Universidad Católica tiene la gran oportunidad de clasificar este martes a los octavos de final de la Copa Libertadores de América. Los cruzados chocarán mañana, en Montevideo, con un Nacional de Uruguay muy diezmado por culpa del Covid-19.
Para que aquello se concrete este martes, el conjunto de la franja tiene que derrotar al Bolso como visitante y esperar que Argentinos Juniors le gane a Atlético Nacional de Medellín, en Buenos Aires. Cualquier otra combinación de resultados estirará el suspenso hasta la última fecha. De todas formas, la UC depende de sí misma para avanzar de ronda y así conseguir un objetivo que se le niega desde 2011.
Sin embargo, hasta hace dos semanas el tricampeón del fútbol chileno estaba virtualmente eliminado del máximo certamen de clubes a nivel continental. Dos derrotas en dos fechas, ante transandinos y colombianos, tenían al monarca criollo en la lona, colista, sin goles a favor y con una imagen futbolística muy pobre.
¿Qué hizo Gustavo Poyet para darle un giro tan rápido y radical a su equipo? El mismo uruguayo entregó una explicación, después del triunfo 3-0 sobre Unión La Calera.
“Creo que hay varios puntos. Uno es la participación de todo el plantel. El nivel ha subido enormemente en las últimas tres semanas de entrenamientos, por los jugadores que van llegando de lesiones y que van poniendo un poquito de competencia leal. Todos quieren jugar y por eso elevan su nivel. Esto no se para. Queremos mantener la consistencia los 90 minutos para tener más posibilidades de ganar”, sostuvo.
Precisamente, la vuelta de Edson Puch es una de las claves en la mejoría. Tras el remezón que significó la derrota ante Melipilla en el Torneo Nacional, el iquiqueño comenzó a ser titular. Hasta ese partido, solo llevaba un par de duelos como alternativa, ingresando en los segundos tiempos.
Su reaparición después de superar al Covid-19 le dio frescura a la UC, le aportó dinámica y desequilibrio al ataque. El juego de los cruzados dejó de ser tan previsible. Comando genera sorpresa y espacios para sus compañeros. Y así lograron la primera victoria en la Libertadores, cuando más lo necesitaban. Fue 3-1 sobre Nacional de Montevideo, en San Carlos de Apoquindo.
“Sabía de la importancia de Edson Puch en este equipo, que lo íbamos a echar de menos, pero no me gusta pensar en los que no están, pero tenemos la posibilidad de jugarlo de entrada, por la posición en que juega, y darle la posibilidad de que en algunos momento pueda recuperar, y darle minutos para que mejore en lo físico”, señaló el DT.
Ese 3-1 sobre los charrúas, en San Carlos de Apoquindo, mostró a una Católica sólida en defensa, equilibrada en el mediocampo y fuerte en el ataque. No obstante, más allá de lo futbolístico, también hubo una mejoría y un cambio en la actitud del equipo. Los cruzados pasaron de la pasividad a la acción en muy pocos días.
“Fue un tema de actitud. Entendimos un poco más lo que el profe nos quería transmitir y se notó. Anduvimos muy unidos y salimos a buscar el partido, necesitábamos hacerlo. Ahí nos hicimos muy fuertes y marcamos la diferencia. Tuvimos la mentalidad de salir a ganar, de mostrar que somos un equipo fuerte y capaces de pelear en el plano internacional”, sentenció de forma categórica Clemente Montes, quien fue una de las figuras en ese partido.
Curiosamente, luego de aquella caída ante los potros, en el Nicolás Chahuán de La Calera, el tricampeón solo cosechó victorias, con siete goles a favor y solo uno en contra (3-1 ante Nacional; 3-0 ante los cementeros y 0-1 sobre Argentinos). El arco contrario pasó a ser tan importante como el propio y hasta Poyet varió su discurso ante los medios. La idea de ser ofensivos comenzó a sonar de forma más repetida en la precordillera, a diferencia de los primeros días del exChelsea.
La mano de Poyet y la salida de Aued
La mayor justificación de Gustavo Poyet siempre fue el poco tiempo de trabajo. Durante esa mala racha en la que los de la franja sufrieron tres derrotas al hilo sin marcar un gol, el extécnico del Sunderland y del Betis se excusó en que necesitaba trabajar, que había llegado sobre la hora y, de inmediato, tuvo que competir. No dejaba de tener razón, ya que la UC hizo una pretemporada muy corta.
De hecho, en su momento más complejo, después del tropuezo ante Melipilla, el oriental llegó a decir que lo mejor sería no jugar y solo entrenar: “Sería ideal no jugar por 25 días para poder entrenar y probar otras cosas para ayudar al equipo, pero la situación es esta y la aceptamos tal cual”.
