La mañana del 24 de febrero de 2022, el mundo se despertó con la noticia de que Rusia había invadido Ucrania, desatando una guerra que ya se ha extendido por 500 días y ha dejado un saldo hasta ahora 9.000 civiles muertos -entre ellos 500 niños- y 6,3 millones de desplazados forzados. Si bien no se vislumbra un pronto final de los combates, los expertos no descartan un desenlace inesperado.
Antes de 2022, Rusia ocupaba 42.000 kilómetros cuadrados del territorio ucraniano, lo que incluía Crimea y partes de Donetsk y Luhansk, y tras la invasión llegó a ocupar un total de 161.000 kilómetros cuadrados o casi el 27% del territorio de Ucrania. Según las mediciones del Instituto para el Estudio de la Guerra, para fines del año pasado las fuerzas rusas controlaban el 18% del territorio del país invadido.
Sin embargo, hasta ahora, la contraofensiva ucraniana no ha alcanzado sus objetivos y no cuenta con el equipo necesario para un avance rápido en el sureste del país, ya que no tienen lanzacohetes, obuses, municiones y, especialmente, sistemas de defensa aérea y aviones de combate modernos.
Para los expertos, lo que pueda ocurrir en los próximos meses en el conflicto dependerá, en parte, de cuánto territorio ocupado Ucrania pueda recuperar. Esto, debido a que una contraofensiva exitosa podría facilitar el logro de un acuerdo negociado entre Moscú y Kiev, aunque también podría poner en juego una escalada nuclear.
“Considerando que los soldados ucranianos no pueden protegerse adecuadamente, las unidades se han quedado varadas en campos minados y son blancos fáciles para helicópteros de combate, aviones de combate, drones y fuego de artillería. Los soldados ucranianos en el frente informan que poco pueden hacer para contrarrestar la potencia de fuego de Rusia, en particular los constantes ataques aéreos. Ahora también se está volviendo evidente por qué el Presidente ucraniano, Volodomyr Zelensky, rogó a sus socios occidentales que enviaran aviones de combate”, escribió Thore Schröder, corresponsal en Kiev para la revista alemana Der Spiegel.
Esta semana, Zelensky arremetió contra los críticos que dicen que su contraofensiva ha sido lenta y decepcionante. El mandatario ucraniano señaló que el éxito de su país en el campo de batalla dependía directamente de los suministros occidentales de armas pesadas. Es poco probable que los aviones de combate F-16, que podrían despejar el camino para la infantería ucraniana, lleguen antes del otoño (boreal), demasiado tarde para el impulso militar de esta temporada.
El Ministerio de Defensa británico estima que la fuerza de Rusia ahora está tan mermada que Moscú no podría montar una ofensiva propia, pero los funcionarios en Kiev admiten que las defensas del Kremlin, que incluyen múltiples capas de campos minados y trincheras, han sido más fuertes de lo previsto.
Christophe Gomart, exjefe de la inteligencia militar francesa, dijo en una entrevista con el portal Public Sénat que actualmente “el frente es inestable y no hay muchos cambios”. “Tanto Rusia como Ucrania están tratando de encontrar la parte más débil del frente para poder atravesarlo e invertir masivamente este punto. Los rusos intentan concentrarse más en el noreste mientras que los ucranianos están más en el sur. Actualmente, estamos más en un equilibrio de poder. Para ambos bandos hay una dificultad relativa, tenemos mucha información en OSINT (es decir, código abierto), nunca ha habido tantos drones en una guerra. Los movimientos de tropas son extremadamente difíciles de ocultar y, por lo tanto, la brecha será difícil de abrir”, añadió. “A pesar de 500 días de lucha, llegamos a una situación en la que no hay ganador ni perdedor”, resumió.
A juicio del experto, las dos fuerzas son de diferente naturaleza, los rusos pueden contar con una gran masa de tropas con unos 300.000 hombres o incluso un poco más. Del lado ucraniano, ronda los 150.000, aunque con una superioridad tecnológica gracias al equipamiento proporcionado por los occidentales. “Una de las dificultades cuando atacas, en el contexto de la contraofensiva ucraniana, es que necesitas superioridad numérica. Como regla general, se necesita un equilibrio de poder de tres contra uno cuando se trata de recuperar un territorio, por un lado, debido al instinto de supervivencia de los defensores que a veces no pueden retirarse y, por otro lado, por el control del terreno. En este caso los rusos han minado masivamente la zona del frente, por lo que la reconquista será necesariamente difícil”.
El viernes, el gobierno de Joe Biden agregó un ingrediente al conflicto al anunciar el envío de bombas de racimo a Ucrania para ayudar a su Ejército a hacer retroceder a las fuerzas rusas atrincheradas en el frente. La decisión se conoció en vísperas de una cumbre de la OTAN en Lituania, donde es probable que Biden enfrente preguntas de sus aliados sobre por qué Estados Unidos enviaría a Ucrania un tipo de arma que más de dos tercios de los miembros de la alianza han prohibido porque tiene antecedentes de causar muchas bajas civiles.
Las bombas de racimo se abren en el aire y sueltan submuniciones que se dispersan a lo largo de una zona extensa para destruir varios blancos simultáneamente.
“Reconocemos que las municiones de racimo crean un riesgo de daño civil por las municiones sin detonar”, admitió el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan en una conferencia de prensa en la Casa Blanca. “Pero también existe un riesgo masivo de daño civil si las tropas y los tanques rusos pasan por encima de las posiciones ucranianas y toman más territorio ucraniano y subyugan a más civiles ucranianos, porque Ucrania no tiene suficiente artillería. Para nosotros eso es intolerable”.
