Esperamos con ansias las vacaciones, organizamos cada minuto para disfrutar al máximo, pero cuando llega el momento, nos enfermamos. Cualquiera diría que es mala suerte o casualidad. Pero no es así, o al menos no siempre es así. En ocasiones la razón es que durante el año no nos damos cuenta del estrés que acumulamos sorteando las exigencias diarias de la vida, hasta que tenemos un descanso y lo vemos manifestado en nuestro cuerpo.
Valentina González y Collage: Ignacia Errázuriz
28 feb 2024 10:21 AM