Eduardo Carlezzo es el centro de la estrategia chilena para llegar al Mundial de Qatar. Si se trata de una formación futbolística, sería algo así como el volante creativo. De la cabeza del abogado brasileño deben salir las ideas para revertir un partido que se puso complicado. El Comité Disciplinario de la FIFA desestimó los argumentos que presentó para comprobar la inclusión irregular de Byron Castillo en la selección de Ecuador que disputó las últimas Eliminatorias y que consiguió la clasificación al Mundial de Qatar. Un partido, siguiendo la analogía que planteó el propio presidente de la ANFP, Pablo Milad, que Chile va perdiendo por 1-0, pero al que le quedan varios minutos por disputar. Más concretamente, dos instancias: la Cámara de Apelaciones de la FIFA y, con seguridad, el Tribunal de Arbitraje Deportivo, TAS por su sigla en francés.
Carlezzo, el elemento clave, también se juega mucho. De partida, buena parte de su prestigio como especialista en este tipo de litigios, precisamente la razón por la que la ANFP recurrió a sus servicios, después de una experiencia favorable que, finalmente, terminó transformándose en un boomerang para los intereses de Chile. En las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018, fue el mismo jurista quien guio el reclamo contra Bolivia por la misma falta que en el caso de Castillo referida a la participación del paraguayo Nelson Cabrera. En esa ocasión, la Roja se vio beneficiada por el dictamen, aunque, a la larga, terminó lamentándolo: el recálculo de las unidades que habían obtenido los altiplánicos, con la respectiva asignación a sus rivales, terminó favoreciendo a Perú, que se transformó en el quinto de la tabla y, por ende, disputó el repechaje. En la repesca, los incaicos vencieron por 2-0 a Nueva Zelanda.
Los montos
Para el profesional, la valoración no es lo único que está sobre la mesa. Como Chile, que aspira no solo a entreverarse entre las 32 mejores selecciones del mundo y, por ese logro, a asegurar los US$ 10 millones que recibe cada una de las asociaciones que consiguen clasificar al principal evento futbolístico a nivel planetario, Carlezzo brega para asegurar un monto que también resulta trascendente: el contrato que lo vincula con la ANFP establece el pago de un bono de éxito cercano a los US$ 200 mil dólares si las gestiones para obtener el cupo por la vía administrativa finalizan exitosamente. Al cambio actual, la cifra bordea los $ 180 millones.
El abogado juega, virtualmente, al todo o nada. Por toda la tramitación, lo que incluye las presentaciones ante el Comité Disciplinario, la contraofensiva ante la Cámara de Apelaciones y, eventualmente, la discusión en el TAS, acordó recibir un monto garantizado de US$ 40 mil, vale decir, $ 35 millones. El resto, literalmente, estará en disputa en cada uno de los alegatos que realice, sujeto a sus posibilidades de éxito.
Los montos responden, efectivamente, a los valores que se manejan en el mercado. De hecho, conocedores del sistema establecen que el pago fijo inicial de Carlezzo es un poco elevado, aunque establecen que el premio que está en juego cuadra con un elemento esencial en este tipo de operaciones: el beneficio al que se opta con la respectiva acción jurídica.
El paso que falta
Carlezzo y su equipo trabajan en la preparación de la apelación que deben presentar en la segunda instancia resolutiva de la FIFA. Ahí, la argumentación debe ser contundente. Inicialmente, la estrategia chilena apuntó a desacreditar la nacionalidad de Castillo. Entre las múltiples pruebas que exhibió el abogado contratado por la ANFP estaba incluido hasta el certificado de bautismo del defensor del Barcelona de Guayaquil, al margen de documentación legal que intentaba establecer que el jugador había nacido en Colombia. La FIFA no la consideró. La explicación radica en que para el organismo que rige al fútbol mundial las materias zanjadas por las autoridades formales de cada país resultan indiscutibles.
En ese contexto, la única opción que tiene Chile para convencer al tribunal de alzada es intentar probar la eventual falsificación de documentos.
De cualquier forma, antes de explorar cualquier vía de apelación, Carlezzo y sus colaboradores necesitan de un documento clave: los fundamentos del fallo del Comité Disciplinario que dilapidaron la opción jurídica de la Roja de llegar al Mundial. Y, desafortunadamente para las pretensiones nacionales, aún no existe certeza de la fecha en que las partes recibirán la crucial información, que también les servirá de base para acudir al TAS, una etapa de la disputa que se da por descontada, independientemente de la resolución que se vuelva a tomar a nivel de la FIFA.