El Mundial de Qatar no ha arrojado una figura excluyente. Definitivamente, no hay un jugador del que se pueda afirmar que le haya puesto su sello al torneo que se disputa en Medio Oriente, como sí lo hicieron Pelé en México 1970 o Diego Maradona, en la edición del certamen que se disputó en 1986.

Hay varios factores que influyen en esa consideración. Desde las variaciones que ha sufrido el juego, mucho más enfocado en el poderío colectivo que en las individualidades, hasta el desgaste con el que han tenido que lidiar los futbolistas, considerando que la mayoría proviene de las competencias europeas, que estaban en pleno desarrollo y se interrumpieron por el viaje a Asia, lo concreto es que cuesta encontrar un referente obligado.

Sí se puede, con números en la mano y en base, también, a una dosis razonable de subjetividad determinar quiénes han sido los 11 jugadores más destacados de la fase de grupos. Aunque es igual de procedente apuntar que la influencia de algunas figuras que no están en este recuento, como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, se debería comenzar a notar más en instancias decisivas. Ahí donde la teoría futbolera indica que tienen que aparecer los cracks.

Una defensa impasable

La primera certeza es que el bloque defensivo que conformarían los mejores jugadores de la etapa inicial del Mundial es, virtualmente, invulnerable. En el arco, Wojciech Szczesny ha confirmado en plenitud los antecedentes que ya le daban sus presentaciones en la Juventus, donde había tenido que afrontar una misión titánica: reemplazar al legendario Gianluigi Buffon. Dos penales atajados, incluido uno a la Pulga; apenas dos goles concedidos y 18 salvadas sintetizan su importancia en un equipo que no siente complejos a la hora de replegarse. Además, el golero ha demostrado su corrección es una faceta clave para los arqueros modernos: ha acertado 104 pases.

Delante suyo, en una escuadra de marcada vocación ofensiva, las opciones tienen igual o más jerarquía. Con Marruecos convertido en una de las revelaciones del torneo, en una denominación que responde a la historia futbolística del país africano más que a la actualidad de sus figuras, es impensable no incluir en la banda derecha a Achraf Hakimi. Alto acierto en los pases y vocación para buscar el arco a través de remates, precisamente, uno de los argumentos más escasos en el Mundial, le valen el puesto. Por la otra franja, un histórico. Jordi Alba confirma por qué sigue siendo inamovible en España y en el Barcelona. 175 cesiones de balón, un remate, tres ocasiones creadas y dos asistencias resumen la faena del dueño de la banda izquierda. En el centro de la defensa, otra vez, dos gigantes. A los 38 años, el brasileño Thiago Silva sigue siendo una pieza de garantía. A su solvencia aérea, suma una óptima distribución del balón. Ya ha completado 158 pases y ha generado una ocasión de gol. A su lado, jugaría el neerlandés Virgil van Dijk, otra garantía de solidez y, también, de un inicio óptimo de la elaboración: ya registra 209 pases. Y, tal como en el Liverpool, se da maña para pasar al ataque. Lo reflejan los dos tiros que ha intentado.

El equipo ideal de la primera fase del Mundial.

Pierna fuerte y mucho talento

Como suele suceder en la conformación de estas escuadras, la vocación ofensiva es característica obligada. Eso explica que en el mediocampo el único jugador de marcadas características de quite sea el brasileño Casemiro. Sin embargo, aún así, el volante del Manchester United se las ha ingeniado para hacerse notar en la otra faceta del juego. Un gol suyo le permitió al equipo de Tite abrir el cerrojo defensivo que le había planteado Suiza. El jugador de los Diablos Rojos bromeó con el cambio de roles. “Mi primer objetivo es defender y ayudar a mis compañeros atrás, o ayudar en el centro del campo y en los extremos. Sin embargo, si tienes la posibilidad de marcar goles también es importante”, explicó después de convertir. Ante Serbia tuvo que reprimir el grito, pues el balón terminó en el horizontal.

A Antoine Griezmann, Pedri, Bruno Fernandes y Cody Gakpo los une la necesidad de estar siempre cerca del arco rival. En ese contexto, es obligatorio precisar que la disposición en un eventual sistema es meramente referencial. Hay que centrarse, entonces, en sus respectivos aportes. El del colchonero es clave para Francia, pese a jugar fuera de posición, más retrasado: 144 pases, cuatro remates, 11 ocasiones de gol generadas y una asistencia. Solo le falta el gol para calificarla de impecable. En el del barcelonista, la consideración es parecida: 152 pases completados y tres ocasiones de gol generadas. Los más contundentes son los dos restantes. El portugués Bruno Fernandes suma dos goles, 108 pases, cinco remates, tres ocasiones de gol generadas y dos asistencias. Pura eficiencia. Mientras que el neerlandés compite seriamente por considerarse la revelación del certamen: suma tres goles, tres remates y 60 pases. Es altamente probable que, después del Mundial, las grúas se lo intenten levantar al PSV Eindhoven. La inversión es segura. Tiene apenas 23 años y un amplio margen para mejorar.

Mención aparte para el ghanés Mohammed Kudus, estrella del Ajax, que con dos goles y un penal provocado brilló en Qatar, aunque no lo pudo hacer su selección, que quedó fuera de la máxima cita. Un gran presente y un prometedor futuro, pues solo tiene 22 años. Otro al que se lo pelearán los clubes más millonarios de Europa.

Mbappé, a la altura de Pelé

Que Kylian Mbappé es uno de los mejores futbolistas de la actualidad es una aseveración que no sorprende a nadie. Hace rato que deslumbra en el PSG y fue clave para el título de Francia en Rusia 2018. Ahora con 23 años, está en la cúspide de su carrera. En los registros de los Mundiales aparece nada menos que junto a Pelé: comparte con el brasileño el honor de haber marcado siete goles en Copas del Mundo en ese rango de edad. De paso, sobrepasa al colombiano James Rodríguez. En este torneo ya ha marcado tres. Además ha aportado 101 pases, ha realizado 11 disparos, ha generado seis ocasiones de gol y ha aportado una asistencia. Es, en rigor, un auténtico crack.

Dos que perfectamente pudieron estar en esta selección son el inglés Marcus Rashford y el ecuatoriano Enner Valencia, ambos con tres conquistas en el certamen actual.

En la banca, el senegalés Aliou Cissé se lleva los aplausos. Tuvo que hacerle frente a una baja clave, la de Sadio Mané, la figura de su escuadra y del Bayern Múnich, que bien pudo derribarle los planes. Sin embargo, los africanos fueron capaces de levantarse: le ganaron al anfitrión y a Ecuador para avanzar a la próxima ronda. Inglaterra se les cruza en el camino. Supera por poco a Hajime Moriyasu, DT de Japón, que logró vencer a dos potencias como Alemania y España, más allá de que no mostraron su mejor versión en dichos compromisos. El debate futbolero está abierto.

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