Llegó el momento de la verdad para la selección chilena. Esta noche, ante Uruguay, en San Carlos de Apoquindo, la Roja se juega su última carta para soñar con el Mundial de Qatar 2022. Ya no existe la posibilidad de clasificar directo, pero al menos está la opción del repechaje. Es difícil, pero no imposible. Y mientras existan chances matemáticas, la obligación es pelear hasta el final.
En realidad, lo que Chile necesita es casi un milagro. Primero, vencer a la Celeste; luego, que Perú no le gane a Paraguay, en Lima; por último, que Colombia no derrote a Venezuela, en Puerto Ordaz. Tres resultados que pueden dejar a Chile en el quinto lugar de las Eliminatorias. A esta altura, una hazaña.
Ahora bien, ¿qué tan factible es que el sueño de la Selección se haga realidad? Según Futbolytics, consultora chilena que se dedica al análisis de datos y estadísticas de fútbol, la Roja tiene solo un ocho por ciento de probabilidades de ir al partido de definición con el representante de Asia.
No es el escenario ideal. Está claro, pero algo es algo. Al menos, el equipo nacional tiene a qué aferrarse, un sueño, una pequeña ventana, aunque no dependa de sí mismo. Por eso, la escuadra de Martín Lasarte tiene que salir a jugarse la vida en la precordillera. Debe abstraerse de todo lo demás. Salir a disfrutar el simple hecho de seguir con vida en la carrera por clasificar al Mundial, porque ahora ya no sirve lamentarse.
A veces, los milagros se dan en el fútbol. Y los hinchas chilenos demostraron que creen en ellos y también en la Generación Dorada, porque en apenas tres horas agotaron todas las entradas que dispuso la Federación para el duelo ante los orientales, en la casa de Universidad Católica.
Una muestra de confianza y de fe en la selección chilena, la misma que ha vivido su época más exitosa de la historia, con la obtención de la Copa América 2015 y de la Copa América Centenario 2016, ambas ganadas en sufridas finales ante la Argentina de Lionel Messi. Entonces, ¿cómo no creer en este grupo?
Seguramente, a muchos les parecerá imposible, a los más racionales. Sin embargo, el fanático más pasional tiene derecho a soñar, porque este grupo de jugadores ha vencido a selecciones poderosas y logró lo que nunca antes habían logrado otros: ser campeones continentales. Bicampeones, en realidad.
En el camarín de la Roja, ya repuestos de la bofetada que significó el 4-0 contra Brasil, en el Maracaná, el discurso es uno solo: “No estamos eliminados”. Lo dijeron Arturo Vidal y Gary Medel. También Machete, que puede dirigir su último partido en la banca nacional.
Lasarte probó varias alternativas durante los días previos, a la espera de que Erick Pulgar, Ben Brereton y Guillermo Maripan se recuperaran y estuvieran en óptimas condiciones físicas. No estarán los suspendidos Claudio Bravo y Paulo Díaz. ¿La gran novedad? La presencia de Joaquín Montecinos como titular.
Según lo que ensayó ayer, en Juan Pinto Durán, la formación será con Brayan Cortés, en el arco; Mauricio Isla, Gary Medel, Enzo Roco y Gabriel Suazo, en la defensa; Charles Aránguiz, Pulgar (o Claudio Baeza, si el antofagastino no se recupera del todo) y Arturo Vidal; Montecinos, Eduardo Vargas y Alexis Sánchez.
Ya está todo listo. La selección chilena se alista para una batalla más, que sin duda puede ser la última de varios bastiones del equipo. ¿Qué ocurrirá en San Carlos de Apoquindo? Hay dos alternativas: un milagro o el amargo final de la Generación Dorada, tal como ha sido conocida hasta ahora. No obstante, el hincha y el camarín eligieron creer. ¿Y por qué no? En el fútbol todo puede pasar.