Un chileno frente al coronavirus desde la Primera Avenida de Nueva York
El extenista Guillermo Núñez cuenta su experiencia desde la ciudad más afectada por el Covid-19 en el mundo, y donde a juicio del otrora top ten juvenil, las medidas tomadas han sido tardías.
“Yo vivo en el piso 15 y mi ventana da a la Primera Avenida, una de las principales del lado este de Manhattan y por esta zona hay bastantes hospitales y mucho tráfico. Te puedo decir que escucho unas 50 ambulancias diarias a toda velocidad, desde la mañana hasta la noche, y ahí me doy cuenta de que realmente estoy en el epicentro de la cuestión”. Es el relato del extenista Guillermo Núñez (24 años), quien está radicado en Nueva York, la ciudad que concentra el mayor foco de Covid-19 en el mundo.
El otrora top ten juvenil, titulado de economista con mención en negocios, dejó su trabajo en Wall Street para regresar al deporte que tanto ama, aunque como entrenador. “Ahora estoy dedicado cien por ciento al tenis, estoy trabajando en un country club en Nueva York, con el proyecto de implementar una academia. Eso sí, jugar en el circuito no es opción”, dice sobre esta nueva apuesta, por la que recibe un sueldo base mientras dure la pandemia.
En Estados Unidos, las medidas tomadas por las autoridades han generado bastante controversia. “Estoy encerrado en el departamento, vivo con dos amigos más. Solamente salimos a comprar comida al supermercado. Pero aquí no hay cuarentena, es opcional”, parte señalando. Y agrega: “Está complicado, porque Nueva Jersey, que está al lado de Nueva York tiene 72 mil infectados y Nueva York tiene 220 mil. Entonces, si juntas esos dos estados son casi 300 mil, lo que sería casi el 50% de todo el país. La tasa de mortalidad no es tan alta, pero no se toman muchas medidas. No es como en Chile, donde hay cuarentena en ciertos lugares. Aquí lo más que se ha hecho es que los negocios esenciales estén abiertos y que la gente que trabaja en esos negocios tenga que usar mascarilla, pero el resto no. Tampoco te multan si andas sin mascarilla. No hay regla. Acá no pusieron cuarentena, porque es una ciudad muy grande y no la pueden parar de un día a otro, pero por alguna razón es la ciudad más infectada del mundo. Yo creo que es porque no se han tomado medidas, pero quién sabe. Hace unos días el gobernador sugirió que la gente usara máscaras si anda en la calle, pero las cosas que están anunciando las estamos haciendo hace rato. Las medidas han sido tardías”.
Guille se prepara en caso de que tenga que enfrentarse al Covid-19. No siente miedo, pero sí inquietud. “Entiendo que es un virus que no es letal, salvo para un grupo de edades, pero yo he tomado las precauciones de hacer todo lo que esté a nuestro alcance. Obviamente si te pasa, está el susto, pero yo soy de la idea de que igual nos vamos a infectar en algún momento y uno tiene que preocuparse de controlar las cosas que uno puede, como alimentarse bien y tener un buen sistema inmunológico. Si uno empieza a pensar tanto, se empieza a meter en un hoyo mental y nadie sabe la solución. Entonces, hay que intentar controlar lo que uno puede controlar, nomás. Hay que quedarse adentro nomás”, expresa.
Por otra parte, cuenta que solo lee lo justo y necesario para no caer en ese colapso mental que describe. “Intento informarme sobre cosas nuevas que se encontraron acerca de la enfermedad, intento estar aquí, leyendo, hablando con mi familia en Chile. Obviamente están preocupados, pero yo hago cosas para mantenerlos tranquilos. En Chile ellos están bien, pero inquieta un poco no saber dónde estamos parados”, afirma.
Mientras transcurre esta conversación, Núñez interrumpe para hacer una reflexión con algo que le llama la atención. “Ahora miro por la ventana y estoy viendo a una señora de 75 años, que no debería estar afuera, pero también pienso que a la vez el espacio aquí es tan chico. No es como en Chile, donde hay patio y uno puede estar regando las plantitas. Hay gente que está encerrada y se debe estar volviendo loca en su departamento. Es una línea súper fina entre hacer las cosas bien y salirte un poquito. Obviamente pienso en que hay que quedarse en la casa, pero también creo que hay un tema de salud mental”, manifiesta, sin perder el optimismo ante este escenario tan calamitoso que invade al mundo y en especial a la ciudad en la que vive.
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