El malestar de las instituciones con las parodias no es nuevo. En 1938, el Presidente Arturo Alessandri Palma ordenó requisar los números de la revista satírica que incluía una caricatura donde se le acusaba de falta de valor ante Carlos Ibáñez, su máximo rival político. Posteriormente, reconoció que fue un error. “No puedo negar que la orden para ejecutar un atropello fue un grandísimo error que, lejos de borrar el efecto de la caricatura, aumentaría su circulación por el estrépito del escándalo”, señaló en sus memorias.
20 abr 2021 09:28 AM