Rafael Dudamel (San Felipe, Yaracuy, 1973), suma ya casi un mes de trabajo desde que llegó a hacerse cargo de la U. Por los pasillos del Centro Deportivo Azul camina empoderado, regalando saludos a quien se le cruce, al igual como lo hace con sus jugadores cuando bajan del bus antes de cada partido. El DT llanero, a quien en su país llegaron a apodar como El Libertador, se nota contento en su nuevo desafío, el segundo lejos de casa tras un traumático -y muy breve- paso por el Atlético Mineiro de Brasil, donde apenas alcanzó a dirigir diez partidos antes de ser cesado.
Tras una pausa del fútbol junto a su familia, llegó el ofrecimiento de la U, equipo con el que ha tenido un inicio extraño entre su positivo por Covid, el que ya es cosa del pasado, y las dos suspensiones de partidos a cuestas. Él, en todo caso, se lo toma con calma y opta por ver lo positivo de haber tenido días de trabajo no contemplados.
En entrevista con La Tercera, el técnico analiza sus primeras semanas en Chile y también habla del Dudamel que emplazó a Maduro, del que no comulga con la vida nocturna de los futbolistas, del que se refleja en Beausejour y del que da vital importancia al trabajo mental.
¿Por qué Chile?, ¿por qué la U?
Esta época de pandemia fue importante tanto en mi vida profesional como familiar, porque desde los 14 años no tenía un tiempo tan largo en casa. Me permitió, así como dedico tiempo a hacer equipo, a hacer familia. Y llegó un momento cuando se empezó a reanudar el fútbol que cada 15 días aparecían dos o tres empresarios, dirigentes. Yo ya andaba con las revoluciones a un millón y no podía dejarme llevar por las emociones y, por el entusiasmo de volver a trabajar, tomar lo primero que saliera.
¿Por qué?
Tenía que ser responsable, no volver a equivocarme como me pasó en mi decisión de ir a Brasil inmediatamente después de salir de la Selección. Sentí que fue una equivocación, porque debí haber tenido un tiempo más de esperar para emocionalmente estar listo. Ahora tenía que saber elegir el momento y el lugar. Y no encontré mejor lugar, mejor club, que la U. ¿Por qué la U? Es un equipo grande, con unos objetivos bien marcados, una estructura bien desarrollada para trabajar. Y logramos cumplir con todos los pasos previos para decidirnos y trabajar juntos. Y por qué Chile, por qué Santiago, porque es encontrar calidad de vida para mí y mi familia. Profesional y familiarmente íbamos a poder juntar todo lo necesario para estar tranquilos.
La U viene de años irregulares, ¿por qué con Dudamel se le tiene que dar?
Esa pregunta la pueden responder mejor los dirigentes, porque fueron los que se decidieron por Rafael Dudamel, por mi trabajo. Yo puedo decir que desde el contexto analizado como equipo técnico, encontramos en la U todos los ingredientes para triunfar. Desde lo expresado por los dirigentes, una claridad sobre el presente, el plantel. Y lo que quieren a mediano y largo plazo. Lo que más hemos valorado como equipo técnico ha sido tener un plantel talentoso, al que le va a tocar luego reestructurarse, tras un análisis profundo de lo que hagamos estos dos meses. Estoy seguro de que si cumplimos con lo pactado en un inicio, el equipo va a retomar los lugares de privilegio a los que siempre ha estado acostumbrado y a los que merece.
¿Con qué se encontró en la U?
Me encontré con un equipo de jugadores de experiencia, de 34 a 36 años que pudiesen estar en la última etapa de sus carreras, pero que hoy, esa energía, esa experiencia, es muy valiosa para rodear y guiar a futbolistas jóvenes, de mucho talento y proyección. Al unirlos, al compactarlos, es saber determinadamente los momentos y lugares en que darles utilización a cada uno. Siento que el trabajo individual y colectivo va siendo muy productivo. Estoy satisfecho con estas primeras semanas de trabajo.
