El nombre de Gabriel Boric apareció esta semana en la revista Rolling Stone, tras apoyar -a través de su Twitter- a Taylor Swift, acusada por Damon Albarn (líder de Blur y Gorillaz) de no escribir sus propias canciones.
“Aquí en Chile tienes un gran grupo de seguidores que saben que escribes tus propias canciones desde el corazón”, dijo el presidente electo. “No te tomes en serio a los chicos que necesitan insultar o mentir para llamar la atención. Abrazos desde el sur, Taylor”, agregó.
A muchos sorprendió -y otros tanto criticaron- que el próximo presidente de Chile entrara a una polémica entre dos figuras de la música internacional. No a Paz Tondró (25), encargada del Frente Feminista de Convergencia Social en la Región Metropolitana, quien durante la campaña le mostró a Boric la música de la artista estadounidense y le explicó lo que significaba ser hoy una “swiftie”.
“Comencé a contarle lo que ella representa más allá de su música y Gabriel es una persona muy atenta en aprender cosas nuevas. No te podría decir que él hoy es fan de Taylor Swift, pero sí que la escucha, la sigue y está al tanto de lo que hace”, cuenta Tondró, quien en su Instagram destaca una foto con Boric en “La Moneda chica”, en los días en que se escogía al gabinete.
No es común que un presidente, electo o en ejercicio, entre a un debate tuitero de música pop. Tampoco que vaya a buscar en shorts, polera y botines un sándwich a un local, como ocurrió el fin de semana pasado en la fuente de soda La Terraza. Pero ambos gestos son parte del estilo y la personalidad de Boric, que recién cumplirá 36 años este 11 de febrero. Y por estos días, también, son objeto de análisis entre quienes buscan interpretar cómo será la relación entre el Gabriel más privado y el Boric que conducirá un país desde La Moneda.
“Yo creo que está bien que el nuevo presidente de saludo a todos. Nadie es uno, sino más de uno. Como decía Antonio Tabucchi (escritor portugués), cada persona es un baúl lleno de gente”, señala el constituyente Agustín Squella.
La tensión entre esa figura política, seguidora de ideales republicanos, y su mundo privado, a veces inmaduro, lo ha acompañado durante toda su labor parlamentaria. Pero ahora es cuando más los ojos estarán puestos en cómo logra conciliar las dos versiones de sí mismo dentro de un traje presidencial.
El viernes 21, en una entrevista con BBC Mundo, el diputado dijo que prefería que le dijeran presidente, que Gabriel a secas. “Es un desafío difícil, pero he ido entendiendo que es importante asimilar la institución presidencial. Porque yo hoy estoy sentándome en una institución que ya existe. Y, por lo tanto, sin perder mi esencia, creo que es importante lo que se construye y lo que se lega a posteriori. Y, en ese sentido, pienso que lo que corresponde en este momento es que se me trate como la institución que represento”, argumentó, dejando más tranquilos a varios de sus asesores, que le han aconsejado insistentemente que debe cuidar su imagen.
Pero al día siguiente, el presidente electo fue sorprendido comprando un sándwich y apenas un tuitero subió la foto, el propio Boric le respondió: “Es que la mayo casera de La Terraza es insuperable”.
En la misma conversación con la BBC abordó los temores que despierta tener un presidente millennial: “Esa crítica de que somos demasiado millennials es como si alguna vez hubiésemos dicho que los baby boomers jamás podrían haber asumido el poder cuando son los que gobernaron Chile durante los últimos 30 años”.
La voz de los analistas
¿Es positivo este estilo presidencial? ¿Negativo? ¿Cuánto de espontaneidad y cuánto de maqueta hay detrás?
Un estrecho colaborador suyo cuenta que caminar en esa línea es una entrategia bien evaluada. Es decir, mostrar un tono republicano, pero en ningún caso dejar de que “sea él mismo”, pues su cercanía tiene un alto valor. De hecho, agrega que la idea es “que se guarde un poco” hasta el 11 de marzo, porque hay un riesgo de que invada demasiados espacios y no necesariamente en forma voluntaria. Advierten que todavía hay un vuelo de la “boricmanía” que se desató para la segunda vuelta, lo que hace que muchas de sus apariciones, menciones y memes se viralicen automáticamente.
Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la UDD, advierte que “el actual estilo cercano y pop del presidente electo se corresponde con este momento de luna de miel y aprobación ciudadana. La pregunta es ¿será capaz de mantenerlo en momentos de tensión y crítica?”
Müller cree que será difícil: “Está semana se permitió opinar sobre la controversia en la que se vio envuelta Taylor Swift. Este simple hecho fue leído como de empatía e identidad, pero en momentos más turbulentos, el juicio habría sido más de la frivolidad que esto implica en una persona con tan altas responsabilidades”.
