El año de Weinstein y la caída de Hollywood
En octubre de 2017, el productor más poderoso del cine fue acusado de abuso y acoso sexual, revelando de paso algunos de los secretos más oscuros de una industria aún golpeada por los efectos del escándalo y el movimiento social que el caso generó.
El jueves, la televisión por cable norteamericana tuvo uno de sus eventos televisivos más vistos del año, con 11 millones de espectadores sintonizando durante casi nueve horas. Más que cualquier episodio de una serie que haya estrenado HBO este año. Pero lo que congregó a tal cantidad de televidentes no fue una nueva ficción sino una comisión senatorial: la audiencia del nominado a la Corte Suprema Brett Kavanaugh y la psicóloga Christine Blasey Ford, quien acusa al magistrado de haber intentado violarla hace casi tres décadas.
Es natural que un escándalo así genere interés masivo, pero no deja de ser llamativo que ocurra en el mismo país donde hace dos años poco importó que un candidato presidencial básicamente admitiera abusar sexualmente de mujeres. Resultó electo de todas formas. El cambio de interpretación en tan corto tiempo no fue gatillado por el mundo político sino por Hollywood, con una fecha que quedará grabada para siempre en la industria: el 5 de octubre de 2017, el día en que The New York Times publicó las primeras denuncias en contra del productor ganador del Oscar Harvey Weinstein, quien, según revelaba el reportaje, utilizó su poder para acosar y abusar sexualmente de mujeres por casi tres décadas. Cinco días después, la situación escaló cuando la revista The New Yorker publicó 13 nuevas denuncias, que incluían tres casos de violación.
Cuando se cumple un año de ese hito, la industria del entretenimiento sigue enfrentando las consecuencias. Porque, como es sabido, en los 12 meses que siguieron, el productor -hoy acusado por más de 80 mujeres- no fue el único en caer. Actores como Kevin Spacey y Jeffrey Tambor, comediantes como Louis C.K., ejecutivos como John Lasseter (Disney), Roy Price (Amazon) y Leslie Moonves (CBS), rostros televisivos como Matt Lauer, y una lista de nombres cada vez más extensa, han dejado en claro que Weinstein no era un caso aislado. Una situación que además traspasó fronteras y llegó incluso a Chile, con las mediáticas denuncias contra los directores Herval Abreu y Nicolás López.
Voces silenciadas por años, como la de la actriz Rose McGowan, se alzaron en un movimiento que emplazó desde Hollywood hasta la Casa Blanca. Un año después, la industria sigue mareada, buscando cómo navegar un mundo que pareciera haber cambiado profundamente desde el pasado 5 de octubre.
Justicia retroactiva
Los reales cambios producidos por el llamado "Efecto Weinstein" aún son materia de debate. En agosto, The New York Times publicó una columna titulada "¿Ha cambiado algo en el Hollywood post #MeToo?", argumentando que la falta de condena del medio a Moonves, despedido de CBS tras múltiples acusaciones de acoso sexual, habla de un sector aún temeroso de referirse al tema en público. Algo que refutó el portal The Wrap, afirmando que es imposible entender los últimos 12 meses sin aceptar que las cosas cambiaron.
A favor de esta última tesis sobran argumentos. Entre los formales, hay transformaciones estructurales, como los nuevos reglamentos establecidos tanto por el sindicato de productores como de guionistas de Hollywood para combatir el acoso sexual, hasta las modificaciones en los contratos que implican escenas de desnudos, en donde las actrices ahora exigen el derecho a vetar el resultado final o demandar a los estudios si escenas íntimas descartadas terminan filtrándose en la web.
Pero quizás la transformación mayor ha sido implícita, con las reivindicaciones morales del presente permeando hasta las faltas del pasado. Algo que ayuda a explicar, por ejemplo, por qué recién este año múltiples actores comenzaron a repudiar públicamente a Woody Allen, a causa de acusaciones que datan de décadas. O por qué el comediante Bill Cosby finalmente fue encontrado culpable en abril de abuso sexual, tras decenas de denuncias y un juicio que no logró llegar a un veredicto en 2017. Esta semana se transformó en la primera celebridad en ser encarcelada en la era #MeToo. El mismo Weinstein también espera enfrentar un juicio por cargos de violación. Hasta hace no mucho, las consecuencias penales para los abusadores eran inexistentes.
No todos los cambios han sido unánimemente aceptados. La política de "tolerancia cero" que ha implementado la industria, que ha significado el despido del director James Gunn de Guardianes de la Galaxia 3 por comentarios insensibles en Twitter de hace más de una década, por ejemplo, ha generado debate sobre hasta qué punto se castiga a todas las faltas de la misma forma.
La respuesta definitiva se ve lejana. Un año pareciera ser poco tiempo para una industria que aún lucha por levantarse tras su transformación más extrema.
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