La ministra del Interior y jefa política del gobierno traza las líneas del segundo tiempo y llama al oficialismo a ponerse detrás del Presidente y su equipo. En la suma y resta de estos primeros dos años, Carolina Tohá dice que el gobierno ha tenido logros importantes en el plano económico, social e incluso en seguridad. Asume, eso sí, que el gran desafío es que eso haga pie en la vida cotidiana de las personas.

En el balance, ¿qué ha sido lo más difícil del primer tiempo del gobierno?

Sin duda, lo más difícil ha sido ir cerrando una etapa marcada por la discordia, la desmesura, una exacerbación de las trincheras que nos tuvo muy trabados como país. Hoy, Chile no está en la misma situación que estaba cuando llegamos al gobierno.

¿La ciudadanía tendrá la percepción de que Chile está mejor en estos últimos años?

Creo que eso es algo por construir. Pero lo que es un hecho, un dato grueso, es que cuando el gobierno asumió llegamos a tener una inflación de 14%. Hoy tenemos un 3%. Llegamos con un Estado que estaba endeudándose, con una inversión extranjera que iba a la baja. El año pasado tuvimos la inversión extranjera más alta de los últimos 20 años.

Llegamos con un sueldo mínimo de 350 mil pesos y en dos meses más vamos a estar en 500 mil. Son saltos sociales enormes para la gente. Pero, además, el país venía con un tema creciente con el crimen organizado, de violencia en el sur, de desorden público, y no había ninguna respuesta política para esos temas. Hoy tenemos una agenda que se está haciendo cargo. A veces siento que hay un interés por no mirar los cambios enormes que ha habido en esta etapa.

¿Cree que hay una percepción injusta? El propio Presidente ha hecho autocríticas, reconocido errores…

Las percepciones son siempre válidas. Pero no podemos omitir los hechos, negar los datos. Definitivamente, no estamos en la misma situación de hace dos años.

¿Y por qué cree que eso no se refleja en la evaluación ciudadana?

Si hacemos el contraste con los últimos gobiernos, este no es el que tiene menos apoyo ciudadano. Al revés. Tiene bastante más que los que lo antecedieron. Ahora, sin duda que se necesita un apoyo muy superior para hacer los cambios que queremos. Entonces, es un tema de todas maneras.

Lo que está en juego

En la primera etapa, el oficialismo tuvo que ajustar el ímpetu refundacional con que llegó. ¿Cuál diría que es hoy el carácter del gobierno?

En este período ha cambiado el gobierno, pero también ha cambiado el país. La virtud del gobierno es que ha sido capaz de leer eso y adaptarse con realismo y con sentido de responsabilidad. Y lo ha hecho sin dejar de lado sus propósitos, pero haciéndose cargo de la inestabilidad en la que estábamos.

08/03/2024 CAROLINA TOHA, MINISTRA DEL INTERIOR FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Pero entremedio han vivido varias derrotas…

¿En qué?

En el programa con que llegaron a La Moneda, en apostar por un proceso constitucional que no llegó a puerto y que significó cambiar de dirección…

Hasta que los gobiernos no terminan, no hay derrotas. Hoy tenemos elementos muy sólidos para afirmar que el país va por un mejor camino que cuando llegamos. Y lo digo en todos los sentidos: sociales, políticos, económicos y de seguridad…

¿De seguridad?

Sí, incluso de seguridad. Cuando llegamos no había ninguna respuesta para enfrentar este tema. Hoy tenemos una política, hay una agenda, un cambio en la Macrozona Sur, en la zona norte. Ciertamente, no están resueltos, pero hay avances. En todos estos temas el país estaba en descontrol. La situación está más estabilizada.

A su juicio, ¿cuál es el mayor desafío de estos próximos dos años?

A pesar de que, efectivamente, los números muestran que estamos mejor, en la vida de las personas eso no se percibe. Entonces, el primer desafío del gobierno es que la ciudadanía perciba un mejor momento económico y un mayor control de la situación de seguridad. Lo segundo, que tengamos una respuesta en pensiones y pacto fiscal. Debemos poner en juego todas nuestras capacidades para construir un camino con el Parlamento, porque no tenemos las mayorías. Y lo tercero: tenemos que afiatar nuestra alianza de gobierno y ponerla a prueba en los momentos electorales que vienen.

