La caligrafía parece ser uno de los efectos más importantes que The wall, el disco de Pink Floyd publicado en 1979, tuvo sobre la generación de adolescentes ochenteros.
Ricardo Martínez
2 dic 2019 11:20 AM
La caligrafía parece ser uno de los efectos más importantes que The wall, el disco de Pink Floyd publicado en 1979, tuvo sobre la generación de adolescentes ochenteros.
El 30 de noviembre de 1979, Pink Floyd editó The wall. Una ópera rock de alto contenido político y social que marcó un hito en el desarrollo de los shows superventas.
En 1979, entre el ascenso de la revolución islámica, el triunfo del sandinismo, y otros sucesos, Pink Floyd lanzó uno de sus discos más emblemáticos. La alienación y la desesperanza fueron parte de un trabajo titánico en que Roger Waters equilibró con habilidad su historia personal y el malestar social, con un gran rendimiento comercial.
El 30 de noviembre de 1979, los británicos Pink Floyd editaron The Wall, una ópera rock doble y cíclica, para la cual Waters acudió al artista Gerald Scarfe al momento de crear todo el aspecto visual, incluidos cada uno de sus personajes. El caricaturista británico, que además realizó los segmentos animados que acompañaron tanto la gira como el abrumador filme de Alan Parker, conversa con Culto a 40 años de una obra cuya vigencia no se derrumba.
En una nueva batalla musical, los críticos de música de Culto, Andrés Panes y Nuno Veloso, debaten cuál es el mejor disco de Pink Floyd. Mientras uno aplaude Animals, el otro elogia The wall.
Quien fuera la voz de Pink Floyd, se refirió a las manifestaciones que actualmente se desarrollan en el país. Recordando su encuentro con Sebastián Piñera en el marco de la gira The Wall en 2012, alabó la fuerza de los cacerolazos y condenó la violencia policial.
La música de vanguardia, la del virtuosismo y la experimentación, tiene en los chilenos a uno de sus públicos más fieles. Así lo comprueban las cifras del streaming y la cartelera de conciertos. La reciente visita de King Crimson, el show del año, fue la última gran huella del culto.
En octubre de 1969, el grupo que por entonces contaba con Robert Fripp, Greg Lake y otros tantos, lanzó su álbum debut que desafió lo que sonaba por entonces. Tomando distancia del blues y el rock and roll, la banda recurrió a la música clásica, el jazz y otros sonidos para construir una mezcla sin parangón, que impulsó a una nueva generación inspirada por la psicodelia y el pop barroco. Era el origen del rock progresivo.
En noviembre llega su show de la gira El Dorado. Mañana será el turno de The Cure y siguen Metallica y Roger Waters.
Metallica & San Francisco Symphony: S&M2, que debutará el 9 de octubre en Cinemark y Cinehoyts, llevará a la pantalla los conciertos que la banda realizará en septiembre junto a la Orquesta Sinfónica de San Francisco para conmemorar los 20 años de su álbum S&M.
La multifacética artista recuerda sus años como sesionista, las dificultades del medio para las mujeres rockeras y habla de sus discos y artistas favoritos. "Si no hubiera sido por los movimientos feministas no habría teloneado a Slash", dice la directora de School of rock, donde enseña con los Beatles: "Es como derecho romano".
"I know where Syd Barrett lives", la canción de Television Personalities, encapsula como ninguna otra el culto que rodea a la figura del ex compositor, vocalista y guitarrista de los nacientes Pink Floyd. De algún modo, el retiro de Barrett del mundo público siempre fue un enigma cuyas respuestas se fueron con él, el 7 de julio de 2006, al fallecer debido a un cáncer pancreático.
No solo punks, rockeros alternativos y experimentales; si hay algo en común entre músicos como Maynard James Keenan de Tool, Dave Portner de Animal Collective o Tom Morello de Rage Against the Machine, es que todos fueron influenciados por los discos de Floyd.
El tema que cierra el clásico disco The Dark Side of the Moon, no se entiende sin considerar el nudo narrativo y musical que une a las piezas de la placa. No tiene que ver con el fenómeno astronómico, pero reflexiona sobre algo quizás menos espectacular: las inquietudes del hombre moderno.
El 29 de junio de 1968, Pink Floyd editó el único disco en su carrera donde sus 5 miembros estuvieron presentes. Un salto cuántico desde la psicodelia alucinada —y alucinógena— de The Piper At The Gates of Dawn para aventurarse en el río interminable de rock cósmico que los consagraría años más tarde, A Saucerful of Secrets es donde Pink Floyd comienza.