El senador socialista Carlos Montes, pronto a ser ministro de Vivienda, resta dramatismo al estilo más distendido de Boric. Recuerda que Jorge Alessandri (1958- 1964) se iba caminando desde su residencia en Plaza de Armas hasta La Moneda y que Patricio Aylwin (1990-1994), de vez en cuando, salía a dar vueltas en su viejo Peugeot para despejar su mente.
“A mí me gusta la idea que un presidente pueda ir a comprar a un boliche o a un almacén de barrio. Me gusta la idea que hablé y comparta con personas comunes y corrientes. Pero la vida va demostrando que pueden surgir algunos riesgos, la acción se va limitando y los mandatarios van aprendiendo en el camino”, agrega Montes.
Para el sociólogo Eugenio Tironi, el grado de identificación que Boric ha logrado con los jóvenes, los niños y los animales es algo muy importante en la actual sociedad chilena, solo comparable con la identificación de Michelle Bachelet con las mujeres en su primer gobierno.
“Antes de que asuma como presidente (11 de marzo), Boric ya definió cuál será su imagen y fijó una nueva forma de poder, que ha sido muy bien trabajada por sus asesores, especialmente a través de su agenda, que mezcla la formalidad con sus gustos personales. Ha logrado un equilibrio muy genuino entre su estampa formal (pantalón, chaqueta, camisa y aspecto bien cuidado), con su talante más personal”, sostiene.
Roberto Izikson, gerente de asuntos públicos de Cadem, coincide con Tironi: “Me parece que Boric logró encontrar un estilo que le acomoda, lo representa y no genera un problema pensando en la investidura presidencial y republicana”.
Diariamente sus redes sociales muestran a Boric recibiendo regalos y escuchando peticiones de personas de distintas edades que llegan a “La Moneda chica”. Y el presidente electo dijo estar consciente de las altas expectativas que esa actitud podría provocar. “La cantidad de expectativas tienen que ver con la idealización de la figura presidencial que va mucho más allá de mis características. Es algo que ha pasado muchas veces en la historia de Chile”, dijo en su entrevista en la BBC.
Carlos Correa, exdirector de la Secom en Bachelet 2, ve como “un activo” su estilo informal y rockero en un gobierno que, a su juicio, “será extremadamente difícil”.
“Lo que se ve complejo es cómo su gobierno se estructura para cuidar ese activo, resolviendo problemas y demostrando que su liderazgo no sólo es una cuestión de estilo”, dice Correa.
En esa línea, Boric ya dijo al presentar su gabinete, que quiere que sus ministros “brillen”. “Tengo la convicción de que un buen presidente no es el que está encima de sus ministros, respirándoles en la nuca, sino el que les permite desplegar todo su talento junto a sus equipos ...”, dijo en esa oportunidad.
Pablo Ortúzar, antropólogo, dice que el estilo Boric está definido “en el plano de la amistad, que es peligroso en política, pero también está lleno de beneficios. Aquí hay una idea de amistad cívica que trasciende las discrepancias políticas. Un sentido como de humanidad compartida, que asumo se explica por su admiración por Albert Camus, famoso por decir ‘prefiero a mi madre que a la justicia’”. “Ahora -sigue Ortúzar-, el lado oscuro del cuento sí es ese: la buena ondita alimentada de adulación. Un amigo es alguien que te corrige cuando te equivocas. Y el otro peligro, que es por lo que Hannah Arendt se distancia de (San) Agustín, es que la amistad es personalmente exigente”. Aunque advierte que “quizás la gramática política de la amistad es en algún sentido terapéutica para un país tan moralmente dañado”, y que “instalarla y mantenerla sea un logro en sí mismo”, Ortúzar sí ve complicaciones.
-Hay un tema sí, que le va a pesar igual que a Agustín: el de la fuerza. Porque la autoridad es compatible con la amistad, pero el elemento de la coerción no es ignorable no más. Sus ganas de “conversar” con la CAM ya reflejan el drama: la CAM se radicalizó porque grupos etnonacionalistas más locos y violentos comenzaron a disputarle territorio. Luego, ahí no habrá diálogo sin fusiles. Apuntar bien los fusiles es condición de poder conversar. Agustín consintió en la coerción imperial contra los donatistas, aunque había preferido el mero diálogo con otros lotes antagonistas, porque cachó que, a veces, hay que sentar a la fuerza al otro en la mesa. Y que si quien tiene la autoridad no está dispuesto a hacer eso, no es amistad lo que quiere, sino caer bien. Buena onda no más-, dice Ortúzar.
