La ANFP y Pablo Milad sufren un revés. El directorio de la sede de Quilín descartó la concreción de una de las principales aspiraciones que encabeza el curicano: la disputa de un tercer torneo, que se agregara al Campeonato Nacional y a la Copa Chile. El certamen tenía un nombre tentativo: la Copa de Primera. La decisión se les hizo saber a los timoneles, considerando que TNT no puso el piso que se esperaba para transmitir los partidos que se disputarían.
La iniciativa fue descartada para 2024, pero está en planes para el 2025. Las explicaciones que se dieron tienen varias motivaciones: económicas, deportivas y de calendario. Lo concreto es que la ambiciosa propuesta que había elevado el timonel del fútbol chileno tendrá que esperar. No está claro, tampoco, hasta cuando.
¿De qué se trataba?
En Quilín tenían listo un proyecto, que les expusieron a los timoneles de los clubes. El torneo involucraría a los 16 miembros de la categoría de honor. La propuesta garantizaba la disputa de seis encuentros adicionales a los contemplados actualmente. En el mejor de los casos, para las escuadras que llegaran hasta la última instancia, la cifra llegaba a nueve compromisos. De esta forma, solo considerando el calendario interno, los equipos disputarían un mínimo de 37 duelos y un máximo de 50. Es decir, seis más que en el peor caso del escenario actual y hasta 11 si se considera el extremo más exitoso.
La Copa de Primera dividiría a los 16 clubes de la principal categoría en cuatro grupos de cuatro equipos. Los dos primeros avanzarían a cuartos de final, en partido único, lo mismo que las instancias siguientes: semifinal y final. Estaba definido que los cabezas de serie en los respectivos bombos serían los equipos que mejor rindieron en el último Campeonato Nacional Huachipato, Cobresal, Colo Colo y Palestino. Cada uno será cabeza de serie.
En la propuesta había fechas tentativas. Consideraba comenzar la disputa en los fines de semana del 22 y el 28 de enero y llegar en la primera instancia hasta la segunda semana de febrero. El problema radicaba en que esas fechas coinciden primero con el Preolímpico y luego con el inicio de las copas Libertadores y Sudamericana. La fecha FIFA de marzo ofrecía otra ventana para avanzar en la disputa del nuevo torneo, al menos hasta las semifinales. La definición se realizaría entre el 15 y el 21 de abril, la opción que ofrecía el calendario internacional, considerando que los clubes locales no tendrían partidos por las fases de grupos de las copas Libertadores ni Sudamericana.
Premios e ingresos
El gran problema es que las utilidades económicas no se condecían con los costos en que tendrían que incurrir los clubes participantes. Cada club participante partiría con $ 30 millones por intervenir en la fase de grupos. De ahí en más, comenzarían los incentivos por avanzar en el certamen. Llegar a cuartos de final reportaba, según el plan, otros $ 20 millones y entreverarse en la ronda siguiente, la semifinal, significaba otros $ 30 millones. El finalista añadiría otros $ 30 millones y el que levantara el inédito trofeo sumaría $ 50 millones.
La ANFP, a su vez, asumiría los costos de producción, estimados en $ 129.520.000 más IVA y los relativos al arbitraje y la implementación del VAR, que alcanzarían los $ 330 millones más el impuesto al valor agregado. En ese sentido, la intención era licitar los derechos de televisión de la incipiente competencia, como una forma de darle viabilidad económica a la iniciativa. En Warner, sin embargo, aseguran que la cifra era cuatro veces mayor, aproximadamente de $1.200 millones.