Fue Gabriel Boric quien le pidió personalmente al senador socialista Carlos Montes que se sumara al equipo político de su comando tras haber sido él y no la carta de la centroizquierda -Yasna Provoste- quien pasara a la segunda vuelta.
El legislador -quien no fue a la reelección- se hace cargo de la inédita derrota que vivió su sector en la presidencial y sostiene que “efectivamente, el socialismo democrático y la centroizquierda han pagado el costo de perder su sello”. También es crítico del rol que ha jugado su partido en los últimos años. Sostiene que el PS ha pecado de cortoplacismo y que “debe preguntarse por qué perdió legitimidad en la ciudadanía y, a partir de eso, pensar en el futuro”.
Usted no quiso ser la carta presidencial del PS e impulsó fuertemente a Paula Narváez. ¿Qué perspectiva tiene ahora?
Han ocurrido muchas cosas desde que asumió Sebastián Piñera. Necesitamos hacer una reflexión muy de fondo respecto a lo que ha pasado en el país. Nada puede explicarse por sí solo sin ubicarlo en un marco más amplio. Y eso es una cosa pendiente que, inmediatamente después del 19 de diciembre, debe ser central en el debate político del socialismo democrático. Los resultados dan cuenta de una búsqueda de la ciudadanía de alternativas más netas. Las alternativas más de centro parecieron más difusas para la gente.
¿Cómo interpreta el ascenso de José Antonio Kast? Algunos lo ven como un contrasentido tras el estallido social de 2019.
Hay muchos factores. Pero es importante hacer un análisis más riguroso del estallido mismo. Porque ese proceso implicó decir “queremos cambios, queremos otra sociedad”, pero también “queremos hacerlo en determinadas maneras”. Y han pasado dos años, entonces la gente esperaba que a estas alturas ocurrieran cosas que no han ocurrido, y eso provoca frustración. Eso de todas maneras era imposible dado el gobierno que tenemos y el curso de transformaciones que se planteó, que fue a través de la Convención Constitucional. Además, sin lugar a dudas, la pandemia es un factor que influyó en las percepciones que la gente tiene de su futuro.
¿Y cómo interpreta el éxito de esta ofensiva en favor del orden?
Desde el primer momento las personas dijeron “queremos cambios, pero no que incendien el Metro”. Y hubo siempre resistencia a los saqueos y actos vandálicos. Entonces la demanda no iba en un solo sentido, era pedir cambios, pero también poder convivir. Y, en ese sentido, sí creo que incidió. El aniversario del 18 de octubre fue bastante violento y a mucha gente la remeció, a lo que se suma la situación de La Araucanía; estas demostraciones de grupos con armas mostrando cierto control del territorio. Cosas de ese tipo muestran al país en un estado de conflicto mayor. Todo esto hay un sector de la ciudadanía que no quiere vivirlo y quisiera que eso se resolviera. La ciudadanía percibe que una salida del tipo que plantea Kast podría ser una línea de solución. Pero acá se requiere construir una solución bastante dialogada y más compleja que solamente decir “impondré la fuerza y contendré todo”.
¿Ve cierta responsabilidad de sectores que validaron esas formas de expresión?
La socialdemocracia tiende siempre a diferenciar los delitos cometidos respecto de las causas. Y hay gente que solamente piensa en las causas y no asume que la violencia está afectando a parte de la sociedad y está saliéndose de los límites que hemos convenido. Ha habido figuras que no la critican suficientemente.
¿Por qué Yasna Provoste queda quinta?
Efectivamente, el socialismo democrático y la centroizquierda han pagado el costo de perder su sello. Para la ciudadanía no representamos algo claro, un proyecto de futuro y tampoco una visión del presente suficientemente neta. Y eso es algo que hace necesario que nos repensemos, repensar lo que ha ocurrido, cómo hemos actuado, pero también repensar el proyecto.
¿Qué falló en la candidatura de Provoste en particular?
No era claro lo que Provoste representaba como alternativa para el país. Salvo en los sectores más de elite, en el resto de los sectores no era claro lo que representaba. Y hay que asumir eso. Nuestro comportamiento, una valoración crítica de la historia, y muchos otros factores hacen que no esté claro lo que representa hoy la centroizquierda.
¿Hubo un error de cálculo del PS al insistir tanto con esta primaria que pidió Narváez? Algunos han planteado que eso terminó desgastando a la carta más competitiva que era Provoste.
Lo que tiene que ver con temas de campaña explicaría quizás la mitad de lo ocurrido. Pero el resto lo explica el cuadro general, que es lo que representa este sector en el país. Es un tema más global. Aquí se requiere ese análisis crítico y pensando en el futuro. Si Paula Narváez no competía habría habido un proceso de dispersión del PS mayor al que hubo. No era fácil entrar directamente a apoyar a una candidata de la DC.
