Gustavo Poyet deja de ser el entrenador de Universidad Católica. A través de un comunicado publicado en su sitio web oficial, Cruzados oficializa la salida del entrenador uruguayo, quien había llegado al club a comienzos de temporada para reemplazar a Ariel Holan.
El charrúa nunca pudo convencer a los hinchas ni a la dirigencia del club de Las Condes. La derrota frente a Palestino, de este sábado, terminó por colmar la paciencia. El tricampeón del fútbol chileno figura en el quinto puesto de la tabla, muy lejos de las expectativas que se habían cifrado con la llegada del entrenador.
“Luego de conversaciones entre las partes durante esta mañana, Cruzados y Gustavo Poyet han acordado que este último no continúe al mando del Plantel Profesional a partir de esta fecha. Cruzados le desea éxito en su futuro profesional y agradece su dedicación al mando del Primer Equipo y los objetivos conseguidos, como la obtención de la Supercopa y la clasificación a los Octavos de Final de la CONMEBOL Libertadores”, manifiesta la entidad que preside Juan Tagle.
El timonel estudiantil y el gerente deportivo del club, José María Buljubasich ofrecerán una conferencia de prensa en la que se referirán a la salida del estratega y al futuro inmediato del cuadro estudiantil, lo que incluye la designación de un nuevo entrenador. En la cita también estará presente Poyet.
Las causas del fin
Varias razones motivan el alejamiento del estratega. Además de la discreta campaña, en el club estudiantil estaban descontentos con el manejo del charrúa respecto del camarín cruzado. Un estilo distante, más propio de su paso por el fútbol europeo que de la cultura sudamericana, le fue generando lejanía con sus dirigidos. Poyet tuvo varios encontrones con referentes del vestuario estudiantil, lo que profundizó las diferencias. En el entretiempo del último encuentro con Colo Colo, por ejemplo, pidió pierna fuerte “porque así se juegan los clásicos”, una definición que incomodó a los jugadores. La respuesta llegó desde uno de los máximos referentes, que se negó a aceptar la instrucción y le espetó que jugando buen fútbol la UC había conseguido los últimos tres títulos nacionales. La señal de quiebre era evidente.
Su hijo, Diego, quien oficia de uno de sus ayudantes, fue otro factor de discordia. De hecho, la tirantez de su relación con los jugadores lo llevó a enfrentarse con uno de los experimentados, el delantero Edson Puch.
Pese al magro rendimiento, traducido en el cuestionamiento de los hinchas, quienes llegaron a manifestarlo en su retorno a San Carlos de Apoquindo, la dirigencia había manifestado su respaldo a la gestión del entrenador. Ahora, sin embargo, anuncian su partida.