Hace algunas semanas, Matías Rodríguez, hoy por hoy capitán de la U, reconoció que sus hábitos de alimentación están cambiando: menos carnes, más verduras. Hace algún tiempo, el lateral está dando el paso al vegetarianismo.

“Estoy intentando serlo. No es que sea forzado, me acostumbré a no consumir tantas carnes rojas. He ido de a poquito, me he sentido bien. Es tema de gustos”, contó en una actividad por Zoom a la que tuvo acceso La Tercera.

En Universidad de Chile están al tanto del paso de Rodríguez. El cuerpo médico, de hecho, está encima de la alimentación de cada uno de sus jugadores a través de la nutricionista del club. Cada futbolista tiene una pauta de acuerdo a sus requerimientos y estas van cambiando acorde a sus mediciones o necesidades específicas.

“En el plantel ha habido un cambio progresivo en el tipo y forma de alimentación en los últimos dos años, con mejores resultados en disminución en el número de lesiones músculo-tendinosas y tiempos de recuperación”, explica Fernando Radice, médico de los azules. En efecto, dentro del plantel del chuncho hay más jugadores que siguen tendencias vegetarianas e incluso veganas.

Rodríguez, que aún no es del todo estricto con su dieta por el contexto de la pandemia, pero que apunta eso, contó aquella vez que durante el encierro, por ejemplo, ha comido pollo. “Si no estoy compitiendo, no estoy haciendo nada, me puedo dar algún gusto”, reveló el argentino.

Pero, ¿cuánto afecta en un deportista el cambio de dieta? “El consumo de proteínas de origen vegetal (legumbres) es más eficiente que las de origen animal (carnes y pescados) que son en general procesados o criados bajo condiciones que requieren hormonas y antibióticos”, explica Radice, antes de añadir que por eso “el cambio en la alimentación genera mejor rendimiento, mayor capacidad de recuperación y menor incidencia de procesos inflamatorios, como tendinitis”.

El mismo profesional cuenta que en la suplementación de vitaminas y elementos como zinc o magnesio está balanceado y constantemente controlado con exámenes de laboratorio. “En resumen, dietas más veganas son más eficientes y beneficiosas en el rendimiento físico y cuidados del organismo. Es más sano”, asevera. En el caso de la U, dicen desde el club, se seleccionan y llevan a cabo de manera cuidadosa las opciones alimentarias.

La nutricionista María José Orozco reseña que los deportistas de alto rendimiento tienen un requerimiento más alto de los nutrientes, “pero bien planificado no hay ningún problema”. Explica que quizás al principio de una dieta vegetariana pueda haber alguna alteración gastrointestinal, porque se necesita más volumen de algunos alimentos, “pero si el paciente está decidido en seguir de esa forma y los malestares cesan, no hay ningún problema con que siga vegetariano o vegano, pero siempre tiene que ir con cálculo de macro y micro nutrientes para cada persona”.

Justamente, Orozco hace hincapié en lo personalizado que esto debe llevarse a cabo: “Se puede lograr, no hay ningún problema, siempre y cuando estén planificadas las proteínas y las grasas, porque normalmente hay mucha gente que deja de lado la grasa y hay muchas vitaminas liposolubles que se absorben con ella. No hay ningún problema con que lo hagan, pero hay que evaluar caso a caso”.

El vegetarianismo en el mundo del deporte

Lo de Rodríguez no es algo anormal en el deporte. La alta competencia ya conoce de varios exponentes de esta forma de vida. Hay muchos (y muy exitosos, por cierto), que siguen dietas alejadas de los nutrientes que aporta el mundo animal. Lewis Hamilton, Morgan Mitchell, Novak Djokovic, Chris Paul, Carl Lewis, Héctor Bellerín, Jermain Defoe, Venus Williams y Kyrie Irving son solo algunos de ellos.

Quizás si el caso más emblemático es el de Carl Lewis. En 1990, el multicampeón olímpico contó: “Me di cuenta de que una persona no necesita las proteínas de la carne para ser un atleta de éxito. De hecho, mi mejor año de competición fue el primero que empecé a seguir una dieta vegana”.

Si bien a Djokovik no le gusta mucho hablar de su vida personal, el tenista número 1 del mundo alguna vez contó que come pescado de vez en cuando, “pero aparte de eso, todos los alimentos son orgánicos y de origen vegetal (…) he descubierto que este es el estilo de vida que me da más éxito dentro y fuera de la cancha”.

“Mi dieta no solo ha cambiado mi juego, ha cambiado mi vida, mi bienestar. Y si me siento mejor, eso obviamente se traslada a mi vida profesional. Comer vegano me hace más consciente de mi cuerpo en la cancha, más alerta. Retiré las toxinas de mi cuerpo, y con ellas se fue toda la inflamación y otras cosas que estaban alterando mis niveles de energía”, contó.

Héctor Bellerín, futbolista español del Arsenal, explicó en una entrevista que su objetivo inicial fue probar el vegetarianismo durante tres semanas, “pero la mejora que sentí en mi cuerpo fue tan grande que decidí seguir”.

El caso de la tenista estadounidense Venus Williams es distinto: ella inició una nueva forma de alimentación tras ser diagnosticada con el síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune que estuvo a punto de retirarla del alto rendimiento. Fue así como inició una dieta vegetal y cruda, aunque ha contado que de vez en cuando hace pequeñas “trampas”. Para apoyarla, su hermana Serena también adoptó una dieta vegetariana.

En la NBA también se ha transformado en tendencia. Irving señaló alguna vez que su capacidad de driblar tan rápido se debía a algo simple. “Es sencillo: una dieta en base a plantas”. Chris Paul, campeón olímpico en Beijing y Londres, describió los efectos de su nueva alimentación en una entrevista: “Elegí una vida basada en plantas. Hasta aquí todo bien. No es fácil. Pero para mí está funcionando. Empecé las comidas a base de plantas en junio. Te digo: lo extrañaba. Pensé que necesitaba un ala de pollo o algo así. Pero de alguna manera lo logré”.