¿Se puede planificar con tanta suspensión? Hay jugadores que ya extendieron contratos hasta el 31 de enero y puede que el torneo ni siquiera finalice ahí.
Es atípico estar planificando de esta forma. Pero nuestro trabajo no es rígido, no es inflexible, todo lo contrario. Nosotros debemos tener la capacidad de reinventarnos ante cada situación o circunstancia atípica. Y desde ahí, poder encontrar, de la mano con nuestros dirigentes, las mejores decisiones. Hay una gran realidad, que es la pandemia. Nosotros vamos cumpliendo ejemplarmente los protocolos, intentando tener controlado el mayor tiempo posible el virus, pero luego están los rivales.
¿Le perjudican las suspensiones que ha vivido?
Desde esta circunstancia atípica no nos sentimos perjudicados. Lo que más necesita uno cuando llega a un equipo que ya está conformado, es tiempo de trabajo. Y nosotros vamos teniéndolo. Si estuviésemos en un nivel 8, donde lo que más nos favorece es competir, seguramente que nos veríamos perjudicados. Pero en este momento no es así, porque el tiempo de trabajo para nosotros es muy valioso.
¿Lo de Montillo ya fue o se guarda alguna esperanza de convencerlo? ¿Le gustaría que no se retire?
Él lo ha dicho públicamente: es una decisión indeclinable. Esperemos que el tiempo que le queda de contrato con el club podamos hacerle disfrutar en el día a día, en cada partido. Son decisiones personales. A él se le ha notado muy seguro y tomando en cuenta principalmente a su familia. Desde la decisión que él ha tomado, lo incorporamos, incrustamos e intentaremos disfrutarlo al máximo.
¿Cómo lidiar con un jugador, un ídolo, que está a punto de retirarse y la gente lo quiere ver jugar?
Yo atiendo el presente, y mi presente es el plantel que tenemos hoy, en el que está incluido Walter. No puedo tomar decisiones para cada partido hoy, pensando en 2021. Eso lo atenderemos en su respectivo momento. ¿Quiénes están hoy?, ¿con quién cuento?, ¿quiénes están bien?, ¿cuáles son mis decisiones para cada partido? Este es mi presente y quiero enfrentarlo con lo mejor que tengo.
¿Qué tanto se mete en la conformación de planteles, pensando en 2021?
Desde que llegué a la U, el equipo ya estaba confeccionado. Desde esos nombres incorporados nosotros vamos permanentemente conociendo y evaluando las mejores capacidades de cada uno de ellos. Ahora, pensando en 2021, sí tenemos una buena comunicación, un buen trabajo en equipo, desde la presidencia, la gerencia, los directores deportivos, en cuanto al análisis y la proyección de ese año. Pero mi mayor enfoque hoy es el plantel que tenemos para rematar de la mejor manera este campeonato.
¿Por qué le da tanta importancia al coaching? Trajo a trabajar consigo a la U a Jeremías Álvarez.
Es un trabajo fundamental, como el que hace mi preparador físico, mi preparador de arqueros, mi asistente técnico. Lo que buscamos es atender las diferentes áreas donde el futbolista debe ser potenciado, y donde debe entregársele herramientas para canalizar todas sus energías e ideas. Y la parte mental es tan importante como la física y la táctica. Al tener herramientas para manejar esa faceta, estoy seguro de que los jugadores van a llegar con una amplitud mental más clara a canalizar sus ideas. El coaching mental es una herramienta que ayuda al trabajo del técnico.
Fue arquero, ¿es el arco su puesto más importante?
Fui arquero, y lo que busco es que defensivamente nuestro equipo sea sólido, entendiendo que desde esa confianza que nos da la solidez, de ahí en adelante se trabaja con más tranquilidad.
¿Está bien cubierto el arco de la U?
Sí, tenemos el arco bien cubierto. Desde ahí, como entrenador, duermo tranquilo. Si empezamos a armarnos de atrás hacia adelante, estamos muy bien.