El FA y el PC han logrado desplazar a la ex Concertación. ¿Han leído mejor el momento que vive el país?
La lectura de ellos del momento que vive el país también es algo que está en proceso. Es cosa de mirar los resultados parlamentarios. Ahora, si se mira respecto de nosotros, ellos aparecen como una alternativa nueva, distinta... Cuán clara es, eso está por verse. No creo que sea un proceso plenamente consolidado, está en desarrollo.
¿Qué responsabilidad le cabe al PS en eso?
Eso es lo que hay que reflexionar.
¿Pero cuál es su diagnóstico?
No quiero entrar a anticipar sobre la marcha eso. Mi opinión es que el PS requiere un proceso de reflexión profunda.
¿Cree que el PS ha abandonado su rol articulador? Estuvieron a punto de romper el eje con el centro para irse a una primaria con el FA y el PC.
Sin lugar a dudas hay que hacer una autocrítica, ese fue un proceso muy incomprensible. Y dependía no solo de comportamientos propios, sino de la visión que otros tenían de nuestros socios. En fin, ahora nuestro objetivo es uno solo: que el 19 de diciembre gane Gabriel Boric.
¿Qué vigencia puede tener el proyecto de la centroizquierda después de esta derrota? ¿Cómo se recompone?
El socialismo democrático es un proyecto necesario para el país, pero tiene que superar sus debilidades. En eso, el PS tiene una larga historia que tiene que procesar, replantear, y asumir todo lo que hizo en los 30 años. Porque esta caricatura que se hizo de los 30 años nos ha afectado.
¿Cree que pecaron de un complejo ante la crítica de esta nueva generación que irrumpe?
Hubo algo de eso. Pero esto no era un tema de defender los 30 años, sino en ser más rigurosos en evaluarlos. Porque uno puede diferenciar perfectamente durante ese tiempo un periodo que fue muy adecuado y otro que fue más confuso.
¿Cómo se imagina el futuro? ¿Ve a un PS ligado al eje histórico con la DC o más cercano a una alianza con el FA?
Eso está por discutirse, veo al PS con una perspectiva de apoyar las reformas que hay en el país, en caso de que gane Boric, que yo espero que así sea. Y a partir de eso, vivir un proceso de reunificación, de reconstrucción, de reinserción en la sociedad y en los grandes temas. Si gana Boric, el PS tendrá grandes desafíos, pero el gobierno va a ser de Apruebo Dignidad y el PS tiene que asumir eso.
El presidente de su partido hablaba de defender la tesis de la unidad más amplia. ¿Se condice con la redefinición de un proyecto que ha perdido su espacio?
La tesis de la mayoría por los cambios es fundamental para hacer transformaciones. Y el Congreso que tenemos ahora va a ser una fuerte limitación. Pero no significa que no haya que construir y recuperar el diálogo con la sociedad. El socialismo tiene que discutir los grandes temas; reponer el sentido de lo público y lo colectivo.
Usted decía que el gobierno debía ser de Apruebo Dignidad ¿No está por incorporarse a un eventual gobierno?
Creo que este es un gobierno de Apruebo Dignidad. Lo que vaya a hacer el socialismo va a depender de muchos factores de realidad, pero el eje va a ser apoyar las reformas.
¿No le parece raro que ellos no los hayan invitado aún a formar parte?
No, lo lógico es que si ellos ganaron la primera vuelta hagan gobierno.
¿Ve un riesgo a sumarse?
Es un tema a debatir, pero por ahora puedo decir que hay que apoyar las reformas desde el primer día y con mucha claridad. A su vez, tenemos que participar en el debate nacional, reinsertarnos en la sociedad; el PS no puede seguir actuando sin asumir lo que ha ocurrido todo este tiempo, y mirando solo el corto plazo, debe preguntarse por qué perdió legitimidad en la ciudadanía y, a partir de eso, pensar en el futuro.
Fue de las únicas figuras de la ex Concertación que entraron formalmente al comando de Boric. ¿Cómo lo han recibido?
Como este tiempo es tan corto, lo más importante es aportar al caudal de Boric en los territorios. Yo he estado en un equipo político, que se reúne diariamente, que discute las coyunturas, pero la opción directiva es de Apruebo Dignidad. Nosotros tenemos que asegurar que aquí se acumulen capacidades, fuerzas y condiciones para ganar el 19 y, a partir de eso, vendrá otro debate.
¿Han influido en un cambio de rumbo?
No, no era nuestro propósito eso, sino que contribuir a que esto crezca y se ensanche.
¿Cuáles son los cambios programáticos comprometidos?
