A eso de las 21.35 de la noche de este jueves, las crónicas deportivas debiesen haber estado volcadas a hablar sobre el desempeño de Arturo Vidal, Alexis Sánchez y Charles Aránguiz en el mítico Centenario de Montevideo. Pero no. El coronavirus quiso que el duelo ante Uruguay con que la Roja arrancaría desde las 19.45 horas su camino a Qatar 2022 se postergue. Y sin fecha clara para su realización.

La historia que pudo haber sido escrita y que no fue será muy distinta a la que terminará siendo. Desde los nominados a los sanos. La realidad que vivía y vivirá uno y otro equipo también será factor.

Y para Chile, curiosamente, significó que sus últimos cuatro partidos programados hayan sido cancelados o pospuestos: los amistosos con Perú y Bolivia de noviembre pasado se suspendieron por el estallido social, y ahora, el que debía jugar esta noche ante Uruguay y el que debía sostener el próximo martes frente a Colombia, lo mismo, pero ahora por el Covid-19.

Las suspensiones significarán que Reinaldo Rueda complete casi un año sin poder ver en cancha a sus dirigidos: el último duelo del Equipo de Todos fue el 15 de octubre de 2019 ante Guinea, en Alicante. Fue un amistoso que a esa altura ya tenía a varios de los convocados liberados de la concentración y en el que se probaron algunas alternativas.

De ese día ya han transcurrido cinco meses y 11 días. Y si ya era demasiado tiempo sin jugar como para haber enfrentado el inicio de las Eliminatorias, en el mejor de los casos Chile pasará diez meses y 15 días sin jugar un partido, si es que la FIFA acepta la petición de Conmebol de arrancar ese mes el proceso clasificatorio de Sudamérica. Si es que no, se podría llegar a un año sin jugar.

El técnico colombiano de la Selección ha intentó hacerle frente al chaparrón con un microciclo la última semana de febrero que causó más ruido que otra cosa. Si incluso una gira que tenía programada por Europa le fue cancelada por el virus. La situación en Pinto Durán, que a esta altura fue ofrecido como centro para enfrentar la crisis sanitaria, es desoladora. Los trabajos ahí se remiten a selecciones juveniles.

El de esta noche iba a ser el primer partido por los puntos desde la Copa América de Brasil. El primero, por cierto, con Claudio Bravo y Arturo Vidal volviendo a defender juntos a Chile en una competición oficial luego de su público y bullado distanciamiento. Rei entendió que no podía seguir prescindiendo del arquero del Manchester City. Y en realidad de ningún otro, porque el proceso arrancaría, según estaba planeado en Juan Pinto Durán, con todos, a excepción de Marcelo Díaz, quien aún no entra en los planes del seleccionador.

La larga búsqueda del caleño lo había hecho concluir que la columna vertebral de la generación dorada deberá seguir tirando del carro, más algunas incrustaciones que ya se habían hecho fijos, como Erick Pulgar y Guillermo Maripán.

Como sea, cuando se juegue ese cotejo la realidad para la Roja será muy distinta. Para Uruguay también, por ejemplo. Porque si es que el calendario se respeta, ahora la Celeste sí contará con Luis Suárez, Lucas Torreira y Maximiliano Gómez, quienes estaban lesionados y ahora tendrán tiempo suficiente para recuperarse.

Esa ya será otra historia. La de este jueves ya no fue. Y Rueda sigue sumando capítulos a un tortuoso paso por la banca de Chile.