Un resultado que refleja un cambio aún mayor que la mera dimensión electoral. Para Antonio Díaz-Araújo, gerente general de Unholster y fundador de DecideChile, los datos sobre la distribución etaria de los votantes en las primarias reflejan la fuerte irrupción de un grupo al que los partidos no han prestado suficiente atención.
¿Cómo hacen este ejercicio de escaneo de las mesas que te permite hacer el análisis de quiénes votaron?
Tenemos un modelo probabilístico que básicamente usa la información anonimizada por mesa, que es lo que entrega el Servel algunos días después de la elección. Básicamente, el Servel entrega en una página el perfil del votante por mesa y lo que nosotros hemos construido un modelo según el tipo de votante y la inscripción de esta persona en el padrón electoral, y así hacemos una categorización.
Los resultados que ustedes presentan muestran que hay un cambio de tendencia importante en términos de quiénes están yendo a votar. ¿Cómo esto se relaciona con otros datos que se están viendo?
Hay una suerte de profecía autocumplida en esto. O sea, si uno mira este día de catarsis que hubo en la plaza Baquedano, en que más bien un contingente joven fue el que fue a mostrar sus celulares y así sucesivamente, no es sorprendente que un porcentaje de ellos vaya a votar. Ahora creo que tener un candidato de 35 años en el balotaje hace que tenga un perfil del votante distinto a si tuvieras un candidato más bien tradicional y del ciclo tradicional. Si tú te fijas, varios de los candidatos ya tenían una baja de edad importante a candidatos del pasado del electorado nacional. Sichel, Boric, Briones son candidatos que tienen un rango etario cada vez más bajo. Yo creo que eso también influye absolutamente ahora. La oferta de candidatos influye en la demanda por voto.
Los sistemas para poder predecir este tipo de comportamiento que se usan habitualmente no están dando abasto. ¿Es un escenario para el que uno pudiera eventualmente haber estado más preparado?
Creo que el duopolio de coaliciones que ha tenido Chile ha hecho que el concepto de inteligencia electoral y el concepto de entendimiento del votante haya sido algo subvalorado, porque tú ibas por dos coaliciones y algunos descolgados: un independiente por aquí, por allá. Y eso fue algo que duró prácticamente 24 o 25 años. Lo que ha ocurrido con el método de elección de la Constituyente, y la existencia de un plebiscito, ha hecho que esto cambie notoriamente. Ahora estamos hablando de varias coaliciones, pactos, subpactos, y así sucesivamente. Y creo que ha pillado a muchos de ellos por sorpresa, en el sentido en que ahora tengo reglas de elección distintas y tengo una diversidad de candidatos gigantesca. Pero el área electoral en Chile es una donde se muestra las falencias que tienen las empresas en relación a entender la inteligencia sobre sus clientes, colaboradores y proveedores. Somos un país que usa pocos datos, aunque tenemos muchos datos: yo diría que regionalmente estamos aún a un nivel de digitalización muy superior a lo que nosotros vemos en otros países.
Y con los datos que existen, no solamente el punto de vista electoral, sino también desde la sociedad, ¿se podría ver anticipado mejor el escenario que se iba a presentar?
Yo creo que sí. Y creo que los partidos van a tener una transición muy difícil porque no son digitales. Los partidos siguen siendo analógicos y el votante ahora es digital, absolutamente. Es un votante que está en Facebook, está en las redes sociales, está físicamente presente. Es alguien que está dispuesto a participar en el proceso y a a consumir contenido donde tú seas capaz de encontrarlo. La pregunta es qué contenido tú le presentas y con qué frecuencia, y a qué votantes se lo presentas.
¿Cuál es el riesgo para los partidos o quienes concurran a las elecciones de no analizar esto?
No vamos a hacer una transformación de estrategias en Chile si usamos robocalls, con la palomas o con las paradas de los semáforos. Lo vamos a lograr usando datos. Y yo creo que para eso tú necesitas partidos políticos o fundaciones que quieren apoyar a candidatos que sean digitales, que entiendan de datos y que sean capaces de dirigirlos a la audiencia a la cual ellos quieren llegar. En ese sentido, hemos sido miopes en ver la evolución y cómo ha progresado esta sociedad mucho más digitalizada.