Está convencido -y dice que hasta lo podría apostar- de que el próximo 17 de diciembre va a ganar la opción “En contra” de la propuesta de nueva Constitución. Sin embargo, Alfredo Joignant no cree que eso pueda leerse como un triunfo de las izquierdas. Al revés, señala que sea cual sea el escenario, el oficialismo saldrá “derrotado” de este largo ciclo de discusión constitucional.
Su análisis no viene de lejos. Este cientista político habita en el mundo de la izquierda. Esa pertenencia política y cultural no le impide ser brutal en sus críticas al sector. “La izquierda ya fue derrotada por su incompetencia para liderar el proceso de cambio soñado (…) Se lo farreó. ¿Quién quería el cambio constitucional? La izquierda. ¿Quién no lo tuvo? La izquierda. Entonces, ¿quién perdió? La izquierda”, dice tajante.
Aquí, Alfredo Joignant proyecta que el gran riesgo es el desacople de la ciudadanía con el mundo político. A su juicio, las élites han sido “mediocres” y acusa que el mundo empresarial se ha vuelto más ideológico.
Pablo Longueira ha dicho que la derecha ya ganó. Que si se mantiene la Constitución de Pinochet o gana la de mayoría republicana habrá triunfado cultural y políticamente. ¿Avizora una derrota para la izquierda?
Avizoro la derrota. La palabra cultural me parece excesiva. Pero, efectivamente, en todos los escenarios la izquierda terminará siendo políticamente derrotada.
¿Por qué?
Porque aquí hubo una farra de proporciones coránicas. Este proceso no se puede entender a cabalidad sin leer lo que ha pasado en los últimos cuatro años. Hubo un estallido social que fue canalizado a través del proceso constituyente. ¿Y qué ha pasado en estos años? La izquierda fue derrotada por su incompetencia. Le tocó liderar un proceso de cambio soñado, una oportunidad que se presenta muy rara vez en la historia de los pueblos, y la izquierda se lo farreó. Y no olvidemos que eran ellos los que querían el cambio constitucional.
¿Cuál es la izquierda que se “farrea” el proceso?
Todas las izquierdas terminan siendo derrotadas, pero claramente el principal derrotado y hasta humillado es Apruebo Dignidad. O sea, el Partido Comunista con el Frente Amplio.
¿Humillados ante quién?
Frente a la sociedad. La humillación es porque después de tener un discurso tan grandilocuente, al final todo quedó en nada. Y en política las cosas se miden por los resultados. El lema de que no eran 30 pesos, sino que 30 años. O la frase de “Venceremos y será hermoso”, ninguna se cumplió. De hecho, hoy vemos una fuerte revalorización de lo que fueron esos 30 años…
¿Es una izquierda que logró correr la frontera, pero que no fue capaz de administrar ese triunfo?
Exactamente, y hoy vemos que la frontera se volvió a mover. Y de triunfar el “A favor” -cosa que estoy dispuesto a apostar que no va a ocurrir-, la frontera va a quedar mucho más allá de donde estaba.
¿Podría darse la paradoja de que la nueva izquierda pudiera dejar instalada una derecha más dura?
Independientemente del resultado del plebiscito de salida, eso ya ocurrió. La derecha tradicional, representada por la UDI y RN, ya no es la misma. Es una derecha que se endureció. Todavía existe la posibilidad de que se diferencie de republicanos, pero eso dependerá de cuán malo pueda ser el resultado del 17 de diciembre próximo.
El relato
Para ganar, el mundo de la izquierda tendrá que convocar a la ciudadanía con un buen relato. ¿Cuál debiera ser?
Bueno, esa es la gran dificultad que tiene la izquierda hoy. Porque aun cuando gane la postura “En contra”, van a tener que explicar la derrota de por qué, en todo este tiempo, no se logró una nueva Constitución. Esa explicación partirá el 18 de diciembre, al día siguiente del plebiscito de salida.
¿Por más que gane el rechazo al nuevo texto?