Me parece muy bien la discusión que se está dando a nivel de economistas, o sea asumir datos de la realidad, porque el primer año del gobierno va a haber que aplicar un presupuesto acordado por el actual gobierno, con restricciones muy fuertes, aunque con márgenes de holgura que también hay. El gobierno que va a instalarse tiene que asumir las necesidades que hay, dentro de las limitaciones también y, a su vez, proyectar las transformaciones.
¿Y cómo se podrá desplegar el programa con un Congreso en el que no tienen las mayorías aseguradas?
Es muy complejo y supondrá desarrollar todos los talentos, capacidades y amplitud para lograr las mayorías necesarias.
¿Qué evaluación tiene de lo que se ha hecho en estas primeras semanas después de la primera vuelta?
Ha sido una muy buena semana para Gabriel Boric. Ha habido actos que nos sorprendieron a todos, se ha recuperado mucha épica y fuerza. En términos del discurso, por ejemplo en materia de seguridad, nadie tiene una bala de plata. Llevo años en este debate... Imagínese que Piñera dijo que se le acabaría la fiesta a los delincuentes, pero la verdad es que tenemos que repensar las soluciones. Hay que enfrentar globalmente el problema, con humildad y sumando a todos los actores.
Para ganar, de aquí al 19, ¿han faltado más gestos de él hacia el centro político?
En lo económico, el hecho de aceptar que el déficit estructural del próximo año es el que plantea el Presupuesto, o sea, pasar de -11 a -3,9 es muy fuerte, y solo en el caso que haya situaciones sanitarias excepcionales se iría más allá. Los diálogos que hay para todos los sectores son muy importantes, porque no solo vienen de él. El gesto y la decisión de Ricardo Lagos es un gesto al país y es un gesto que fue muy bien acogido, valorado. Además, el propio Boric ha dicho que eso hace repensar la forma en que se plantearon sobre los 30 años. Se ha generado un proceso de mucho interés, que esperamos que tenga desarrollo hacia el futuro.
¿Qué mirada tiene del rol que está jugando el PC en Apruebo Dignidad?
Hay que eliminar el mito de que el PC es un gran problema. El PC gobernó con Michelle Bachelet y aprendimos a convivir. Se hace toda una caricatura y eso no ayuda en nada. Nosotros tenemos diferencias fuertes con el PC, algunas históricas, sin embargo, sabemos lo que representa en la historia de Chile, el aporte que ha hecho y ha demostrado que puede conversar, puede encontrar soluciones y avanzar.
¿Qué opina de la participación de los candidatos en el programa “Bad Boys”, de Franco Parisi? La presidenta del PPD lo calificó como un error.
Comparto que ir no tiene ninguna ventaja desde el punto de vista del objetivo. Es mucho más rica la conversación que está ocurriendo con los votantes de Parisi en distintas partes del país. Los argumentos que se escuchan para haberlo apoyado son muy en la lógica de la antipolítica, porque la información que se tiene es limitada y presentarse como no político hoy día rinde.
Lo llevo a otro tema. ¿Qué le parece que la Cámara haya rechazado el cuarto retiro? Usted dijo que el proyecto no mejoró en la Comisión Mixta y que había quedado incluso más confuso.
Sé que muchas familias esperaban el cuarto retiro y la verdad es que esto es una mala noticia para ellos. Nos metimos en la lógica de los retiros producto de insuficiencias del gobierno a dar una respuesta apropiada. Hasta hoy día el gobierno no es capaz de decir cuáles son los sectores que están más afectados y la realidad nos muestra que hay muchos pequeños emprendedores, que hay muchas personas mayores calificadas que no tienen trabajo. Todo eso genera una necesidad de recurrir a los fondos previsionales, pero no es la mejor forma.
La diputada Pamela Jiles ya ingresó un nuevo proyecto. ¿Se debe avanzar?
No, hay que construir políticas adecuadas y hay que plantearlo de otra manera. Estoy convencido de que hay mecanismos mucho más directos, un programa más directo a las personas que están sufriendo las necesidades a estas alturas.
¿Cómo podría afectar a la candidatura de Boric este rechazo?
Es muy importante que la derecha, que en muchos lados del país salió a hacer campaña ofreciendo el cuarto retiro y después votó en contra, dé explicaciones. En relación a Boric, fue consistente con lo que planteó en distintos momentos. Si bien no se logró el objetivo que él proponía, debiera afectarle mucho más a la derecha.
¿Qué dice de Boric que desoiga a los economistas que incorporó en el ánimo de moderar su discurso?
Habla muy bien de alguien que es capaz de acoger la diversidad y discutir con gente que no piensa igual que él. Pero creo que las decisiones de hoy día están ligadas a decisiones previas y son políticas. Boric tuvo que optar y esa es la línea política que él siguió.