El proyecto Aula Segura fue un triunfo para el gobierno, pese a las modificaciones de la oposición en el Congreso. La iniciativa logró cambiar completamente la conversación en torno a la enseñanza pública: la puso en el ámbito de la criminalidad, un área en el que la derecha se maneja acudiendo al alfabeto del temor, aquel que invoca palabras fuertes como antídoto, medidas inmediatas como el castigo y la expulsión. El gobierno echó mano del "sentido común", ese universo irreflexivo y cómodo que busca soluciones simples a problemas complejos, iniciativas que lucen obvias, populares y rápidas y que, por lo general, van a contramano de lo que indican los especialistas.