El presidente del PPD, Jaime Quintana, según cuentan en el oficialismo, partió la semana con una llamada telefónica con el Presidente Gabriel Boric. El tema principal de conversación fue el posible cambio de gabinete acotado que pretendía hacer Boric antes del 16 de noviembre, motivado por los ministros que eventualmente estuvieran dispuestos a competir en las elecciones parlamentarias de 2025.

Ese lunes, Quintana se llevó una sorpresa. Contrario a lo que venían empujando los partidos, Boric le adelantó que había definido no tocar su gabinete, mantener a su equipo y confirmar a todos sus ministros para que sigan llevando adelante las reformas pendientes. Quienes supieron del intercambio comentan que el objetivo de la llamada era explicarle a uno de los timoneles del Socialismo Democrático el porqué de su decisión. Y, junto con eso, Boric despejó la incógnita sobre el futuro de la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), quien tambaleaba tras ser golpeada por el caso Monsalve.

Fue en ese momento en que se extendió en la alianza de gobierno que Boric finalmente aplicaría freno de mano y sorprendería a la opinión pública al descartar un cambio de gabinete que el mismo lunes 4 de noviembre su vocera, Camila Vallejo (PC), había informado. Algo que luego él descartó el martes de esta semana. “Quiero a todos mis ministros trabajando”, afirmó.

Pese al giro de su posición, fuentes de Palacio confirman que al menos hasta antes de las elecciones municipales y del escándalo del ex subsecretario Manuel Monsalve, el Mandatario se había resignado a hacer un ajuste ministerial. El plan implicaba hacerlo después de la Teletón y limitarlo a quienes estuvieran interesados en apostar por dar el salto para la próxima legislatura del Congreso.

Esa ruta fue abruptamente modificada por Boric durante el fin de semana. Fuentes del oficialismo comentan que antes de que optara por resistir con su gabinete, el Presidente fue tomando el pulso de las pretensiones de sus ministros, pero también de los partidos. Y lo hizo de manera directa en la mayoría de los casos, pero también apoyado por su jefe de gabinete, Carlos Durán (FA), quien suele ejercer de interlocutor con las colectividades de gobierno.

Not cambio

Semanas atrás, Boric había transmitido su intención de que el PS tanteara si la ministra de Defensa, Maya Fernández, estaba disponible para competir en la próxima parlamentaria. Sobre la mesa estaba la opción de que disputara el cupo que dejará su tía, la senadora Isabel Allende (PS), en la Región de Valparaíso, o eventualmente retornar al distrito 10, donde era diputada antes de pasar al Ejecutivo. La aventura por la senatorial porteña se veía cuesta arriba. Los resultados de la elección de gobernador, en que Rodrigo Mundaca (Ind) no pudo ganar en primera vuelta, complicaron el escenario.

Pese al ruido que generaba esa alternativa a nivel mediático, lo cierto es que la opción de que Fernández se fuera del gabinete nunca convenció al socialismo. Si bien en la directiva admiten que fue algo que se exploró, lo cierto es que la titular de Defensa no registraba buenos números en algunas de las mediciones preliminares que ha realizado la colectividad en las zonas donde se perfilaba como candidata.

La gestión más concreta del PS para evaluar la opción ocurrió cuando la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, invitó a Fernández y a casi la totalidad de los ministros socialistas -Mario Marcel, de Hacienda; Carlos Montes, de Vivienda, y Jéssica López, de Obras Públicas- a comer a su casa. En el encuentro, Vodanovic intentó entusiasmarla, pero la ministra no se dio por aludida. De hecho, les comunicó algo que ya había decidido hace un tiempo: que se quedaría en el gabinete, a menos que el Presidente optara por sacarla.

Así fue como Vodanovic confirmó que ninguno de sus representantes saldría del gabinete. Pese a que sonaba la subsecretaria de la Segegob, Nicole Cardoch, ella siempre dijo a su equipo que su opción era quedarse. La oferta que le hacían era un distrito de O’Higgins, una zona favorable a la derecha, con muy pocas opciones. Mas aún después de los magros resultados en las municipales. Esa determinación se la terminó comunicando al secretario general del PS, Camilo Escalona. Junto a ella también figuraba el subsecretario de Defensa, Ricardo Montero. El exconvencional veía con buenos ojos la opción de pasar a ser ministro si Fernández abandonaba el gabinete, pero también evaluó la opción de competir por el mismo distrito del Maule Sur que lo llevó a la Convención.

