La difícil convivencia entre el humor televisivo y los nuevos tiempos
Esta semana, dos representantes de un humor incubado hace más de una década, Yerko Puchento y CQC, fueron criticados por chistes considerados "machistas".
La cara desencajada de la modelo Daniella Chávez fue el primer indicio de molestia. Después, el descargo fue directo: "Yerko, es Daniella Karina, no Carlina. Si me quieres decir prostituta, me lo dices a la cara", así encaró la conejita Playboy chilena a Daniel Alcaíno, el actor tras el personaje cómico Yerko Puchento, que en su rutina del pasado jueves en Vértigo bromeó con el segundo nombre de la modelo, haciendo alusión al extinto prostíbulo capitalino La tía Carlina.
Luego la mujer de 32 años fue eliminada del estelar y tuiteó: "No es primera vez que estaba en Vértigo, sé a lo que venía, pero de ahí a tener que aguantar faltas de respeto como la de Yerko no lo acepto". Después disparó contra los animadores y amenazó con acciones judiciales. A la par, en redes sociales se criticaba la rutina del personaje, quien remató su actuación con un discurso de corte feminista, por lo que se abucheó su suerte de "doble estándar".
Pero más allá del caso de Vértigo y su figura más emblemática, la fricción entre Yerko Puchento y Chávez, y entre la figura y las redes sociales, revela el cortocircuito que hay entre un tipo de humor televisivo y la sensibilidad de los nuevos tiempos, vinculados a la igualdad de género y a no replicar bromas o chistes donde se cosifica a la mujer. En rigor, se trata de apuestas cómicas incubadas hace más de 15 años, en los albores del nuevo siglo, limitando con los 90 y que, según algunos análisis, no se han adaptado a los nuevos rumbos sociales, incluyendo el respeto por las minorías sexuales.
"Claro que el humor debe adaptarse a las nuevas circunstancias, y hay que tener harto tino hoy. En los 70 y en los 80 el humor era súper blanco, pero era discriminatorio con los gays, había bullying con ellos", dice Juan Carlos "Palta" Meléndez, figura de la vieja escuela de la comedia nacional.
Luego sigue: "es más difícil hacer humor hoy que antes. Hoy es más difícil por las sensibilidades, porque hay otra mirada. A veces, los chilenos tenemos ataques de hipermoralidad. Con los amigos tienen un humor muy directo, sin embargo, para hacerlo público a través de las redes sociales muchos lavan su imagen, encuentran grosero esto, que esto me parece de mal gusto, cuando los chilenos tenemos un doble estándar potente".
Pero esta última semana no solo Yerko ha hecho noticia por estos temas. Gonzalo Feito, notero histórico de Caiga Quien Caiga (CQC), que ahora se emite por CHV, debió enfrentar críticas de medios como el diario El País de España. Una serie de dardos muy parecidos a los que tuvo Vértigo: y también, en el caso de CQC, se trata de un espacio con origen hace más de una década.
En medio de la rueda de prensa por la película Todos lo saben, de Asghar Farhadi, en el inicio del Festival de Cannes, y donde los actores españoles Javier Bardem y Penélope Cruz trabajan juntos, el notero le preguntó en broma a Bardem: ¿qué se siente ser el único hombre que disfrutaba trabajando con su mujer? Bardem reaccionó: "La pregunta es de un mal gusto tremendo".
"Más que nada, Feito se equivocó, porque hizo un viaje grande, largo. El problema fue hacer una mala pregunta, más que una pregunta machista. Porque, misógina no la encuentro. Se farreó, quizás, a estrellas de cine", dice el productor y notero de CQC Italo Franzani. Mientras que desde CHV apoyan al notero y defienden la opción humorística del espacio: "Todo el mundo conoce el estilo CQC: saben que incomoda y molesta. Siempre ha sido un programa cuyo humor se basa precisamente en provocar reacciones inesperadas y generar controversia. Por esto es que son muy pocos a los que les gusta ser abordados por CQC. Sin embargo, aquellos que juegan con esa ironía, son los que aprovechan la oportunidad de hacer humor con mirada distinta".
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