Por supuesto. Porque independientemente de la victoria del nuevo rechazo, van a tener que dar explicaciones de por qué no se pudo cambiar la Constitución. Eso supone asumir culpas y responsabilidades…
¿Se viene una etapa de acusaciones cruzadas?
Pienso que sí. Espero que no se transforme en una lucha fratricida al interior de las izquierdas, en una especie de canibalismo recargado. Así no se sale de las crisis. Pero de lo que no tengo dudas, es que a partir del 18 de diciembre la izquierda va a quedar en una posición de retroceso.
¿En qué sentido?
En que la derecha está en condiciones de tragarse una derrota. La va a pasar mal, pero quien tiene la principal responsabilidad por lo que ocurrió en este largo proceso es la izquierda.
Por lo tanto, ¿aunque ganara el “En contra” no habría nada que festejar?
Va a ser un festejo momentáneo. Un festejo estrictamente electoral, sin posteridad. El resultado final será la permanencia de la Constitución del 80, a pesar de todas las reformas que se le hicieron en el 2005 con Ricardo Lagos. Y puede darse la cruel paradoja de que el único triunfo habrá sido la rebaja de quórums a 4/7 que promovieron Matías Walker y Ximena Rincón para reformar la Constitución. Si tuvimos que pasar por todo esto para terminar en una pinche rebaja de los quórums, habrá sido un proceso completamente inútil.
¿Nada por rescatar?
Sí. Lo que rescato es que el problema constitucional se discutió por arriba y por abajo. Por lo tanto, esta será una derrota de toda la élite política por incompetentes.
¿Tanto de derecha como de izquierda?
De toda la élite política. Todos han sido mediocres. Yo critico a la izquierda, pero finalmente la responsabilidad del fracaso de este proceso es transversal. Y si uno interpreta este proceso de manera más estructural, aquí se asienta la idea de que el pueblo de Chile avanza sin partidos y, eventualmente, en contra de los partidos.
¿Se afianzaría la idea de que hay una grieta entre el mundo político y la ciudadanía?
Claro, porque el pueblo de Chile no les habrá hecho caso a los partidos políticos en ninguno de los dos procesos. Eso marca un nivel de intrascendencia muy preocupante. Finalmente, los partidos son culturas políticas. Son la élite. Ellos habrán fallado.
También está la élite empresarial. Muchos ya han declarado que votarán “A favor”. ¿Podrían influir para sacar adelante este proceso?
Para serte franco, estoy bien impactado con la cerrada de filas que ha hecho el empresariado en torno al texto constitucional. Eso significa que todavía estamos en presencia de un empresariado ideológico. Incluso, mucho más ideológico de lo que uno creía. Aquí debiésemos hacer la reflexión de por qué el empresariado puede ser tan recalcitrantemente conservador y hasta reaccionario en lo ideológico. O sea, cabe preguntarnos qué ocurrió para que esto pudiese tener lugar…
¿Y qué cree que ocurrió?
A mi modo de ver, ocurrieron dos cosas. Lo primero es que en la última elección presidencial ganó el líder de una nueva izquierda que generó mucha desconfianza. Eso hace que el empresariado se endurezca y se refugie en sus propios intereses. Y el segundo factor que interviene aquí es José Antonio Kast.
¿La irrupción de republicanos?
Claro. Lo que producen Kast y los republicanos es que reactivan las viejas pasiones de la derecha económica. Probablemente, vamos a tener que volver a hablar de la derecha económica cada vez más entroncada con la derecha política. O sea, volver a ocupar ese lenguaje que había desaparecido en los años 2000.
¿Cambió el mapa en la derecha?
Cambió todo el mapa político. De lado y lado se produjo una modificación de la estructura del mapa político chileno. Habrá que ver hasta dónde perdurará y estar muy atentos para ver si es un desplazamiento momentáneo o una transición hacia una nueva etapa. Hoy estamos en un interregno. En los próximos dos años se va a definir todo.
¿Guardar silencio?