Hay un relato interesado en mostrar como que el PC diera órdenes. No es así. Aquí el único que da órdenes es el Presidente de la República. Nadie más.

¿En qué se debe afiatar?

En su capacidad de actuar unida, de ser coherente, de tener orden y disciplina.

¿Han logrado cuajar las dos coaliciones: Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad?

Durante nuestro gobierno hemos tenido tres elecciones. En la última, que fue el plebiscito, tuvimos una coalición ordenada y el resultado fue muy distinto. Entonces, cuando se ha logrado trabajar de manera cohesionada, con propósitos claros, ha habido resultados.

¿Pero diría que se han consolidado?

No. No creo que estén consolidados, pero han tenido avances. Este año tienen una prueba de fuego: o se van por el camino de la cohesión o se elige la dispersión. Los resultados son muy claros para saber cómo te va en un escenario o en otro.

También está presente el factor del PC. ¿Qué tanto ha condicionado las relaciones con el gobierno y en las propias coaliciones?

Hay un relato interesado en mostrar como que el PC diera órdenes. No es así. Aquí el único que da órdenes es el Presidente de la República. Nadie más. Dicho esto, creo que lo más complicado es cuando se alimenta un relato interesado y no se reacciona. En eso tenemos que ser más pillos. Los relatos que a uno lo quieren perjudicar, tiene que contrarrestarlos. No alimentarlos.

¿Y eso es lo que pasa?

Creo que a veces nuestro mundo político se pierde en observar dónde está el centro de la discusión. Se priorizan otros posicionamientos sin ver dónde están las verdaderas amenazas y dónde tenemos las oportunidades como proyecto político.

¿Pensar que todo es intencionado desde afuera no es mirar los errores propios?

Es que estoy diciendo lo contrario. Estoy diciendo que cada vez que se pisa ese palito se comete un error.

En esta semana el PC ha marcado su diferencias con el gobierno por Venezuela. ¿Es un ejemplo de lo que usted dice?

Pero no sólo el PC. Hemos tenido tentaciones de este tipo en distintos grupos que son parte del gobierno. La dispersión es un gran problema, y cuando no se sopesa el daño que se causa en maximizar esas polémicas, se está cometiendo un gran error. El éxito de una coalición tan diversa como la nuestra se basa en priorizar el proyecto común.

¿Y eso no está pasando?

Hay un punto que todavía tiene que decantar. Más veces de las convenientes no se pone la energía en lo que tenemos en común, en lo que hemos logrado y cuáles son los temas en los que nos debiéramos concentrar.

Carolina Tohá, ministra del Interior. FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

¿Se juega ahí una parte del partido de los próximos dos años?

Es una parte fundamental. Este año la alianza de gobierno tiene que ponerse detrás del gobierno, construir unidad y ser oferta para otros que están fuera de la coalición. Aquí se está tratando de construir un acuerdo con la Democracia Cristiana. Bueno, para eso tienes que ordenarte, unirte, ponerte de acuerdo. Ahí se juega parte importante de nuestro futuro como proyecto político y también de nuestro legado como gobierno.

Los acuerdos

El gobierno tiene trazado sacar la reforma previsional y el pacto fiscal. Eso requiere mayoría política, pero también una mayoría social, ¿no?

Los objetivos del gobierno están alineados con lo que quiere la sociedad chilena. La mayoría quiere mejores pensiones y que no se evadan impuestos. Claro, hay una discusión política respecto a cómo hacerlo. Creo que tenemos que ser muy claros en decir lo que queremos, pero al mismo tiempo muy flexibles para llegar a acuerdos.

No parece fácil. El diputado Gonzalo Winter ha planteado la necesidad de dar una batalla ideológica. Cree que es error empujar más los acuerdos que las banderas de la justicia social…

Conversé con el diputado Winter. Yo creo que en la política siempre debe haber una dialéctica entre diferenciarse y acordar. En la vida democrática no hay otra posibilidad. Se requieren mayorías. Y si uno no las tiene, debe construirlas flexibilizando sus puntos de vista. Por lo tanto, el esfuerzo que hace el gobierno por construir acuerdos y cruzar la frontera del sector es haciéndose cargo de que el período de las trincheras -que vivimos en los últimos años- no funcionó.

¿La fórmula frenteamplista no funcionó?

