Por Greta di Girolamo / Fotos Constanza Miranda
4 feb 2020 05:24 PM
A los 71 años, la fundadora de Porta y de la Casa de la Paz se atrevió con una nueva empresa que la ha obligado a explorar su propio envejecimiento. Así nació Travesía 100, un espacio de encuentro, generación de redes y educación para personas mayores. En ese proceso se ha dado cuenta de que instintivamente, desde niña, y de distintas maneras se ha ido preparando para esta etapa que no la asusta.Todo lo contrario, la moviliza.
Poner especial atención al maltrato en la vejez, y particularmente de las mujeres mayores, significa visibilizar el género como estructura presente y dinámica durante todo el curso de vida de las personas.
Un estudio sobre generaciones realizado en 40 países muestra a qué edad la gente dice que terminó su juventud, investigación que también indagó a qué edad comienza a sentirse vieja.
Las Condes es la segunda comuna de la Región Metropolitana que concentra la mayor proporción de ancianos, por lo que el municipio inició en 2012 un proyecto que busca estimular a ese segmento de la población con un equipo multidisciplinario y un sinnúmero de actividades diurnas. Hoy acoge a 250 personas por jornada.
Estudio de la Universidad de Talca dice que la sociedad chilena se está privando de la experiencia a de vida y acervo sociocultural de la población de más edad en nuestro país.
No se pueden considerar como iguales una persona de 60 con otra de 90 años, tampoco una persona con más años de educación formal que una con menos. Cada adulto mayor posee una dimensión biológica, psicológica, social y espiritual, y es precisamente la interacción de estas dimensiones la que presenta complejidad y genera la heterogeneidad.
Se trata de drogas aprobadas en Estados Unidos, las cuales fueron testadas en modelos preclínicos para frenar la demencia frontotemporal o el mal de las vacas locas.
Matilde Stockebrand tiene 11 años, pasó a sexto básico y ahora que está de vacaciones disfruta las tardes de verano bañándose en la piscina, organizando fiestas de pijamas con sus amigas y soñando su futuro. Irma María Montero, de 87, prefiere esconderse del calor en su casa, la misma donde ella creció y crió a sus hijos, y cuyas paredes están llenas de fotografías que le recuerdan distintas experiencias y etapas de su vida. Esta es una conversación improbable entre dos desconocidas de diferentes generaciones, donde comparten las diferencias de época respecto a su infancia y los roles de la mujer.
Irma Zepeda Ortiz (83) nació en Vallenar pero apenas cumplió 21 y pudo trabajar se instaló en Limache a hacer clases. A los 23 se casó un con compañero de trabajo con el que lleva 58 años de matrimonio. Es mamá de tres y abuela de cinco. Aunque está jubilada, cuando se presenta dice: "Soy profesora de artes". Es que las artes, y sobre todo los niños, han sido su gran pasión. "He tenido muchos dolores", dice aludiendo a la parálisis que la dejó sorda del lado izquierdo, "pero cuando hay amor, el dolor desaparece".