Por ahora, los clubes chilenos se preparan para la próxima temporada con una premisa clara: billetera prácticamente cerrada. Atrás quedaron aquellos mercados de verano donde jugadores arribaban a nuestro alicaído torneo a cambio de varios millones de dólares.
Hoy, sin duda, nadie tiene esos recursos. Y aunque los tuviera, lo concreto es que últimamente el dinero no garantiza la felicidad. Que lo diga la gente de la U este 2019, que con una plantilla mensual de $ 760 millones peleó el descenso.
Por ello es que los nombres que han aparecido en el escaparate arriban a costo cero y con sueldos más acordes a la realidad chilena.
Matías Fernández, quizás el caso más emblemático, viene de un par de malas temporada y firmó su acuerdo por 15 mil dolares mensuales.
Walter Montillo, otro nombre que viene por su segunda vida en los azules, podría firmar por menos dinero de lo que recibía en Tigre.
Así es la nueva etapa del fútbol chileno.