“De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85% de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea”. El pasado domingo, a través de la red social X, el líder salvadoreño Nayib Bukele anunciaba así su victoria en los comicios de esa jornada, los mismos que le permitirán gobernar hasta 2029 tras asegurar un segundo quinquenio en el poder. El problema es que el posteo lo hizo un par de horas antes de que se conocieran los resultados oficiales de las elecciones generales.

La noche de ese domingo, Guillermo Wellman, magistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE), aclaró que esos resultados no eran oficiales. “Nosotros somos los que damos los resultados oficiales”, afirmó. “Daremos los resultados oficiales conforme se desarrolle el escrutinio. Lo que se diga fuera de aquí no es oficial hasta que nosotros no lo aseveramos”, agregó.

Recién este viernes, el TSE confirmó la victoria de Bukele. Con el 99,1% de las actas de votación escrutadas, el presidente obtuvo la reelección con 2.681.254 votos válidos (84,6%). Así, el político de 42 años -que asumirá el nuevo mandato el 1 de junio- supera el total de los sufragios logrados en los comicios de 2019, cuando registró 1.434.856 votos (53,10 %).

Partidarios del presidente de el Salvador, Nayib Bukele, celebran frente al Palacio Nacional después de las elecciones presidenciales en San Salvador, el 4 de febrero de 2024. Foto: Reuters

Pero ya al día siguiente de las elecciones, el diario digital El Faro, que ha investigado extensamente la administración de Bukele, publicaba un duro editorial en el que denunció derechamente un “fraude electoral” en los comicios del domingo. Junto con ello, declaró que el país “entrará en una dictadura a partir del 1 de junio de 2024, cuando Bukele asuma un segundo mandato que es inconstitucional y cuando ya no queda ninguna institución que le impida hacerlo”. La Constitución salvadoreña de 1983 prohíbe la reelección inmediata de los mandatarios, pero el jefe de Estado fue habilitado para repostularse gracias a una resolución emitida por los nuevos magistrados de la Sala Constitucional, impuestos por el oficialismo en 2021.

Carlos Dada, director de El Faro, comenta a La Tercera que Bukele “violó cinco artículos constitucionales que prohíben literalmente la reelección y utilizó todos los recursos del Estado para hacer campaña”. La Asamblea Legislativa destituyó a los magistrados del Constitucional y luego los nombró inconstitucionalmente. Estos magistrados son los que interpretaron la Constitución, pero Bukele mismo se ha apropiado de todas esas acciones en público”, explica.

Dada argumenta las razones por las cuales El Faro considera que la administración actual de Bukele y la de sus próximos cinco años pueden calificarse como una “dictadura”. “Si un presidente es capaz de violar todos los artículos de la Constitución y esto no tiene consecuencias, y ya no hay ninguna institución del Estado capaz de frenar esta violación tan flagrante a la Constitución, quiere decir que estamos ante un presidente que está por encima de cualquier cuerpo de ley. Y, por tanto, estamos ante una dictadura”, justifica.

Carlos Dada, director del diario digital salvadoreño El Faro.

El periodista de 54 años es pesimista del segundo quinquenio del líder del partido Nuevas Ideas en el poder: “Va a aumentar la persecución a la crítica, va a aumentar la represión, va a aumentar el férreo control que Bukele ya tiene sobre todas las instituciones del Estado y, por tanto, aumentará la opacidad de la información”, prevé el director de El Faro. “Todo lo que podía fallar con esta elección, falló”.

“El talón de Aquiles”

Si bien el Presidente ha triunfado en reducir las pandillas con su cuestionado plan de seguridad, en especial por las acusaciones de abusos a los derechos humanos cometidos contra los detenidos, la economía es otro pilar que preocupa a los salvadoreños respecto del quinquenio que se inicia en junio. En 2023, la economía local tuvo un débil crecimiento de 2,2%, siendo el menor de Centroamérica, según el FMI. “Su segundo gobierno será problemático, porque no se cumplirán las expectativas de la gente ni en lo económico ni en lo social. Las tendencias (económicas) no son buenas para él”, dijo a la agencia AFP el economista independiente salvadoreño César Villalona.

“La mayoría de los salvadoreños ahora se está yendo, porque la economía está en crisis, lo que es uno de los grandes talones de Aquiles de Bukele. Él necesita gastar mucho dinero para mantener su popularidad, lo necesita gastar en cosas visibles, como en Miss Universo, por ejemplo, que costó millones, pero no hay dinero”, explica Dada a La Tercera. Uno de los elementos que dan cuenta de la crisis económica que vive El Salvador son los préstamos que el gobierno ha tomado de los fondos de pensiones, según denuncian expertos locales.

Imágenes del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se proyectan en edificios durante las elecciones presidenciales y parlamentarias en San Salvador, el 4 de febrero de 2024. Foto: Reuters

A fines de 2022 Bukele aprobó una reforma de pensiones que le permitiría a su administración extraer los recursos de los fondos de pensiones para cumplir con las obligaciones financieras del país, lo que algunos de sus críticos consideran como un intento para aparentar una disminución de la deuda pública. “Así va él por la vida. Se jaló los fondos de pensiones diciendo que los va a repagar no sé cuándo, pero bueno, por lo pronto ese dinero que no es de él ya lo está usando el gobierno”, critica Dada.

Al respecto, datos del Banco Central de Reserva consultados por la agencia EFE indican que la deuda estatal con los fondos privados de pensiones en El Salvador, que se alimentan de las cuotas de los trabajadores, se elevó en casi 1.100 millones de dólares entre abril y diciembre de 2023.

Según Dada, Bukele no ha dado informaciones explícitas respecto de qué piensa hacer para mejorar la economía en el que sería su segundo mandato. “Él solo habla de proyectos grandilocuentes. Desde la campaña anterior sigue hablando de que va a construir el Tren del Pacífico y un aeropuerto en el oriente del país, en la unión cerca del Golfo de Fonseca. Habla de muchas de estas cosas, sobre las cuales no hemos visto nada”, explica.

El fracaso de las bitcoins

En septiembre de 2021, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal. Desde entonces, el gobierno de Bukele ha invertido más de 250 millones de dólares en ese proyecto, para el que prometió construir una ciudad tecnológica en las faldas del volcán Conchagua, que utilizaría energía geotérmica para alimentar la urbe y las supercomputadoras utilizadas en la minería de bitcoin. Hasta la fecha, la metrópoli aún no se ha construido y, según Dada, la idea inicial de usar el bitcoin fracasó “rotundamente” en el país.

Agentes penitenciarios vigilan a los pandilleros en el Centro de Confinamiento del Terrorismo, en Tecoluca, El Salvador, el 15 de marzo de 2023. Foto: Reuters

“Tú puedes pagar en bitcoin en cualquier lado. Solo que hay un problema: el 70% de los salvadoreños ni siquiera tiene cuenta en un banco”, critica.

Pese a los cuestionamientos, el bitcoin seguirá siendo moneda de curso legal en El Salvador durante el segundo mandato de Bukele, según el vicepresidente Félix Ulloa, quien agregó que el gobierno continuará sus planes de lanzar bonos respaldados por bitcoins durante el primer trimestre de 2024. Ulloa también afirmó que seguiría adelante la construcción de Bitcoin City, un paraíso criptográfico libre de impuestos en el este del país, y la emisión de pasaportes a los inversores que aporten el equivalente a un millón de dólares en la criptomoneda, según Reuters.