En noviembre de 1879, el ejército aliado peruano-boliviano se aprestaba para efectuar una maniobra conjunta de ataque contra el ejército chileno, recién desembarcado en Pisagua. Para eso se requería una dura marcha por el desierto del presidente boliviano, general Hilarión Daza, para atacar junto al general peruano Juan Buendía. Todo parecía ir según lo planeado, pero el caudillo altiplánico nunca llegó, en uno de los episodios más insólitos del conflicto. Acá la historia de un hecho referido como retirada, una contramarcha, o una traición.