Rusia, por su parte, debe hacer frente a lo que ocurra con las fuerzas de mercenarios del Grupo Wagner, que combatían en Ucrania desde el año pasado, ya que existía la incertidumbre sobre su destino, luego que su jefe Yevgeny Prigozhin liderara un motín contra el Presidente Vladimir Putin, del que se retractó cuando estaba a 200 kilómetros de distancia de Moscú. Un alto funcionario de defensa ruso dijo a la cadena CNBC que la posición de combate de Moscú en la guerra en Ucrania no se verá afectada por la pérdida de tropas pertenecientes al grupo paramilitar.
Negociación diplomática
En medio del estancamiento militar en el frente, un grupo de exaltos funcionarios de Seguridad Nacional estadounidense ha mantenido conversaciones secretas con altos funcionarios rusos, como el canciller Sergey Lavrov, para sentar las bases para llevar adelante negociaciones que pongan fin a la guerra.
Así lo dio a conocer NBC News, canal que señaló que Lavrov se reunió con exfuncionarios estadounidenses en abril pasado en Nueva York y que en la agenda estaba el destino del territorio controlado por Rusia que Ucrania nunca podrá liberar y la búsqueda de una suerte de salida diplomática difícil de alcanzar que fuera tolerable para ambos lados. Con el canciller ruso se reunieron Richard Haass, un exdiplomático y presidente saliente del Consejo de Relaciones Exteriores, dijeron funcionarios actuales y anteriores a NBC News. Al grupo se unieron el experto en Europa Charles Kupchan y el experto en Rusia Thomas Graham, ambos exfuncionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado que son miembros del Consejo de Relaciones Exteriores.
No existe claridad sobre cómo sería un acuerdo que tanto Putin como Zelensky podrían firmar, dado que el líder del Kremlin ha reclamado grandes extensiones de Ucrania como territorio ruso y no parece dispuesto a entregar lo que se considera como la joya de la corona: la península de Crimea.
En ese sentido, los ucranianos han expresado su abrumadora confianza de una eventual victoria del país sobre las fuerzas rusas (90%), un fuerte deseo de unirse a la OTAN (83%) y una firme creencia en las conversaciones entre bastidores de sus líderes con funcionarios estadounidenses y otros funcionarios occidentales, según una encuesta reciente realizada por el Instituto Republicano Internacional (IRI) en Ucrania.
Según indicó el portal Axios, el manejo de Putin de la rebelión de Wagner, en la que llegó a un acuerdo con Prigozhin para detener la marcha sobre Moscú, sugiere que puede estar dispuesto a negociar con la espalda contra la pared. Pero hay diplomáticos que se mantienen escépticos.
“Discutir soluciones a la guerra sin los ucranianos en la mesa podría socavar la insistencia de la administración Biden de que el futuro de Ucrania no se decidirá mediante acuerdos secretos entre las principales potencias”, dijo a NBCNews, Michael McFaul, quien fue embajador de EE.UU. en Rusia en la administración de Obama.
“Si están teniendo negociaciones de la Vía Dos sobre cómo poner fin a la guerra, los ucranianos tienen que estar allí”, señaló McFaul, quien aseguró que no está involucrado en las discusiones conocidas en el mundo diplomático como Vía Dos.
Axios indicó que, si bien los funcionarios en Kiev esperan que los avances militares empujen a Putin a buscar un alto el fuego, Alexander Gabuev, director del Centro Rusia Eurasia de Carnegie, dijo al portal que también podrían hacer que recurra a su arsenal nuclear si su control del poder parece amenazado.
“Los escenarios en los que creemos que Putin podría usar armas nucleares son estos eventos de muy alto impacto y baja probabilidad, un rápido desarrollo en el campo de batalla que hace que Putin piense que está perdiendo esta guerra de manera catastrófica”, sostuvo.
Los expertos coinciden en que un ataque nuclear es una situación improbable, pero los funcionarios de Washington y Beijing se están tomando la perspectiva con seriedad, especialmente después del fallido motín llevado a cabo por Prigozhin, en el que se cuestionó el liderazgo de Putin y se planteó la posibilidad de que un nuevo líder tomara el control del Kremlin.
El Presidente chino, Xi Jinping, advirtió personalmente a Putin en marzo contra el uso de armas nucleares, según indicó el diario Financial Times. En la misma línea, tanto Washington como Londres y París han informado a Putin que atacarían a Rusia con medios no nucleares si cumplía con sus amenazas de usar un arma nuclear táctica.
Por otro lado, el expresidente ruso Dmitry Medvedev dijo en los últimos días que la guerra podría terminar con un ataque nuclear devastador, y también que es probable un “apocalipsis nuclear”. A juicio de Gabuev, esas declaraciones pueden reflejar el estado de ánimo en Moscú, pero no representan necesariamente las discusiones internas en el Kremlin. De hecho, Putin dijo el mes pasado que Rusia “no tiene necesidad” de usar sus armas nucleares.
Desde la contraparte, Zelensky ha advertido en los últimos días sobre un tipo diferente de amenaza nuclear. Afirmó el martes que Rusia había colocado “objetos que se asemejan a explosivos” en el techo de la planta nuclear de Zaporiyia. El Kremlin lo ha negado y afirmó que Kiev podría estar planeando su propio ataque de “sabotaje”. Los expertos de la agencia de control nuclear de la ONU, AIEA, dijeron que aún no han observado indicios de minas o explosivos en la planta, pero se necesita más acceso para estar seguros.