Tiene 47 años, ¿se sigue sintiendo jugador?
Mi cercanía, mi comunicación, no la marca mi edad, no la marca mi juventud, sí mi convicción, un principio.
¿Es permisivo, cercano, perdona las indisciplinas?
Hay muchas formas de faltar. Hay muchas cosas que pueden marcarse como indisciplina. Y de acuerdo a la gravedad se marcará la posible solución en una conversación o en una penalización. No soy permisivo a la indisciplina, a la vida nocturna, siempre busco el bien común. Pero no podemos generalizar la palabra indisciplina, porque es muy amplia. Indisciplina puede ser una llegada tarde a un entrenamiento, pero resulta que venía de atender a su hijo en una clínica. Lo importante es que la comunicación nos permita acercarnos al jugador, a llegar a acuerdos, sin ser intransigentes, sin ser radicales, pero tampoco permisivos.
¿Quiénes son sus mentores?
Trato a mis futbolistas como me gustó que me tratasen. Pero no tuve en 21 años de carrera solo a entrenadores que me tratasen como yo quería. Y como yo quería que me respetasen como ser humano. Hay entrenadores que marcaron mi carrera desde lo futbolístico y desde lo humano. Ratomir Dujkovic y César Farías en la selección de Venezuela, Cheché Hernández y Reinaldo Rueda en el Deportivo Cali. Y mientras iba creciendo y acumulando experiencias iba admirando a otros entrenadores, como al profesor Pacho Maturana, a quien puedo considerar mi mentor. Desde su sapiencia, desde su experiencia, el saber gestionar grupos humanos y a la misma vez dirigirlos. Privilegiadamente tuve la fortuna de tenerlo cerca como rival y luego dentro de mi equipo técnico.
Está la capitanía, pero los equipos también tienen otros líderes, ¿cuáles son los suyos en la U?
Fíjate: la cinta de capitán es un premio, o un reconocimiento, una designación al liderazgo ejemplar. El capitán no está para ir a tomarse la foto con los árbitros y después ir a un sorteo. El capitán está para marcar el camino ejemplarmente en el día a día. Y el capitán normalmente es la extensión de mi brazo derecho en la cancha, entonces yo soy un pulpo, porque tengo varias extensiones: Beausejour, Larrivey, Osvaldo... desde los más jóvenes en Moya, en Espinoza, en De Paul. La U tiene hoy, privilegiadamente, muchos y buenos líderes. La cinta de capitán va a ser un reconocimiento a la jerarquía y al momento. Estoy muy feliz de poder tener un equipo profesional, ejemplar, que protege y guía a los más chicos.
¿Prefiere a los futbolistas opinantes y que están a bordo de la actualidad país como Beausejour?
Me gusta un futbolista criterioso, que esté bien fundamentado culturalmente. Eso indica que dentro de la cancha también voy a tener jugadores inteligentes para resolver situaciones de fútbol, de juego. La calidad humana y el nivel cultural de Beausejour solo despierta admiración. Me identifico con Beausejour porque también fui así como futbolista, como cuando el jugador con criterio propio es capaz de opinar también en lo político, en lo social. Sencillamente hay que saber separar espacios.
En ese rol, siendo DT de Venezuela batalló por separar la política de la Federación.
En mi rol como seleccionador nacional, entendiendo que la Vinotinto era de todos, el único espacio donde nos podíamos reunir todos los venezolanos: rojos, azules, verdes, blancos, pero la política alrededor. Internamente éramos todos vinotinto. Aquí pasa igual: yo no puedo restringir a un futbolista de su conocimiento y de su deseo de opinar políticamente, pero que lo haga en su vida personal, porque internamente somos la U, somos azules.
¿Tuvo problemas por emplazar a Maduro en 2017 por la muerte de un joven de 17 años en medio de protestas?
Ninguno. Hubo un respeto absoluto hacia mi posición como entrenador de la Vinotinto. Creo que hubo un mayor reconocimiento hacia el liderazgo del entrenador nacional.