La tesis levantada por la oposición para convertir la segunda vuelta de elección de gobernadores en un plebiscito al gobierno, al menos fracasó en la zona Metropolitana y Valparaíso, las dos regiones más populosas y con mayor peso electoral.
En la zona capitalina, el actual jefe regional, Claudio Orrego (independiente ex DC) se impuso por 54% de los votos contra un 45% de Francisco Orrego (RN), en lo que fue el principal duelo de estos comicios, ya que la Metropolitana representa más de un 38% del padrón electoral.
“Ganamos una batalla en beneficio de la ciudadanía y no un plebiscito”, dijo Claudio Orrego, al darse por vencedor cerca de las 19.30 de este domingo. El jefe regional, quien festejó en su comando junto a alcaldes y dirigentes oficialistas, también recibió en la noche un llamado del Presidente Gabriel Boric para felicitarlo.
En Valparaíso, en tanto, fue reelegido también el gobernador Rodrigo Mundaca (independiente Frente Amplio) con una ventaja mucho más amplia: 62% versus un 37% de su contendora de Chile Vamos, la exdiputada María José Hoffmann (UDI).
Las fuerzas gubernamentales y sus aliados también se impusieron en Atacama, O’Higgins y Antofagasta, que se resolvió entre dos figuras ligadas al oficialismo. Allí Ricardo Díaz (indep.) le ganó a la exministra Marcela Hernando (radical).
En la primera vuelta los candidatos apoyados por grupos partidarios y aliados del gobierno ya habían triunfado en Tarapacá, Ñuble, Valdivia y Magallanes.
En el caso de La Araucanía, si bien triunfó el exdiputado René Saffirio con el apoyo del oficialismo, él mismo se ha encargado de remarcar su autonomía. En esta región Saffirio desbancó al gobernador Luciano Rivas (indep.), quien era apoyado por Chile Vamos.
Población gobernada
A nivel nacional, el oficialismo se quedó con las gobernaciones de 9 de las 16 regiones, sin contar a La Araucanía. Sin embargo, si se considera a Saffirio, las fuerzas de izquierda y centroizquierda controlarán 10 regiones, casi triplicando la población gobernada en manos de la oposición.
A partir de estos resultados, la derecha gobernará a 4.922.744 personas en el plano regional, mientras que el oficialismo (sin considerar La Araucanía) tendrá a su cargo 13.736.714 de habitantes, pero si se le suma población de la Novena Región sumarían 1.019.548 más.
Por su parte, la derecha se quedó con seis gobernaciones (Arica, Coquimbo, Maule, Biobío y Los Lagos, además de Aysén, cuya elección se definió en primera vuelta). El principal premio de consuelo para las fuerzas opositoras fue la Región del Biobío, donde Sergio Giacaman (indep. UDI), logró un aplastante 72% en el balotaje contra el exsenador Alejandro Navarro (indep. FREVS) y se convirtió en primera mayoría nacional.
Aunque los resultados eran más bajos que los que esperaba la oposición, sus principales figuras políticas, entre ellas, la alcaldesa de Providencia y presidenciable de Chile Vamos, Evelyn Matthei (UDI), optaron por ver el vaso medio lleno, porque igual se logró acortar la brecha y arrebatarle gobernaciones al oficialismo. En los comicios de 2021, solo La Araucanía era liderada por el jefe regional de derecha (Rivas).
“Pasar de un gobernador a seis gobernadores, perdón, yo lo encuentro una maravilla”, dijo Matthei, quien aplaudió especialmente la votación de Francisco Orrego.
“Nadie creía que iba a ser pasado a segunda vuelta y la verdad es que ha llegado un 46% de la votación en la Región Metropolitana, siendo prácticamente un desconocido hace cuatro años. Un hombre trabajador, un hombre apasionado, un hombre que ha hecho una campaña increíble. Yo le vengo a dar un abrazo enorme porque Pancho que hay aquí, plantado como la segunda persona que más votos tiene en Chile”, remarcó.
Sin embargo, hasta el viernes en La Moneda confiaban en un triunfo apretado en Valparaíso con Mundaca y que Claudio Orrego se iba a imponer con al menos 7 puntos de diferencia.
Por lo tanto, el hecho de lograr una votación incluso más favorable en ambas regiones se convirtió en un golpe anímico para el oficialismo, donde, además, leyeron este resultado como una derrota de Chile Vamos y su abanderada, ya que ellos mismos intentaron convertir estos balotajes regionales en un plebiscito al gobierno del Presidente Gabriel Boric.
“La oposición plebiscitó esta elección y la perdió”, comentó anoche la senadora y presidenta del PS, Paulina Vodanovic.
Dentro de las novedades de esta elección, ninguna mujer fue elegida gobernadora y de los 13 jefes regionales que fueron a la reelección, nueve de ellos triunfaron.
Además, 10 de los 11 candidatos que en las elecciones del 26 y 27 de octubre obtuvieron la primera mayoría se impusieron en el balotaje. La única excepción fue la gobernadora Cristina Bravo (DC), quien perdió ante el exdiputado Pedro Pablo Álvarez-Salamanca (UDI).
Perdedores
A pesar de los balances positivos de los dos principales bloques, hubo partidos que no pudieron celebrar.
