Los hinchas que han llegado hasta Qatar a presenciar la Copa Mundial de Fútbol se han encontrado con un país diferente a otros países del Golfo Pérsico: las mujeres en Qatar tienen menores restricciones ya que pueden trabajar, ocupar cargos públicos y conducir autos. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han advertido que aún les queda un largo camino por recorrer, debido a que la brecha de género todavía es muy amplia.
Una de las principales preocupaciones de las mujeres que asisten al Mundial radicaba en la vestimenta, respecto del uso del velo. Teniendo en cuenta que el Islam fomenta la modestia femenina, las mujeres qataríes suelen llevar un pañuelo en la cabeza y una capa suelta conocida como abaya. Las mujeres beduinas son más conservadoras y algunas se cubren la cara con el velo niqab.
Rothna Begum, investigadora de Human Rights Watch, que ha estudiado las reglas de tutela masculina de Qatar y los derechos de las mujeres en ese país, indicó al portal Voa News que nadie será arrestado por uno usar el velo o la abaya, “porque no hay un código de vestimenta oficial”. “No hay un código de vestimenta obligatorio y no te pueden sancionar por eso. Es solo una restricción social, una tradición social”, dijo.
Se trata de una sociedad tradicional que tiene sus raíces en el interior de la Península Arábiga, donde se originó una forma ultraconservadora del Islam conocida como wahabismo, explica la agencia The Associated Press. Los grupos de derechos humanos dicen que el sistema legal de Qatar, basado en la ley islámica o Shariah, obstaculiza el avance de las mujeres.
Así, un reporte de Human Rights Watch señaló que el discriminatorio sistema de tutela masculina de Qatar niega a las mujeres el derecho a tomar muchas decisiones clave sobre sus vidas. Por ejemplo, deben obtener permiso de sus tutores masculinos para estudiar en el extranjero con becas del gobierno, trabajar en muchos puestos gubernamentales y recibir algunas formas de atención de la salud reproductiva. El sistema discriminatorio también niega a las mujeres la autoridad para actuar como tutoras principales de sus hijos, incluso cuando están divorciadas y tienen la custodia legal. Estas restricciones violan la Constitución de Qatar, que consagra la igualdad entre los ciudadanos.
Bajo la ley Shariah, por ejemplo, las mujeres pueden heredar propiedades, pero las hijas reciben la mitad que los hijos. Los hombres pueden divorciarse fácilmente de sus esposas, mientras que las mujeres deben presentar una solicitud ante los tribunales a partir de una lista limitada de motivos aceptables.
Los hombres pueden casarse con hasta cuatro esposas sin descendencia, mientras que las mujeres deben obtener la aprobación de un tutor masculino para casarse a cualquier edad. Según una regla que rara vez se aplica, las mujeres qataríes menores de 25 años también deben obtener el permiso de un tutor masculino para salir del país. Los esposos y los padres pueden prohibir que las mujeres viajen. Las mujeres qataríes solteras menores de 30 años no pueden registrarse en los hoteles. Las mujeres solteras que quedan embarazadas se enfrentan a juicio por sexo extramatrimonial. No existe una oficina gubernamental dedicada a los derechos de la mujer.
“Para las chicas, estás (constantemente) en cuarentena. Lo que todo el mundo experimenta ahora, esta es la vida normal de las niñas (en Qatar). Quería estudiar en el extranjero pero fue un no de mis padres, a pesar de que tenía una beca”, contó Asma, de 40 años, a HRW, en una entrevista realizada en 2020.
“Las mujeres en Qatar han roto barreras y logrado un progreso significativo en áreas como la educación, pero todavía tienen que navegar por las reglas de tutela masculina impuestas por el Estado que limitan su capacidad de vivir vidas plenas, productivas e independientes”, sostuvo Begum en el informe publicado el año pasado. “La tutela masculina refuerza el poder y el control que los hombres tienen sobre la vida y las elecciones de las mujeres y puede fomentar o alimentar la violencia, dejando a las mujeres pocas opciones viables para escapar del abuso de sus familias y esposos”, añadió.
En el índice Global de Brecha de Género 2022, Qatar ocupa el puesto 137 de un total de 148. Y se encuentra en la posición 133 en la categoría de participación económica y oportunidad. El informe del Foro Económico Mundial lo señala, junto a Oman y Argelia, como los países que han tenido peor desempeño en Medio Oriente y el Norte de África.
