Macarena Ramos: “Mi papá debería estar conmigo en Portugal, pero está salvando vidas en Chile”

Macarena Ramos
Maca Ramos, desde su cuarentena en Lisboa.

La hockista chilena lleva más de tres semanas en cuarentena por el coronavirus, en Lisboa. Desde allá analiza la situación en el país que la acoge y mira con cuidado a sus familiares, trabajadores de un hospital público en Santiago.



Macarena Ramos (23 años) está desde 2015 jugando en el primer nivel del hockey patín europeo. Multicampeona con el Benfica de Portugal, su actual club, también vivió un tiempo provechoso en España. Desde el otro lado del Atlántico, mira con angustia el trabajo de sus familiares, anestesistas, que sirven en un hospital público en medio de la pandemia. Ella, desde Lisboa, relata un confinamiento que ya suma 24 días.

“En un principio no fue por orden del gobierno. El Benfica nos sugirió quedarnos en casa y después se declaró el estado de emergencia. Ahora, a cumplir”.

¿Repentino el anuncio?

En Portugal la situación está bastante controlada. Si comparas números con España o Italia, estamos en una línea que no asciende mucho. Sube todos los días, pero no tan grande. Como veían que España iba a cerrar fronteras con cuarentena obligatoria, Portugal reaccionó bien y antes de que empezara a quedar la embarrada, hubo cuarentena y estado de emergencia.

Medidas anticipadas...

Creo que sí. Portugal reaccionó súper bien. Tanto clubes como universidades mandaron a todos rápidamente para sus casas. La alerta se hizo a tiempo. Las universidades de medicina en Lisboa fueron las primeras en cerrar.

¿Ha seguido la situación en Chile?

Sí, de hecho mi papá y Carlita, expareja de mi padre y mamá de dos de mis hermanos, trabajan en salud. He acompañado bastante.

¿Le ha tocado pesado a sus familiares?

Los dos son médicos anestesistas y trabajan en hospitales públicos. Están con esas máscaras que no pueden ni respirar, cubiertos enteros. Todo el día en eso, trabajando. Cuando van, están en un ambiente estresante. Hay gente que no respeta y van al hospital porque solo tienen tos. Sin empatía.

¿Qué piensa al ver de tan lejos lo que pasa en Chile?

Los países de Sudamérica pudieron reaccionar antes viendo lo que estaba pasando en Europa. Sobre todo en Italia. No estoy quedándome en cuarentena por mí. Mi pololo tiene asma crónica, controlada, pero sería peligroso para él. Todas las personas somos diferentes, pero por ser deportista y tener buen estado físico, tengo un sistema inmune un poco más fuerte. Y la gente tiene que pensar eso. No porque yo esté bien o tenga menos opciones de que me pase algo malo, dejaré de cumplir. Hay que pensar en los otros, en los mayores, en sus tíos, en todos. Mi pololo vive a cinco minutos de sus abuelos y no los puede ver, por cuidarlos. Es en favor de la sociedad, del país, de los otros, no de uno mismo.

¿A su padre y Carlita les ha tocado trabajar con contagiados?

A Carlita, sí. Intentamos no hablar mucho de esto, porque están todo el día con eso en la cabeza. Carlita trabaja con un par de funcionarios que debieron irse a la casa por coronavirus. Tanto mi papá como ella saben que tarde o temprano, quizás, se agarren el virus.

En lo deportivo, van punteras. ¿Cómo se determinó parar la liga?

Se paró después del día de la mujer, ahí jugamos el último partido. Primero se iban a parar los partidos con mucho público, después que entraran solo cien personas, luego solo los equipos y de ahí, nadie. Y se paró. Todo en un día. Me parece bien, pero fue de golpe. Ahora, en cuarentena, el Benfica nos manda planes de entrenamiento para todos los días. También un plan de nutrición para que no perdamos tanto.

Entonces, no hay decisión de si continúan o se termina la temporada.

Claro. Hay un par de hipótesis sobre la mesa. De hecho, salió un comunicado con las opciones y en principio es terminar el campeonato a finales de julio. Es una opción.

Tenían un equipo sólido.

Vamos punteras en el campeonato nacional. En la Copa de Portugal pasamos a cuartos de final. Y en la Liga Europea clasificamos a la final a cuatro, que supuestamente era la semifinal este sábado 4 y el domingo, la final. Mi papá se había comprado pasajes para venir a verme. Debería estar en Portugal conmigo, pero está salvando vidas.

¿Es un golpe para usted que su papá no haya podido viajar?

Mi papá es todo. Todo lo que he logrado ha sido gracias a él. No lo veo desde junio del año pasado. Se me pone la voz temblorosa. Mucha gente se queja de que está perdiendo mucho, que no pueden salir a carretear o juntarse con amigos, pero hay cosas más graves. Así como yo no puedo ver a mi papá por la distancia, tampoco habría podido verlo estando en Chile, porque hay gente que sale a la calle y no cumple con lo que deberían. He llorado bastante, porque uno se mentaliza con verlo, salir a pasear, a comer, ver una serie... Cosas que a lo largo del año no puedo hacer. Es difícil, pero sé que habrá una fecha mucho mejor para vernos y lo vamos a disfrutar más todavía.

En la universidad pararon las clases presenciales...

Estudio educación física. En Portugal hay tres tipos: profesora de colegio, entrenadora de equipos o entrenadora personal. Me fui por esta última. Estamos con horarios normales, pero con clases y pruebas en línea a través de Zoom. No cambió mucho, aunque es más complicado. La otra vez tuve prueba de fisiología y la profe nos dio una hora para responder 13 preguntas de media página cada una.

¿Qué le diría a quien no respeta la cuarentena?

En buen chileno, le diría muchas cosas. Pero como no corresponde, diría que se pusieran en el lugar de sus abuelos, tíos y parientes mayores. Que piensen: ¿qué pasa si a través de ellos le pasa algo a su familiar querido? ¿Qué pasa si alguien que tiene un problema se agarra el virus y le cambia la vida para siempre? Quienes no quieren cumplir están siendo egoístas. Es una pandemia asquerosa que estamos pasando, pero la vida va a continuar. No es algo de Chile, es mundial. No es como el estallido social que vivimos desde el año pasado. Es una cosa de salud, de vida o muerte para algunas personas

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