La más damnificada fue la DC, que en las elecciones anteriores había ganado en 4 regiones, incluyendo a Claudio Orrego, que entonces militaba en la Falange. Ahora con él fuera del partido y la decisión del jefe regional de Los Lagos, Patricio Vallespín (DC) de no ir a reelección, la colectividad solo llegó con dos apuestas a estos comicios de segunda vuelta: los actuales gobernadores Cristina Bravo (Maule) y Jorge Díaz (Arica), quienes fueron derrotados por sus retadores de oposición.
El caso de Bravo era incluso más doloroso para DC, porque ella no renunció a la gobernación antes de 15 de noviembre, lo que habría permitido iniciar una carrera parlamentaria en caso de perder, ya que la Constitución obliga a ciertas autoridades a renunciar un año antes de los comicios para los escaños del Congreso. Díaz, en todo caso, tomó la prevención y dimitió al cargo regional el 14 de noviembre, a pesar de que igual continuaba en carrera este fin de semana para intentar reelegirse.
El Partido Republicano, en tanto, tampoco pudo festejar, ya que sus candidatos en competencia fueron derrotados: Claudia Reyes, en Los Lagos, perdió ante el RN, el exdiputado Alejandro Santana; y Fernando Ugarte, en O’Higgins, cayó frente al socialista Pablo Silva.
El PC, por su parte, también se quedó con las manos vacías, luego de que la única carta que tenían en juego, el exconsejero regional Javier Vega, perdiera a manos del postulante de Chile Vamos, Cristóbal Juliá (indep. Evópoli).
Balance de La Moneda
Esta vez no hubo un escenario en el centro del patio Los Naranjos de La Moneda ni los 46 focos que iluminaron la última puesta en escena.
El Presidente Boric prefirió una planificación menos grandilocuente para esperar los resultados, a diferencia de la que se realizó el pasado domingo 27 de octubre, cuando se invitó a los presidentes de los ocho partidos políticos del oficialismo y algunos alcaldes vencedores.
De todas maneras, desde ayer temprano en el gobierno buscaban abrazar a Claudio Orrego en caso de que triunfara en la RM y querían que estuviera en la noche en La Moneda. Al final quedó confirmado que el encuentro con el Mandatario será este lunes.
En el gobierno miraban el resultado de la RM con inquietud, porque esta es la región del país donde más se podría haber sentido el efecto adverso del caso del exsubsecretario Manuel Monsalve, quien fue acusado de violación.
Pero apenas se fueron cerrando las mesas, quedó claro que los resultados serían favorables al oficialismo. Pasadas las 18.30, las pocas autoridades y asesores que se encontraban en Palacio no escondían sus sonrisas al pasar.
Cerca de las 21 horas, el Presidente hizo un balance de la jornada en el que hizo una velada crítica a Francisco Orrego y a los candidatos que apostaron por la polarización. “Ganó la unidad, ganaron los acuerdos, el diálogo como forma de hacer avanzar las regiones y perdió la política de la agresividad, de la polarización y de los discursos de odio”, dijo.
Junto con ello, reconoció que el triunfo del oficialismo en varias regiones. “Constituye un claro llamado a seguir trabajando en la agenda que hemos venido impulsando en beneficio para Chile y su gente, aumentar los salarios, estabilizar la economía, mejorar la calidad de vida frente a las deudas que se generaron, por ejemplo, con el crédito con aval del Estado o pagando deudas históricas como la que se tenía con los profesores jubilados”.
Tensiones
A pesar de que los derrotados en cada región reconocieron tempranamente los triunfos de sus adversarios, la jornada electoral tuvo un par de momentos tensos.
En la mañana, tras votar, el alcalde de Maipú y generalísimo de Claudio Orrego, Tomás Vodanovic (Frente Amplio), manifestó su inquietud si Francisco Orrego (RN) hubiese ganado las elecciones. “Dentro de los alcaldes tenemos una preocupación de poder sentarnos a trabajar en la mesa con alguien que nos ha insultado públicamente, que nos ha denostado, que se ha declarado abiertamente, por ejemplo, anticomunista”, señaló Vodanovic, quien agregó que un gobernador debiera sentarse a trabajar con los jefes comunales independiente de sus color político, pero que “claramente esa cuestión se ve dificultada cuando quien tienes al frente una persona que, por ejemplo, de mí ha dicho que soy un mentiroso patológico”.
Desde Paine, el presidenciable del Partido Republicano, José Antonio Kast, le respondió. Tras emitir su sufragio, hizo un llamado “a todas las personas que hoy día ejercen algún tipo de liderazgo, que no hagan intervención electoral” y acusó a Vodanovic de hacer “intervencionismo político”. “Creo que el Servel debería tomar cartas en este asunto, porque fue una muy clara intervención electoral”, añadió.
Por su parte, la alcaldesa Matthei (UDI), dijo que Vodanovic es un “liderazgo que no le hace bien a la política, a la ciudad ni al país... Me da pena que Tomás caiga en eso, no me esperaba eso de él”.
Francisco Orrego, en tanto, señaló que si hubiera triunfado su primera reunión iba a ser con el alcalde de Maipú. “Lo vamos a ir a buscar a su oficina”, expresó.
En el Biobío, las tensiones derivaron incluso en que el ganador Sergio Giacaman (independiente UDI) anunciara una querella por injurias y calumnias contra su competidor del oficialismo, el exsenador Alejandro Navarro (independiente-FREVS). En la mañana, Navarro había dicho que Giacaman era un “cobarde” por no haber querido hacer un debate, ya que a su juicio estaba “en juego la transparencia versus la corrupción”.