En tiempos revueltos, ¿cómo debería moverse el Presidente Gabriel Boric?
Yo le recomendaría al Presidente Boric guardar total prescindencia en este proceso. Ya se cometieron suficientes errores en el proceso anterior. Especialmente por parte de Giorgio Jackson, que condicionó el éxito del gobierno al triunfo de esa Constitución. Fue una derrota brutal. Hoy, el gobierno no se puede arriesgar a repetir el mismo error, pero ya no como tragedia, sino como comedia. Y el problema es que eso puede traer consecuencias…
¿Qué riesgos ve?
Que vamos a estar ad portas de la elección municipal de fines del 2024. Ya sabemos que eso prefigura la elección general del 2025. Por lo tanto, no hay que correr riesgos.
El Presidente ya se refirió al tema constitucional cuando habló de mayorías circunstanciales…
Que se quede ahí, que permanezca en esa frase y que no intervenga más. Se presta para todo tipo de acusaciones de intervencionismo y abre la posibilidad de que el plebiscito constitucional sea también un plebiscito a su gobierno. Es lo que quiere la derecha. No le puede dar en el gusto.
¿Podrá mantenerse prescindente?
Le va a ser difícil, pero va a tener que lograrlo.
Por lo que dice, el 18 de diciembre van a decantar muchas cosas…
Se comienza a moldear lo que yo llamo el “tiempo cero”. Pero lo fundamental, y hay que saberlo desde ya, es que si llegara a ganar el rechazo, la izquierda no solamente será derrotada, sino que todas las izquierdas van a salir humilladas de esta situación.
Pero dice que eso no va ocurrir…
Estoy seguro de que va a ganar la opción “En contra”, pero mi punto es que aún así la izquierda va a salir igualmente derrotada. No humillada, pero sí derrotada. Hay que asumirlo y no caer en el negacionismo.
Habla de derrota. La vez anterior, el gobierno tuvo que llamar al Socialismo Democrático. ¿Se superaron las fricciones entre las izquierdas ?
No. Todavía hay una tensión entre lo que se conoce como las dos almas del gobierno, pero está menos marcada que hace un año. Fundamentalmente, porque el Frente Amplio -no el Partido Comunista- está saliendo muy dañado por los escándalos de corrupción. Entonces, raya para la suma: la tensión entre las dos almas ha declinado producto del debilitamiento del Frente Amplio, pero eso no significa que todavía haya momentos de vacilación por parte del Presidente. Habrá que ver de qué modo se estabiliza esta tensión. El cóctel es bien complejo y hay que saber administrarlo.
¿Se va a agudizar con la carrera presidencial? Por ahora, las mejores posicionadas son Carolina Tohá y Camila Vallejo, representantes de esas dos almas.
No veo otros nombres. Y lo que es claro es que si hay un tema en el cual un Presidente no puede ser prescindente es en elegir a su sucesor, a su delfín. Habrá que ver cómo lo administra, pero antes de las elecciones locales de fines del 2024 no va a pasar nada.
El panorama presidencial en la derecha se ve más claro, con José Antonio Kast y Evelyn Matthei. ¿Podría darse el escenario de que sean ellos los candidatos y que la izquierda se vea obligada a optar?
Ese escenario se ha ido consolidando. Según las encuestas, hoy día los favoritos para ganar la presidencial serían Evelyn Matthei y José Antonio Kast. En tercer lugar, y a una distancia considerable, están Camila Vallejo y Carolina Tohá. Las izquierdas deben tomar nota.
¿De qué?
De que una vez concluido este proceso constitucional, las izquierdas se tendrán que interrogar seriamente sobre el “momento cero” que genera este tipo de escenarios. Eso pasó en Francia en el 2002. Hay que entender lo que pasó allí, en que la izquierda terminó votando por Jacques Chirac para parar a Le Pen. Chile tiene que comprender el caso francés para actuar a tiempo y evitar un escenario así. Fundamentalmente, si el sentimiento que predomina es el miedo y la desesperación.