Es que no creo que haya sido frenteamplista solamente. Miremos en qué está hoy la derecha y en qué estuvo cuando gobernó la Presidenta Bachelet. Esta ha sido una dinámica política en la que han participado todos. Me refiero a un maniqueísmo, a una desmesura en los argumentos.

¿Quizá la diferencia es que la generación del Frente Amplio llegó con otra promesa?

Eso que se le adjudica al Frente Amplio no es exclusivo del FA. El gobierno de Chile Vamos llegó pensando que en un dos por tres iba a resolver la violencia en la Macrozona Sur y dejó al país con los peores índices de violencia que se han visto. Y el gobierno de la expresidenta Bachelet llegó pensando que las reformas eran llegar y llevar, y al poco andar se dio cuenta de que la sociedad empezó a corcovear. Y los que ganaron la primera Convención Constitucional creyeron que tenían el campo despejado para hacer lo que a ellos les parecía. Y los que ganaron la segunda vez se equivocaron en lo mismo. Entonces, esta ha sido una enfermedad de la política chilena en general.

Este gobierno es liderado por un Presidente que ha reivindicado los acuerdos con todas sus letras. Es hora de dar vuelta la página. Construir acuerdos no significa renunciar a defender tus ideas.

¿Una enfermedad que sigue activa?

O sea, yo creo que el sector que hoy día gobierna ha hecho una reflexión. La postura que ha tenido el Presidente Boric, en el sentido de hacer algunas autocríticas, es un proceso bien prometedor e interesante.

¿En qué sentido?

En que hay un sector político que parece estar interesado en aprender de la experiencia del último tiempo mientras otros repiten una y otra vez las fórmulas que ya han fracasado.

La pregunta es si las autocríticas del Presidente Gabriel Boric son seguidas por su mundo político…

Ahí tenemos nuestro mayor desafío. Somos una coalición diversa, pero muchas veces en esa diversidad se pierde el foco. Se gasta energía en disputas internas, en polémicas que nos distraen de las tareas en las que debiéramos estar totalmente concentrados.

¿Es sólo un desajuste entre el Presidente y su coalición? ¿O también tiene que ver con que cada coalición está embarcada en su propia proyección?

Comparto plenamente ese dilema. El punto es que este gobierno debe ofrecerle al país -y demostrarle- capacidad de gobernar una situación extremadamente difícil y abrir camino a los avances sociales. Para eso debe tener la flexibilidad y el pragmatismo de buscar acuerdos. Quienes estén y apoyen ese esfuerzo van a ser parte de lo que ahí se logre. Y quienes no estén tendrán que construir una alternativa distinta. En mi opinión, esa alternativa distinta hoy no tiene mucho que ofrecer. Ningún sector por sí solo va a ser mayoría ante la sociedad.

Usted es parte de un mundo político que gobernó con una política de acuerdos, pero el Frente Amplio se constituyó impugnando esa lógica. ¿Eso es es lo que está de fondo?

Este gobierno es liderado por un Presidente que ha reivindicado los acuerdos con todas sus letras. Es hora de dar vuelta la página. Construir acuerdos no significa renunciar a defender tus ideas. Significa avanzar con sentido de realidad.

La agenda de seguridad

Usted lleva la agenda de seguridad. Ha tenido corcoveos, fuego amigo. ¿Se ha encontrado con un problema en ese sentido?

Bueno, los problemas son para superarlos. Aquí lo importante es asumir que no hay proyecto progresista, no hay manera de ofrecer un camino de cambios sociales si no le entregas niveles básicos de tranquilidad a la vida diaria de la gente. Esa es la base de cualquier agenda progresista. Si alguien pensaba que podía ser progresista desentendiéndose de la seguridad, bueno, en este gobierno hemos demostrado que no creemos en eso. Tenemos otra opinión y hemos actuado en consecuencia.

¿Ahí se juega el legado este gobierno?

Construir un camino serio y consistente en materia de seguridad es fundamental, pero no es lo único. También debemos mostrar que bajo esta gestión, la economía se encamina a una senda de crecimiento, estabilidad y de bienestar para las personas. De mejorar los ingresos, de tener buenos empleos. Y tercero, que se logren destrabar cambios sociales indispensables para que haya pensiones dignas y para que la gente rica pague sus impuestos. Son cosas básicas. Y creo que en esas tres cosas hay buenas posibilidades de avanzar.