En el socialismo reconocen que sí les interesaba la carta de Monsalve como candidato al Congreso. La exautoridad les había dicho que lo iba a pensar, aunque antes de que lo denunciaran por violación ya había tomado la decisión de quedarse en La Moneda. Pese a eso, una semana antes de que se destapara el caso, Vodanovic, junto con el ministro Segpres, Álvaro Elizalde (PS), tuvieron una última conversación en uno de los patios de La Moneda para intentar convencerlo. La gestión fue infructuosa. Además, a esa altura, Monsalve ya estaba al tanto de que lo iban a denunciar y había activado las gestiones con Inteligencia de la PDI bajo la tesis de la supuesta extorsión en su contra.

En el PC el asunto fue zanjado de forma institucional por la comisión política. La instancia acordó que sus ministros no debían renunciar para competir al Parlamento, ya que el interés estaba en mantener a sus ministros liderando agendas como el fin del CAE o la reforma previsional. Además, pesó el hecho de que debían aprovechar la fuerte presencia comunista en el gabinete: con ministros PC en la Segegob y Trabajo integrando el comité político, a los que se suman los titulares de Educación y Justicia.

Fuentes del PC comentan que el ministro de Educación, Nicolás Cataldo (PC), sí manifestó intenciones de competir para ser diputado por el distrito de Recoleta, mientras que cercanos al ministro dicen que luego de ingresar el proyecto que termina con el CAE se terminó inclinando por quedarse en el Mineduc. Hace algunas semanas, Cataldo tuvo una “conversación sincera” con el Mandatario. En ese diálogo Boric le preguntó por sus planes y ahí le manifestó que prefería permanecer en el gabinete.

Fuentes del Mineduc cuentan que el lunes Cataldo convocó a su equipo y transmitió que no habría cambio de gabinete y que se quedaría hasta el final. Todo esto, en medio de la opción de que si salía Cataldo, el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana (FA), pudiese reemplazarlo. Tanto así que Orellana alcanzó a tener en agenda una reunión con Boric, la que finalmente no se concretó.

Cataldo también conversó con el timonel comunista, Lautaro Carmona. El último diálogo ocurrió el jueves de la semana pasada, antes del comité central del PC. Ahí le dijo a Carmona que si el partido lo requería, él era un cuadro político disponible, pero que en ese caso quería certezas de competir en un distrito con posibilidades de ganar. “Siempre esta cómo posibilidad ser parlamentario, pero hoy el esfuerzo está en ser ministro”, dijo este sábado el líder del Mineduc a La Tercera.

En el Frente Amplio (FA) lo que más preocupaba era la posibilidad de que la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, pudiese salir del gabinete. No solo porque es la única representante del FA en el comité político, sino que porque implicaba una dura pérdida para la colectividad.

A fines de la semana pasada, al interior del FA su futuro no estaba del todo resuelto. La molestia más grande apuntaba a que -tras el estallido del caso Monsalve- su permanencia estuviera atada a la de Tohá. De hecho, el partido exploró la opción de que compitiera, ya sea por el distrito 10, 12 o incluso en Valparaíso, pero Orellana nunca mostró interés, ya sea por razones familiares o por su intención de cerrar bien su gestión de cuatro años al mando del ministerio predilecto para desplegar la agenda feminista del FA. De fondo, pesaba aún más el hecho de que tuviera que pagar los costos políticos del caso Monsalve, siendo que nunca participó de una decisión y recién fue notificada el mismo día en que el ex subsecretario renunció.

La titular de la Mujer optó por su defensa personal, ante la arremetida de la derecha en su contra. Tanto así que su estrategia generó un cortocircuito en el comité político, sobre todo con Vallejo. La vocera también fue marginada en los primeros días del caso, pero a diferencia de Orellana, cerró filas con el gobierno y, haciendo gala de su formación comunista, se ordenó tras el Ejecutivo y contuvo el golpe. De hecho, evitó desentenderse, y solo porque le preguntó un periodista en una vocería, respondió en público que tampoco fue informada a tiempo de la denuncia.

A ellos se sumó la opción de que saliera la ministra Javiera Toro (FA), de Desarrollo Social, sobre todo por quienes estaban interesados en aumentar los escaños de la vertiente del expartido Comunes en la Cámara. También se barajó que el ministro de Agricultura, Esteban Velásquez, compitiera por un distrito de O’Higgins, pero fuentes de su partido, los Regionalistas Verdes, dicen que lo descartó tempranamente y así se lo comunicó a la timonel, Flavia Torrealba.

