Sebastián Lelio, cineasta
La eterna pregunta de qué es el cine o qué es la experiencia cinematográfica es una pregunta que nunca se va a terminar de responder. O que digamos que se responde cada vez, con cada película, y ojalá cuando uno hace una película, esté respondiendo de alguna manera a esa pregunta, porque una película tiene que ser sobre aquello que cuenta, pero siempre tiene que ser sobre el cine.
Algunas ideas están más desarrolladas que otras, algunas nunca llegarán a puerto. Siempre pienso cuando nacen las tortugas y corren al agua antes de que se las coman los pájaros, hay algo de eso con las ideas para mí. Como que hay que darles a todas una oportunidad, pero no sabes realmente cuál es la que va a terminar por cuajar. Donde sea que uno esté, van las ideas con uno, en un avión, o en un hotel, o caminando por una calle de una ciudad que no es la tuya, puede algo aparecer y gatillar algo que alimenta la idea o que la fortifica, o que te da algún tipo de destello sobre lo que estás pensando. Son puras intuiciones.
Siempre he hecho los storyboards de mis películas, las dibujo antes de filmarlas. Son como dibujos de un niño de cinco años, de manera de entender desde qué lugar voy a filmar cada escena, encontrando la caligrafía de la película, y después no hay placer más grande que ir tarjando esto una vez que se ha filmado y es una forma de prefilmar todo en tu cabeza de una vez.
En Una Mujer Fantástica (...) está la escena del viento. Simplemente dibujé, traté de dibujar el momento final en que ya está en 45 grados producto del viento. Este plano fue evolucionando, porque primero era un poco más ambicioso, pasaban más cosas con el viento, caían algunos objetos, y nos fuimos dando cuenta de que era difícil de producir y una alternativa fue incluir efectos en posproducción. Pero una de las cosas que tiene Buster Keaton, que es a quien homenajeábamos, es que justamente todo es físico, todo es real. Y esa es como... no es como, sino que esa es la base de la poesía.
Esa idea de que una película es una historia de amor entre la cámara y los personajes a mí siempre me ha gustado mucho. Pero una verdadera historia de amor es una historia que tiene luces y sombras. Cuando uno vive un amor, te enfrentas a lo mejor y a lo peor de ti. Entonces, en ese sentido, entiendo la idea de una historia de amor. En el sentido de poder mirar a alguien en su totalidad. Y a pesar de ver sus carencias y sus sombras, aún así seguir amándola. Y creo que la cámara es un artefacto perfecto para eso.
Cuando uno ama a alguien, uno empieza a poder ver detalles que nadie más parece percibir. No sé, la manera en que alguien abre los ojos en la mañana cuando despierta o la manera en que pone las manos al dormir. El tono de su voz cuando se ríe, que son las cosas de las que uno se enamora. Y también las cosas que uno empieza a detestar de la otra persona. No sé, la forma en la que revuelve el café con la cuchara. Ese nivel de observación al detalle, desde todos los ángulos posibles, a través de todo el espectro emocional, que es lo que yo he intentado hacer con estas películas, que son estos retratos como absolutos, no es demasiado distinto a vivir un amor.
Mi sueño ha sido siempre hacer ciencia ficción, y yo siento que de a poco, como de contrabando, he ido moviéndome hacia allá. La ciencia ficción, en el fondo, es el terreno del cine, donde el realismo no es el problema. Donde justamente el lenguaje y la construcción de un mundo que tiene límites propios, no necesariamente iguales a lo real, son el problema. Entonces, haber tenido la oportunidad de explorar cómo funciona esto y que es posible hacerlo, y que el cine en el fondo es un medio completamente elástico, donde tú puedes expandir los límites de lo que puede ocurrir en una historia y el dispositivo no se rompe. El espectador acepta.
Susannah Buchan, oceanografa
Creo que el mar tiene algo que es muy importante para nosotros, que es que, primero, no hay construcciones humanas. Entonces, el cerebro y la vista descansan. Y por otro lado, es mucho más grande que nosotros. Entonces, cuando uno está en el mar, te recuerda constantemente que tú eres muy chico, comparado a la inmensidad y la profundidad del océano. Y yo creo que en este mundo donde dominamos todo mucho y manipulamos todo mucho, es de los ambientes que no podemos manipular tan fácilmente.
La primera vez que escuché a las ballenas chilenas en el barco fue mágico. Estaba llorando un poco de felicidad. Lo que fue ese descubrimiento desvió mi vida y me quedé en Chile y me dediqué a la acústica de las ballenas.
Yo llegué a Chile con el propósito de grabar el canto de las ballenas azules de la Patagonia, con hidrófonos, que son micrófonos submarinos. El primer año que fui a la Patagonia, en 2007, fue un fracaso. Pero, por suerte, al año siguiente volví y un día de mucha calma, un 19 de febrero, salimos, seguimos un animal y ese animal se puso a cantar. Comparamos todas esas grabaciones con grabaciones de otras partes del mundo y nos dimos cuenta de que era un canto diferente. Un nuevo canto, que termina siendo el canto de la ballena azul chilena.
