambiaba para subsanar los problemas defensivos. Problemas que, dicho sea de paso, fueron reconocidos incluso por los propios futbolistas azules.
Me quedaré con las ganas de saber. Porque al minuto y 45 segundos ya le habían encajado un gol y Vilches se iba expulsado. El escenario era la peor pesadilla que podía imaginar el técnico azul.
Es extraño que no haya hecho un cambio inmediato. Si la gran virtud de Audax es la velocidad de sus delanteros y, en especial, la veloz transición, lo lógico era meter un central más o, en su defecto, definir una posición más marcada para Lorenzo Reyes. Ni lo uno ni lo otro.
El DT azul optó por no cubrir esa posición y dejar una línea natural de tres defensores. Fue esa quizás la peor decisión del técnico. La zona central se convirtió en un pasadizo que ni el voluntarioso Reyes pudo cubrir. ¿Por qué no ingresó Caroca? ¿O Echeverría?
De ahí en adelante el partido se fue por una vertiente que nadie esperaba. Ni Audax. De hecho, si los itálicos se afinaban un poco más hacían 2 ó 3 tranquilamente en un partido que ofrecía múltiples espacios. Jorge Faúndez, en su bajo perfil, se transformó en el desahogo perfecto de los itálicos y dominó el mediocampo casi sin contrapeso.
Si hacemos un poco de memoria, lo ocurrido ayer en el Nacional fue una realidad aumentada de lo que había sucedido en fechas anteriores. Antofagasta, la UC y Wanderers en Valparaíso no dañaron, pero llegaron. Sólo su impericia hizo pasar por alto los problemas que la U vivía en defensa.
En el anecdotario quedará la expulsión final de Jara y los goles perdidos por Audax. Lo evidente y macizo es que los problemas de la U salen a la luz en el peor momento y la falta de resolución de éstos, la deja en una posición muy inestable en lo emocional. Ángel Guillermo Hoyos vivió ayer su peor pesadilla y la falta de explicaciones sigue siendo su tonalidad. El Arjonismo ya no es suficiente.
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