Cambiaron los nombres en la banca, pero el resultado fue el mismo. Universidad Católica logró un inédito tricampeonato para su historia. Un éxito que se cosechó con tres entrenadores distintos. En orden cronológico: el español Beñat San José (2018), el argentino-boliviano Gustavo Quinteros (2019) y Ariel Holan (2020), también transandino.
Y como toda gran obra, la clave del éxito está siempre en los cimientos. En este caso, la rica cantera de la franja. Porque si hay algo que ha sido un factor en común en los tres torneos es la gran cantidad de futbolistas llegados desde las inferiores. Así lo explica a El Deportivo Alfonso Garcés, el jefe de veedores de la institución: “Este es un equipo que ha sido bien conformado desde principio del año. Es cierto que tuvo un bajón físico, pero esto gran parte se debió al desgaste que tuvo al participar en otras competiciones. Lo cierto es que este tricampeonato es el resultado de un proceso que viene desde hace tiempo con énfasis en tres áreas: física, futbolística y táctica. La clave es que existe un patrón de juego que se ha mantenido gracias al aporte de muchos jugadores formados en la UC. En estos tres años, así como antes, han aparecido jóvenes que se han complementado muy bien con el primer equipo. Algunos fueron apurados en su debut, pero en general todos rindieron. Es lo que mantiene a la UC arriba todos los años. Cada temporada suben 4 ó 5 jugadores al primer equipo, los que se han podido acoplar al resto de muy buena manera”, advierte el hombre que descubrió a Gary Medel y Mauricio Isla.
Equipos diferentes
Y aunque el resultado fue el mismo, cada una de las tres versiones del equipo universitario ha mostrado características diversas. Así lo analiza Mario Lepe, el hombre que vistió más veces la camiseta cruzada. Para el Gran Capitán, la UC de San José era más pragmática que la de Quinteros. Eso, mientras la de Holan manejó otros argumentos.
“Son tres equipos totalmente diferentes. El equipo de Beñat era mucho más defensivo que los otros. Un cuadro que especulaba mucho, pero con un orden táctico que hacía que en algún momento lograran imponerse. Su gran virtud fue que logró convencer a los jugadores de que mantuvieran la paciencia, que en cualquier momento harían un gol. Quinteros, en cambio, se caracterizó por un juego más elaborado en el accionar al equipo, su Católica se dedicaba a apretar un poco más arriba para someter al rival. Holan, en tanto, es más profundo, no de armar tanto, sino de ser un equipo más punzante. Pero esto no es casualidad, la UC ha encontrado una continuidad en el trabajo. Año a año ha encontrado las piezas exactas para el recambio, pero ha mantenido la base, sobre todo con jugadores de las inferiores. Además que ha sabido sobreponerse a la gran cantidad de bajas por lesiones”, asegura el ex volante de la franja.
Las virtudes de Holan
Asimismo, Lepe destaca el trabajo táctico y físico del actual DT del campeón. Aunque también enfatizó en la llegada que ha mantenido su mensaje en los jugadores.
“Holan ha mostrado cosas muy interesantes en sus entrenamientos, en la forma de trabajar con el equipo. El problema es que con la pandemia no se han visto tanto los frutos de esas prácticas. En un torneo normal, con más tiempo para trabajar, tal vez hubiéramos visto más de su calidad y de su filosofía. Eso sí, Holan ha sabido internalizar más en lo emocional de los futbolistas, sacar sus fortalezas. Porque tenemos que entender que el chileno es distinto. Si le exiges mucho, se resiente; si no lo haces, se relaja. Es el manejo de ese tipo de cosas importantes las que lleva al éxito. Holan ha sabido cuándo apretar y cuándo soltar. Además, se nota que quiere que todos se den al ciento por ciento. Es un técnico dedicado las 24 horas; eso hace que los futbolistas internalicen su filosofía”, asegura el mediocampista de la Roja.
Una opinión muy parecida a la de Jorge Aravena, otro histórico cruzado. Según el Mortero, el equipo del argentino es más “consistente” que el de Beñat o Quinteros, una versión mejorada respecto de las dos anteriores. “Me gusta más esta Católica que la de 2018 ó 2019. Tiene un fútbol más consistente, un juego mucho más elaborado. Tiene ataques mucho más construidos. Siempre llega con bastante gente en ofensiva. También defiende buena manera, ya que muchos de sus jugadores se desdoblan en sus funciones. Perdió a jugadores importantes durante mucho tiempo en el torneo como Edson Puch o José Pedro Fuenzalida, pero supo suplir esas bajas, sobre todo con jugadores jóvenes”, define el ex entrenador de Puerto Montt.
El balance, más allá de los logros, es claro. En Católica entendieron que sobre los nombres del momento, en la cancha o en la banca, hay un proyecto madre que no se toca. Una idea que tambaleó en algún momento frente a los hinchas, pero que finalmente se impuso con cinco títulos desde 2015 a la fecha.