El canto de la ballena azul chilena es como una serie de pulsos súper graves, casi como un motor... Entre un motor y un terremoto. El canto de la ballena azul es el sonido biológico más poderoso del planeta. Es igual en decibeles que un avión comercial.
Sin duda, trabajar en acústica de ballenas tiene un componente más artístico, pero también es una ciencia súper dura. Yo creo que la vinculación de la ciencia con el arte es muy simple, porque el arte también busca responder preguntas. Es otro método, el método es artístico; nosotros tenemos otro método, que es el método científico, pero finalmente el ser humano se caracteriza por la curiosidad.
Lo otro que es fascinante con las ballenas es que te mantienen todo el rato como muy despierto. Tú estás en el agua con estos animales y no sabes dónde van a aparecer. Es muy difícil sacarles fotos, grabarlas en video, audio, todo eso como que te mantiene despierto. Y entonces, hay que tener mucha tolerancia a la frustración y mucha paciencia.
Las ballenas son los únicos animales, probablemente, que nosotros no hemos encerrado. Nunca... Nunca se ha tenido una ballena azul en un acuario. Su tamaño va mucho más allá de lo que nosotros podemos manejar e incluso con todas nuestras herramientas y toda nuestra tecnología.
Entre diciembre y junio, las ballenas azules están ahí, cantando en el mar chileno, llenan el mar chileno de cantos. Y esos cantos van formando coros a medida que avanza el verano y entonces es un océano de cantos de ballenas azules a fin del verano. Es bonito. Es tranquilizador. Pensar que, bueno, tenemos todo este ruido, y toda esta ciudad, y todo este movimiento, y toda esta información, y las ballenas están ahí, cantando su canto, navegando. En la suya.
Paulina Villalobos, lightning designer
El ciclo de la naturaleza son 24 horas. El ciclo de luz incluye, en estas 24 horas, la mitad de oscuridad o luz nocturna. La luz nocturna es la luz de la noche. La mitad de nuestro ciclo natural, sano, amable con la naturaleza, tiene que incluir la luz del sol y la luz de las estrellas.
Cuando era arquitecta, me tocó desarrollar un proyecto de un centro cultural en Quilicura y ahí sentí que no sabía nada de iluminación. Y me fui a estudiar a Alemania, porque era el único lugar donde había exclusiva dedicación, por dos años, en un máster de iluminación. Y ahí me enamoré de la luz. Se me olvidó que era arquitecta, yo ya no me siento tan arquitecta, me siento más diseñadora de iluminación.
Crecí en el Desierto de Atacama, que, de alguna manera, ahora lo encuentro muy relevante, porque en el Desierto de Atacama los niveles de radiación solar son los más altos del planeta. El Sol es una constante que está siempre presente. Las noches eran estrelladas, entonces, esta especie de conexión constante con el ciclo de la luz y la naturaleza yo creo que hicieron de mí a lo que me dedico ahora. Y después, al estudiar iluminación, me di cuenta de lo relevante que es la conexión con la luz natural.
La luz yo no la veo. Esa es una cosa bien interesante en relación a la luz. Lo que yo veo es la manifestación de la luz en las superficies. Entonces, si yo emito luz hacia donde no hay superficie, es ciento por ciento derroche y es contaminación. Por lo tanto, toda la luz que se dirige al cielo, o hacia donde no haya superficie, es un derroche ciento por ciento (...). Cada vez que se sobreilumina, se sobreilumina con este súper argumento, que es un excelente argumento de venta, que es el miedo.
Por otro lado, está el tema del encandilamiento. Si yo puedo ver con mis ojos la fuente de luz, significa que mi ojo se va a regular al punto más brillante, que es ver directamente la fuente, y todo lo demás yo lo voy a ver muy oscuro. Por lo tanto, esa es muy mala iluminación.
Esa es como mi defensa de la noche. No es mantener la oscuridad, sino que es mantener la iluminación de la noche. Cuando está oscuro, sale la melatonina, que es la hormona de la regeneración celular, que sale cuando está oscuro. Porque si yo no tengo luz, la melatonina funciona perfecto. Este tema de la luz es relevante no solo por el desarrollo de la belleza, sino que también para tener una vida sana.
La luz de los espacios públicos debería garantizar la salud pública. Y en términos creativos, lo que más me apasiona a mí, ahora, es investigar el color en relación a las emociones, porque existen muchos estudios del color, pero como pigmento. Es algo muy interesante saber qué es lo que pasa, ahora no con el pigmento, sino qué pasa con la luz. Si yo ilumino algo, por ejemplo, con un color que no tenga naranja, no lo voy a ver.
Creo firmemente que las decisiones artísticas están motivadas por instinto. En mi vida de lighting designer, que han sido como 15 años, distintos descubrimientos científicos han validado estas tincadas, y es súper importante la ciencia, además, porque permite trabajar con nuevas herramientas.
La oscuridad es como la tela del pintor. Si no hay oscuridad, yo no puedo apreciar la luz. Es como la hoja en blanco. Si tú quieres escribir, necesitas una hoja en blanco, y ahí empieza. Si yo quiero iluminar, necesito oscuridad.