Hace 47 días que Rodrigo Holgado no ve la luz. El jugador de Audax Italiano permanece en prisión preventiva desde el 28 de abril tras conducir en estado de ebriedad y arrollar a un motociclista en la autopista Vespucio Sur, causándole la muerte. En su formalización, el mismo día en que le quitó la vida a Jorge Silva de 60 años, fue considerado por el Ministerio Público como un peligro para la sociedad, por lo que quedaría privado de libertad durante los 120 días de investigación.
Desde entonces, al futbolista le han negado dos veces la posibilidad de cambiar su medida cautelar a arresto domiciliario. Primero el seis de mayo, cuando la Corte de Apelaciones de San Miguel desechó un recurso presentado por Nelson Salas y Camilo Cereño, los abogados del imputado; y luego el 10 de junio, durante una audiencia de revisión de la prisión preventiva, donde esta volvió a confirmarse.
La defensa ya presentó una nueva apelación para lograr que Holgado deje Santiago 1 y pase junto a su familia los más de dos meses que restan de investigación. En los fundamentos se relatan los trastornos psicológicos y psiquiátricos que padece Holgado y que, de acuerdo a los abogados, se han intensificado por el encierro. Además se menciona el riesgo de enfermarse de Covid-19 como otro de los argumentos para otorgarle el arresto domiciliario.
Trastornos
Ya en la apelación del 6 de mayo la defensa hacía referencia a las enfermedades psicológicas que afectan al ariete argentino. De acuerdo al texto, desde 2017 hasta la fecha Holgado se encuentra “bajo tratamiento psicológico por insomnio, ansiedad, estrés, angustia y crisis de pánico”, cuyos síntomas habían aumentado “exponencialmente” debido a la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, en el nuevo recurso los juristas —con la ayuda de dos peritos— aseguran que son el encierro y la prisión preventiva los que están haciendo mella en la salud mental del futbolista de 24 años. De acuerdo a la psicóloga Carolina Palomero, los problemas que aquejan a Holgado deben ser tratados en libertad, ya que “se han visto agravados en el actual contexto de prisión”. Lo anterior se apoya con otro informe, ahora del psiquiatra Sebastián Sepúlveda, en donde se describen las enfermedades del atacante y se asegura que “no constituye un peligro para terceros”.
Los informes de ambos expertos fueron presentados en la audiencia del 10 de junio donde se revisó la medida cautelar. Sin embargo, la jueza Verónica Vásquez desechó los argumentos indicando que no eran suficientes para considerar que Holgado no constituye un peligro para la sociedad.
Desde el Ministerio Público son tajantes con respecto a la prisión preventiva. “No se debe olvidar que el señor Holgado conducía en una autopista a alta velocidad en estado de ebriedad, lo que provocó la muerte de un trabajador. Este delito es uno de los más graves dentro de la ley de tránsito. Además, conforme a la normativa, a la pena que sea condenado, que puede ser entre tres años y un día a cinco años, al menos uno deberá cumplirlo privado de libertad, cuestión que también hace necesaria la mantención de la prisión preventiva”, indica la fiscal Mariela Acoria, quien está a cargo de la investigación del caso.
“Que exista o no pandemia al interior de las cárceles afecta lamentablemente a todos los internos que se encuentran privados de libertad, y es Gendarmería la que se debe preocupar de la salud de los internos”, comenta con respecto al riesgo de contraer Covid-19, otro de los argumentos esgrimidos por la defensa en la apelación.
El completo silencio
Rodrigo Holgado no solo desapareció de las calles, sino también de las redes sociales. Su cuenta de Twitter se selló con candado al igual que la de Instagram. Esta incluso llegó a desaparecer de la nube por un tiempo. Los únicos vestigios públicos de su existencia son imágenes de prensa, compactos televisivos y alguno que otro fanpage desactualizado en su honor.
Desde que se subió borracho a su BMW aquella fatídica madrugada de abril —en la que estuvo acompañado de su compañero y amigo Manuel Fernández— hasta hoy, el único comunicado relacionado con el jugador que ha visto la luz fue el de Audax Italiano. No existe una declaración oficial desde su familia o equipo legal. Su esposa Tatiana Fernández publicó el 12 de mayo una foto junto al futbolista con un solitario corazón como pie de foto. Nada más.
Según pudo saber La Tercera, el silencio sepulcral de su familia y, por sobre todo, de su equipo legal responde a una estrategia para sacar del foco público al futbolista. Sus abogados creen que mientras más mediático se vuelva el caso, más querrá la Fiscalía convertirlo en una especie de chivo expiatorio y hacer de él un ejemplo de severidad y justicia. En definitiva, mandar una señal totalmente distinta a la entregada con el caso de Johnny Herrera y Macarena Casassus, víctima atropellada por el meta.
Hasta ahora la suspensión del fútbol por la cuarentena los ha ayudado en su cometido.
Fuera del radar o no, lo cierto es que el panorama no pinta bien para el ex Coquimbo Unido. A través de sus abogados, la familia de la víctima interpuso una querella criminal no solo por conducción en estado de ebriedad con resultado de muerte, sino también por “no dar cuenta de accidente de tránsito, huyendo del lugar sin prestar auxilio a las víctimas del delito de homicidio”. Para ellos, el estado etílico en el que se encontraba Holgado —el alcotest marcó 1,53 gramos de alcohol en la sangre— hizo imposible que pudiera prestar ayuda a Jorge Silva tras la colisión.
Lo anterior toma fuerza tras lo expuesto en la reformalización del jugador, el 28 de mayo, donde se describe el comportamiento del transandino tras la colisión: “Funcionarios de Carabineros que llegan al lugar se percatan de que este conducía en evidente estado de ebriedad, lo que les constó por su hálito alcohólico, rostro congestionado, inestabilidad al caminar e incoherencia al hablar”.
A la investigación aún le restan más de dos meses de plazo. No obstante, incluso cuando esta acabe, las penurias de Holgado están lejos de terminar. El delantero espera condena, viviendo una condena.