La multigremial se reunió ayer por casi dos horas con el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, para abordar la coyuntura con dos ejes principales: la debilidad de la economía, principalmente del escenario externo, pero además el empresariado planteó que el debate laboral debe ser "serio" y no "por los matinales de televisión".
Utilizando la misma relación empleo-costo de mano de obra aplicada por el exministro de Hacienda Rodrigo Valdés en el informe de productividad de la Reforma Previsional -de Bachelet- y una fórmula "más conservadora", la cartera logró determinar que para ambos casos el impacto en el empleo sería negativo.
Mario Desbordes aseguró que "desde el Ejecutivo, desde mi sector (...) Si uno busca del 90 en adelante, hay un sector importante del empresariado que tiene cero iniciativa para proponer nunca, nada en beneficio de los trabajadores".
Además, Vallejo agregó que "por lo tanto, el Gobierno tiene que entender que tiene que dejar en paz a las mayoría y dejar que este proyecto avance".
El secretario de Estado defiende la nueva jornada laboral de 41 horas promedio y afirma que para definir la gradualidad "se deben estimar todos los costos". Sostuvo que la principal diferencia con el proyecto de oposición es la flexibilidad.
Estudio, que hace un cálculo grueso del efecto de menos horas trabajadas, muestra que, al décimo año el PIB del país sería 4,7% menor.
Desde la oposición recibieron la noticia con sorpresa, mientras que en el oficialismo los diputados tuvieron posiciones enfrentadas.
Conapyme y Asech se alinean con el gobierno, mientras que Conupia apoya propuesta de 40 horas.
Una adecuación al Código del Trabajo en materia de documentos laborales electrónicos, y la modernización de la DT coparon la discusión en la Comisión de Trabajo de la Cámara.
Los diputados subrayaron que ese es el mejor instrumento para cumplir el objetivo planteado.
