Socios de los clubes de golf vuelven a las canchas bajo estrictas medidas
Aunque se mantienen cerrados, varios campos están comenzando a dejar jugar golf y tenis a sus asociados. Los motivos son deportivos y económicos y desde la Federación sopesan la decisión.
El fin de semana recién pasado varios aficionados al golf respiraron tranquilos, pues luego de varios días pudieron jugar a su deporte favorito. No es que los campos hayan abierto sus puertas, todos permanecen cerrados en orden al estado de emergencia, pero algunos, especialmente los que están en condominios, crearon un protocolo para que sus socios pudieran usar las canchas, tomando en cuenta todas las medidas que ha aconsejado la autoridad y siguiendo los consejos de las organizaciones internacionales de este deporte, que hace rato había escrito protocolos para cuando la actividad regresara.
El golf es un deporte muy particular, en el que casi naturalmente se respeta siempre la distancia social. Eso en el juego y por eso algunos clubes decidieron dejar que sus socios jugaran, dejando de lado todos las acciones que pudieran ponerlos en peligro: todos los restoranes están cerrados, no hay camarines ni ningún servicio, se debe llegar hasta el tee de salida con mascarilla y hasta se prohíbe tocar las banderas. Los pagos, se hacen todos vía web.
El 1 de mayo recién pasado comenzó a atender de esa manera a sus socios el club Hacienda Chicureo, en Colina. Su presidente, Rubén Céspedes, es enfático en recalcar que “el club no está abierto, sino que da permisos de uso especial a los socios de golf y tenis para usar las canchas. Nada más. No hay empleados del club viniendo, todo la reserva y pago se hace por internet y las salidas se hacen cada 15 minutos y no 10. El socio llega directo al tee, juega y luego se va”.
En el caso de las canchas de tenis, es muy similar. “Llega, juega y se va. no hay dobles, se reserva por teléfono, no hay empleados”, remarca Céspedes.
La Hacienda tiene unos 800 socios, de los cuales más de 500 viven en el mismo condominio o muy cerca, en Chicureo. Gracias a las salidas simultáneas desde varios hoyos, hasta 16 personas pueden recorrer la cancha en cuatro grupos sin nunca toparse.
De acuerdo a Céspedes, la medida tiene también una arista social, pues los profesores de tenis y golf viven de las clases que dan, las que ahora se permiten, pero individuales o en grupos muy pequeños.
En Las Brisas de Chicureo también tienen un protocolo desde el mismo 1 de mayo para que jueguen los socios. Ignacio Basagoitia vive ahí y explica que “están cerradas todas las dependencias, no viene nadie, excepto un par de marshalls (jueces) que recorren la cancha en un carrito cuidando que se cumplan todos los protocolos. Ellos mismos van con mascarillas y mantienen el distanciamiento con todos”.
El exdirector del club expone un motivo económico también para permitir que los asociados jueguen al golf. “Nosotros somos un club más nuevo que los tradicionales de Santiago y las barreras de entrada o salida de socios son más frágiles. Ellos pagan las cuotas y no tienen servicios, si un club como el nuestro se le van 50 o 60 socios caería en una crisis enorme”.
Clubes como los de Santo Domingo, Las Lomas de La Dehesa y Valle Escondido han tomado la misma determinación, mientras que otros recintos nunca cerraron sus puertas, aunque fuera de Santiago o el Par 3 Aconcagua, en Quilicura, donde podían entrenar los profesionales.
Esta apertura restringida de los campos se da en medio de una petición hecha por la Federación de Golf a los ministerios de Salud y Deportes para poder practicar el golf. Pese a eso, el presidente de la entidad, Felipe Bertin, dice no sentirse pasado a llevar, pues “los clubes son entidades autónomas de la Federación, nosotros solo podemos aconsejar. Pero como ejemplo, yo soy del Club de Polo (San Cristóbal) y ahí no vamos a abrir creo que hasta mucho tiempo más, cuando todo esté más tranquila”.
De todas maneras, Bertin entiende las decisiones de los clubes. “Hay mucha gente sin empleo, los caddies y profesores viven de lo que hacen día a día. Pero por otro lado, también nos toca ser más empáticos, si hay gente en cuarentena, que no puede salir de su casa, aparecer jugando golf no es bueno. Hay que ver todos los lados”, dice el presidente de la Federación de Golf.
Finalmente, el timonel del golf nacional hace una diferenciación entre los amateurs y los profesionales. A estos últimos les permitiría entrenar, pues “ellos viven y necesitan de esto. Hay otros deportes, como el remo, como las hermanas Abraham, que hicieron la cuarentena entrenando en Curauma. Si se cumplen los requisitos sanitarios, no veo problemas en este caso”.
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