Demandas por más derechos
A nivel político las mujeres han ido teniendo mayor participación. The Associated Press reporta que en el país hay embajadoras, juezas y ministras, incluso jinetes de carreras. De hecho, la madre del emir, Sheikha Moza bint Nasser al-Missned, es una de las mujeres más famosas del mundo árabe. Así, en una región donde las esposas y madres de los gobernantes mantienen un perfil bajo, ella se comporta como una primera dama al estilo occidental, ya que aboga por causas sociales y ocupa los titulares como un ícono de estilo.
Poco a poco las mujeres en Qatar están presionando y alzando la voz sobre sus derechos, especialmente en internet, pese al restringido espacio cívico. “Es una cultura conservadora que tiene poca tolerancia a la disidencia entre sus propios ciudadanos”, afirmó Begum a Voa.
“No hay organizaciones independientes de derechos de las mujeres y eso se debe en parte a que las autoridades tienen leyes que dificultan la creación de asociaciones que de alguna manera se consideren políticas. No se les permite. A las mujeres les resulta difícil expresar o exigir sus derechos fuera de internet o incluso dentro de internet”, agregó.
Por ejemplo, en agosto de 2019 varias mujeres qataríes tuitearon desde una cuenta anónima sobre cómo Qatar continúa imponiendo reglas de tutela masculina. Se inspiraron después de que Arabia Saudita promulgó algunas reformas a su draconiano sistema de tutela masculina como resultado de las demandas de las activistas por los derechos de las mujeres sauditas y la presión internacional. Pero dentro de 24 horas las mujeres cerraron su cuenta, luego de que los funcionarios de seguridad cibernética llamaron a una de ellas para interrogarla.
A fines de 2019, en ocasiones separadas, dos mujeres qataríes huyeron y solicitaron asilo en Reino Unido: Noof Al Maadeed y Aisha al-Qahtani. Ambas hicieron público su escape, lo que provocó más discusiones en las redes sociales sobre los derechos de las mujeres en el país. En enero de 2020, las autoridades respondieron levantando el requisito de que las mujeres tuvieran permiso de tutor para obtener licencias de conducir. Sin embargo, los funcionarios del aeropuerto de Qatar también comenzaron a exigir a algunas mujeres que viajaban al extranjero que llamaran a sus tutores para confirmar que no se estaban escapando.
Muchas mujeres en Qatar no saben cuáles son las reglas oficiales de tutela masculina, o su base legal, y solo las conocen por sus experiencias o las de otros.
Quizás en respuesta a estas demandas, el año pasado el emir Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani nombró a mujeres en dos puestos del gabinete, elevando el número de ministras a tres, el más alto en la historia del país.
Destacadas mujeres qataríes también ocupan otros puestos de alto nivel. La viceministra de Relaciones Exteriores ganó prestigio como portavoz de los esfuerzos diplomáticos críticos de Qatar en medio de la retirada militar de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán. Otra mujer poderosa es la hermana menor de Sheikh Tamim, que es la directora de la Autoridad de Museos y que se ha convertido en una de las figuras más populares del mundo del arte internacional. El año pasado, Sheikh Tamim nombró a dos mujeres para el consejo consultivo de Shura del país. Pero, dice The Associated Press, las elecciones legislativas para el consejo de 45 miembros fueron un claro testimonio del papel limitado de las mujeres qataríes. Las candidatas no obtuvieron un solo escaño.
En el aspecto laboral, las leyes garantizan el derecho a la igualdad salarial para las mujeres y los hombres qataríes. Pero las mujeres no siempre lo reciben, asegura AP. También luchan por obtener puestos de alto nivel en empresas privadas y en el sector público, a pesar de que más de la mitad de todos los graduados universitarios son mujeres. No existe ninguna ley que prohíba la discriminación de género en el lugar de trabajo. Las leyes prohíben que las mujeres realicen trabajos ampliamente definidos como peligrosos o inapropiados. Las mujeres también deben solicitar el permiso de un tutor masculino para trabajar en el gobierno y en instituciones especiales. A pesar de los obstáculos, algunas mujeres han logrado triunfar profesionalmente.
Qatar prohíbe las relaciones entre personas del mismo sexo, aunque según la ONG Human Dignity Trust, “existe poca evidencia de la aplicación de la ley en los últimos años, y el alcance de la discriminación y la violencia contra las personas LGBT no está claro”.