Partidos indignados

El lunes, dicen en el oficialismo, cuando Quintana habló con Boric, el Mandatario no le dijo nada respecto de un cambio a nivel de subsecretarios. Menos aún que estaba pensando pedirle la renuncia al ex subsecretario de Prevención del Delito Eduardo Vergara, una de las cartas fuertes del PPD en La Moneda.

Por eso, el miércoles, cuando La Tercera informó su salida, la indignación en el PPD se extendió de inmediato. Su partido -que lo tenía bien evaluado, pese a la mala relación que tenía con Monsalve- se molestó y acusó estar sorprendido por el cambio. Antes de esto, Quintana alcanzó a ofrecerle competir por uno de los distritos que abarca la comuna de Pichilemu, donde ya se midió electoralmente en 2021, pero Vergara rechazó la oferta. La molestia del PPD fue tan grande, que ese mismo día Quintana se reunió con Durán y tomó contacto con Tohá.

El ajuste de segundo nivel con los subsecretarios también provocó molestia en el FA. El partido de Boric tuvo que resignarse a ser notificado de que perdería dos cupos: los de las ex subsecretarias Noela Salas (Culturas) y Carolina Gainza (Ciencias). “¿Por qué tenemos que ser siempre nosotros la moneda de cambio cuando se hacen ajustes y más encima premiando al Socialismo Democrático?”, dice en privado un integrante del comité central del FA.

Lo que más los hizo indignarse -con reclamos que derivaron directamente hasta la ministra Orellana y Durán- es que se premiara al Partido Liberal, dándole la Subsecretaría de Justicia. Esto incluso luego de que fueran en otro pacto para la Gobernación de Los Lagos, donde el oficialismo no pasó al balotaje. Algo similar ocurrió con los liberales en La Araucanía, quienes optaron por apoyar al independiente René Saffirio. De hecho, el diagnóstico de que el FA ha sido marginado de ministerios y subsecretarías relevantes es tan extendido, que cuando cayó Monsalve intentaron posicionar a Víctor Ramos (FA) como su sucesor, pero Tohá rápidamente instaló a su favorito: Luis Cordero (Ind).

La sensación con la que se quedaron en los partidos de la alianza de gobierno es que las decisiones sobre el cambio de gabinete se tomaron a última hora y sin un diseño político claro para enfrentar lo que se viene, sobre todo en un contexto en que la derecha está cada vez más ruda.

Pero en La Moneda replican diciendo que el diseño fue expuesto en el último consejo de gabinete que se hizo el lunes de esta semana. En esa reunión se planteó que el objetivo del Presidente es dibujar una hoja de ruta que fortalezca los proyectos más emblemáticos de su programa, lo que algunos llaman las reformas más identitarias del sector y lo que podría terminar siendo su legado.

En función de eso, dicen fuentes de Palacio, el Mandatario estimó que lo que más convenía era no hacer cambios en los equipos, para así no retrasar la tramitación de temas como la reforma previsional, el fin del CAE, la reorganización de las deudas educativas, deuda histórica de profesores, sistema nacional de cuidados y aborto.

Detrás de eso, lo que hay es el interés de Boric por cerrar su mandato con sus promesas cumplidas y los proyectos ingresados en el Congreso, para así mostrar que el gobierno cumplió. Incluso, uno de los elementos que forman parte de ese diseño es la determinación del Presidente de no ceder ante la presión de la derecha. A sus ministros y a sus cercanos les ha dicho que no quiere terminar “capturado” por las amenazas de la oposición.

El problema de eso, al menos para los partidos, es que la hoja de ruta que vislumbra el Mandatario no tiene un correlato en una estrategia electoral para las próximas parlamentarias. Son varias las colectividades que evalúan negativamente que el gobierno no haya sido la cantera de futuros candidatos, ya que en comicios con voto obligatorio se necesita de rostros conocidos.

En un contexto de una carrera presidencial adelantada, con la alcaldesa Evelyn Matthei (UDI) en posición aventajada y el oficialismo naufragando en una profunda orfandad de candidatos, ya se está haciendo presente en los análisis de los partidos que si la opción de retener La Moneda se aleja, los esfuerzos tienen que estar en no dejarle a la derecha la mayoría de la Cámara y el Senado.