El lenguaje de la ANFP
Hace un par de semanas recibí un curioso, bah, ni tan curioso, correo electrónico. En él, una gentil mujer me invitaba a conversar sobre las comunicaciones de la ANFP. Se trataba de una empresa externa, no sé si postulando a quedarse como asesores comunicacionales de Quilín o ya estaban adentro, que desinteresadamente querían que los orientara sobre las relaciones entre la ANFP y la prensa. Que contara mi experiencia. Todo a cambio de un café. Por supuesto que la propuesta la agarré de voleo y la mandé fuera del estadio. Lo que querían estos señores era que le relatara todo lo que yo sabía, desde que comencé a trabajar como periodista deportivo en 1989, para luego procesarlo y vendérselo a la ANFP. A varios colegas les llegó la misma cordial invitación, uno, ingenuo, aceptó, y le dieron a cambio una botella de vino de $9.990.
Basta alejarse de un fenómeno o hecho un poco, para que todos sus defectos afloren de manera natural. Siempre me han dado mucha curiosidad estas asesorías externas de expertos que cobran millones por decir obviedades, copiar y pegar contenido trillado en internet o presentar, como gran cosa, conversaciones robadas en alguna mesa de café. Lo hemos visto en el Congreso, el Codelco (¿se acuerdan de los mamarrachos de Sergio Melnick?), las asesorías verbales de los hijos del senador Pizarro. Resulta increíble que alguien pague por esa basura. O se es muy tonto o se van en la parada. No hay punto intermedio.
Recuerdo que Hernán Levy tenía, cuando era socio mayoritario de Blanco y Negro, como asesor experto a un muchacho que había postulado como periodista de El Gráfico. Presentó un artículo pirateado sobre Tiger Woods como ejemplo de su trabajo. Pero tenía apellido sonoro y se vestía bien. Cayó parado en Colo Colo. Ya sabemos cómo le fue a Levy.
Otro caso gracioso fue el de DirecTV para el Mundial 2010. La agencia de medios que contrataron era manejada por chicas lindas y extraviadas. Que no sabían un carajo de fútbol ¿Chupete Suazo? ¿Quién es? Total, que para orientarse les preguntaban a sus respectivos pololos, insignes futbolistas de liga amateur, quienes terminaron elaborando gran parte de la estrategia…
Curiosamente la desinteresada oferta de la empresa asesora de comunicaciones llegó casi al mismo tiempo de la crisis en la Selección y la ANFP desatada por Claudio Bravo. No había que ser muy experto para saber qué iban a responder desde Quilín. Salah esquivó el bulto, "no me voy a referir a Claudio Bravo", y Rueda la mandó al córner diciendo que era un tema "cancelado" y que no quería hablar más "por respeto a la Federación Sueca". Es decir, se impusieron los viejos y oxidados códigos de camarín. Para eso no necesita externalizar las comunicaciones y gastar millones en estrategias engrupidas. Basta con ponerse el casete. Sale gratis.
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