Un UDI histórico que llevaba 30 años en el Congreso después de haber sido alcalde designado por Pinochet, de cuya figura nunca ha renegado, y que fue un celoso fiscalizador de los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, es el tercer ministro del Interior del Presidente. Su historial de hombre duro apunta a ordenar al revuelto sector y le concede un triunfo Van Rysselberghe, tras descartarse la llegada de Evelyn Matthei. Aunque tiene redes en la oposición, su llegada instala dudas en ese sector.