La incomodidda a tener escolta
Aunque su equipo ha logrado mantenerlo en reserva y bajo control, una de las cosas que más han complicado al próximo jefe de Estado, primero, al perfilarse como uno de los candidatos favoritos para ganar la elección presidencial, y luego, como presidente electo, es la pérdida de su libertad para hacer las cosas que más le gustan, como ir a comprar libros y discos y jugar al fútbol.
En plena campaña debió aceptar cancelar las pichangas (juega como wing derecho) con sus amigos. Esto, luego que su jefe programático, Diego Pardow, se fracturara un hombro. Su amiga Constanza Schönhaut le ha recomendado el vóleibol.
Pero según sus cercanos, su gran tema en estos meses fue su seguridad.
La misma noche del 18 de julio, luego que él y Sebastián Sichel ganaran sus primarias, el ministro Rodrigo Delgado se comunicó con ambos para ofrecerles el servicio de Protección de Personas Importantes (PPI) de Carabineros. El candidato de la centoderecha aceptó inmediatamente, pero el de Apruebo Dignidad, tras agradecer el apoyo, dijo que preferiría esperar.
Boric afrontó toda la primera vuelta sin escolta policial, siendo el único de los seis candidatos que no contó con protección, ni de Carabineros, ni de la PDI.
Pero semanas después de empezar la primera vuelta, tras un incidente en Talcahuano, la presión de las autoridades se hizo insostenible y a principios de diciembre el diputado debió aceptar que un equipo de tres carabineros -encabezado por la capitana Carolina Soto- se encargara de su resguardo.
Fuentes de Carabineros señalan que todo lo que tenga relación con la seguridad del presidente electo se mantiene en estricta reserva. Uno de los motivos, indican, es que han ido forjando una cercana relación y quieren evitar que la confianza se trice. Un nombre que se ha convertido en un elemento clave es el del mayor Patricio Aguayo.
Su autonomía en Twitter e Instagram
Otra de las cosas que hoy preocupan a su equipo en su impulsividad con el Twitter, su red social favorita, que él controla desde su teléfono y no ha dejado en manos de sus asesores.
Aunque está lejos del Presidente de El Salvador, Nayib Bukele (40), que gobierna vía Twitter e incluso ha nombrado y despedido ministros, Boric está constantemente comentando la contingencia.
“Beeeeeen (cara sonriente con ojos en forma de corazón) y ese centro con lienza de Marcelino”, escribió el jueves en la noche, minutos después que Ben Brereton anotara el empate para Chile frente a Argentina.
Días antes, había sorprendido a los relatores de TNT Sport -que transmitían la final de la Supercopa entre Colo Colo y la UC- al condenar en la misma red social los graves incidentes en las tribunas: “Qué tontera más grande lo que está pasando en el estadio. Se dicen hinchas (da lo mismo del equipo que sean) y con su conducta privan a todos del espectáculo del fútbol. No les importa que haya niños ni familias. No podemos naturalizar esto. No está bien”.
Y aunque su Facebook e Instagram son manejadas por un numeroso equipo de periodistas, diseñadores y expertos audiovisuales, Boric también mantiene su control.
Hace unos días, el like que dio a una escritora e influencer produjo una serie reacciones.
“Los presidentes que se inmiscuyen en farándula o que opinan de cualquier cosa por las redes sociales demuestran más sus debilidades que sus atributos. Bolsonaro y Trump son ejemplos y a ambos les fue mal. No se trata tampoco de que Boric pierda su esencia, pero con los desafíos que tiene en su nuevo gobierno, tuitear sobre todo lo que haga o deje de hacer se puede tomar como una señal de cierta desidia frente a los problemas que enfrenta el país”, afirma Mauricio Morales, académico de la U. de Talca.
Sin corbata
Tampoco fue fácil para sus cercanos convencerlo de que tenía que ordenar mejor su agenda (aún no cuenta con secretaria) y pedir asesoría de imagen a una experta que cambiara su look sin perder su identidad.
Tras su paso a segunda vuelta, su amiga, la constituyente Constanza Schonhaut, llamó a Natalia Schwazenberg -una de las productoras de moda más cotizadas del país- para que se hiciera cargo del estilo del presidente electo.
Pero la idea no le gustó tanto. Cuentan en su equipo que el contacto nunca fue directo entre Schwazenberg y Boric, sino que esa relación la llevaban Schonhaut e Irina Karamanos y eran ellas las que le llevaban la ropa para que se la probara y elegir.
Algo que no cedió en los debates, eso sí, fue desabrocharse dos botones de la camisa cuando el consejo era que fuese sólo uno.
Otro tema fue la barba. En el equipo le recomendaron cortársela con un barbero profesional, algo que en un principio no fue de su agrado. Él quería afeitarse por su cuenta.
Lo que sí ya está definido es que no usará corbata en la ceremonia de cambio de mando.