Una frase que sentenciaba al DT, porque si eso era lo que necesitaba para salir del pozo no lo iba a tener hasta la Copa América, en junio, cuando el torneo entrara en receso. Demasiado tarde.
Para fortuna del adiestrador y los hinchas cruzados, el plantel comenzó a tomarle la mano al entrenador. Claro, tuvo que sufrir una mala racha de tres derrotas seguidas y ver pasar casi dos meses desde su arribo, en reemplazo de Ariel Holan, para que se viera algo de la intensidad que Poyet prometió tras llegar a Católica.
Es con ese último concepto donde se enmarca su gran decisión técnica hasta ahora: la salida de Luciano Aued. El argentino, titular inamovible de los cruzados, pilar del tricampeonato y patrón absoluto del mediocampo, perdió el puesto ante Juan Leiva.
Y no fue un mero capricho del entrenador. Su decisión está plenamente justificada en el rendimiento de Luli. El volante de 34 años sintió mucho el desgaste de la extenuante temporada 2020, que implicó que la UC jugara un torneo largo, Copa Libertadores y Copa Sudamericana en prácticamente solo cinco meses. Entremedio, padeció una lesión muscular en el aductor izquierdo que lo tuvo casi tres semanas fuera y de la que tuvo que volver antes de lo recomendado, debido a la inminente venta de César Pinares a Gremio. De ahí en más, no volvió a recuperar su mejor forma y se le ha visto lento.
Poyet entendió que la UC necesitaba más intensidad, sobre todo, en el mediocampo. Por eso, cuando logró poner a punto a Juan Leiva (27 años), uno de los mejores mediocampistas del campeonato anterior, lo transformó en el motor del equipo. La incorporación del ex Unión La Calera ordenó la zona de volantes y le dio el equilibrio que tanto anhela. Leiva, de mayor despliegue que Aued, asimiló muy bien las necesidades estudiantiles y le dio otra cara al elenco precordillerano.
“Estamos encontrando el balance que busco, el saber defender, hacerle difícil al rival que nos meta gol y, al mismo tiempo, crear ocasiones para tratar de hacer la diferencia. Ese balance se está transformando en victorias, que es lo principal”, analizó el estratego, tras la importante victoria sobre Argentinos en La Paternal.
Si a eso se le suma el gran nivel que ha mostrado Marcelino Núñez, y la vuelta a la competencia de Felipe Gutiérrez y Francisco Silva, el equilibrio del cuadro franjeado parece garantizado, siempre y cuando las lesiones lo pemitan.
Hasta el ofuscado Fernando Zampedri ha vuelto a marcar. No es que se haya ido, pero la escasez de oportunidades de gol hacía entendible su desesperación con el estilo conservador del DT. Pese a eso, su olfato y eficacia se mantienen intactos. Mientras siga anotando, la UC de Poyet seguirá siendo peligrosa.
Aued no fue el único titular que perdió el puesto. Alfonso Parot se vio relegado por un Juan Cornejo que ha mejorado con el uruguayo, mientras que Gastón Lezcano ya no es imprescindible ante las arremetidas de Gonzalo Tapia, Clemente Montes e, incluso, Diego Valencia. Pese a no ser su posición, el Pollo ha demostrado mucho oficio por la banda. Aprendió a jugar de volante y hoy es mucho más valioso de que lo era hasta hace unos meses, cuando le costaba desempeñarse por los costados, lo que le costó muchas críticas.
Y aunque a los hinchas les duela, oiro de los grandes damnificados es Diego Buonanotte. Poyet entendió que el Enano le sirve para partidos donde la UC está cómoda y tiene el dominio del juego. Cuando los cruzados perdieron el balón ante Curicó Unido y el argentino poco podía hacer para cambiar el rumbo, lo sacó y no volvió más. Al igual que Holan y Gustavo Quinteros, el charrúa prefiere un volante de mayor despliegue, que pueda hacer la doble función de mejor forma, tales como Ignacio Saavedra, Marcelino y Leiva. Incluso, hasta el Gato y Gutiérrez pueden llegar a estar sobre el formado en River.
“Para mí, Diego (Buonanotte) tiene que jugar cuando estamos en control de partido y pueda hacer lo que hizo el primer tiempo. Como mi previsión era que iba a estar atrás y muy defensivo, no iba a poder aportar lo que él puede aportar”, comentó tras esa mezquina victoria ante Curicó, donde sus jugadores dejaron una pobre imagen en la cancha.
Poco a poco, con aciertos y errores, los cruzados se van transformando nuevamente en un equipo competitivo. De forma impensada por las dos derrotas iniciales, el tricampeón del fútbol chileno se encuentra de frente con una oportunidad de oro, que estuvo buscando durante toda la última década: los octavos de final de la Copa Libertadores. Una opción que se le presenta cuando menos lo esperaba y que encuentra a Católica en buen estado de forma, en evolución, con confianza y con la moral muy alta.