El secuestro y posterior homicidio del exteniente Ojeda es un crimen de tal magnitud que ensombrece cualquier balance que uno pueda hacer. Es una atrocidad inconmensurable. No puedes relativizarla. Pero también hay que decir que en 10 días nuestras policías ya tienen un detenido e identificados a los sospechosos.

Dice que se ha avanzado en seguridad. El secuestro y asesinato del exteniente venezolano Ronald Ojeda ha puesto muchas interrogantes sobre cuán instalado está el crimen organizado en el país…

Cuando digo que estamos avanzando, me refiero a que el país viene hace muchos años en un declive de la seguridad y en una penetración del crimen organizado. Cuando llegamos a La Moneda no había estrategias para enfrentar este tema. No había políticas ni presupuestos ni planes específicos. Ahora sí los hay. El secuestro y posterior homicidio del exteniente Ojeda es un crimen de tal magnitud que ensombrece cualquier balance que uno pueda hacer. Es una atrocidad inconmensurable. No puedes relativizarla. Pero también hay que decir que en 10 días nuestras policías ya tienen un detenido e identificados a los sospechosos. Están trabajando intensamente para que este crimen se esclarezca y saber qué hubo realmente detrás de ese asesinato.

También reaparece el tema de la vulnerabilidad de las fronteras…

El déficit fronterizo de Chile es impresionante. Mientras más uno conoce de cerca esa realidad, más se pregunta cómo no reaccionamos antes para reforzar nuestras fronteras. El desafío es enorme, pero hoy tenemos una legislación, tecnología, despliegue militar y datos que muestran un control mucho mayor, aunque está lejos de ser suficiente.

Frente a la inseguridad, muchas veces el péndulo se mueve hacia la derecha o hacia quienes prometen mano dura. ¿Podría pasar aquí?

A ver, fuimos antecedidos por un gobierno que hizo esa promesa y no logró ningún resultado. Al revés. En orden público, en el conflicto del sur, en criminalidad, en manejo fronterizo, el país vivió sus peores momentos. Entonces, hay una oportunidad para demostrar que no necesariamente el que promete tanta mano dura logra resolver los problemas. Pueden nutrirse del miedo que sienten las personas, pero eso no es sinónimo de resultados. Y eso nos da a nosotros una posibilidad de mostrar que un gobierno progresista puede ser serio, consistente, lograr resultados sin hacer promesas en el aire.

La incomodidad

Hay sectores oficialistas que no siempre se sienten cómodos con los cambios que el Presidente ha ido experimentando en estos años...

Para decirlo bien claramente: si uno quiere estar cómodo, mejor no intente gobernar. Gobernar es desafiante. No es un tema de comodidad.

Pero cuando los propios se sienten incómodos, a veces los presidentes van quedando solos. Le pasó a Michelle Bachelet en su segundo gobierno…

Sí, pero no creo que esa sea la situación del Presidente Boric. Nosotros no tenemos una soledad del Presidente. Lo que tenemos es dispersión, y muchas veces, una confusión. Frente a ciertas decisiones políticas, los partidos no encuentran el tono y se distraen en polémicas laterales. Este es el año de concentrarse. De no distraerse. En nada.

Le doy un ejemplo, la decisión del Presidente de excluir a empresas israelíes de la Fidae provocó una incomodidad en algunos sectores de sus coaliciones.

Gobernar es complejo. Los presidentes toman decisiones difíciles todos los días. Probablemente, el mismo Presidente no está cómodo con tener que tomar estas decisiones. Son difíciles, efectivamente. Pero jugarse por un proyecto común significa apoyarlo. Hay que encontrar la manera de plantear las diferencias de modo de no perjudicar el proyecto común. Nadie pretende que la unidad pase por silenciar las opiniones o dejar de tener desacuerdos. No. Pero hay maneras de procesarlas para no dañar el propósito común.

Vienen varias elecciones, ¿eso marcará también el accionar de los partidos? Las izquierdas querrán proyectarse y las encuestas no son auspiciosas por ahora…

Las proyecciones políticas se juegan en las elecciones, no en las encuestas. Eso depende de las propuestas que se pongan arriba de la mesa y de qué tan creíbles sean. Hoy día no estamos en ese momento, pero creo que es totalmente disputable para nuestro sector.

Aunque no tengan ningún candidato sobre la escena.

Ese es otro tema. Yo estoy hablando de cómo el sector tiene todos los elementos para pararse al frente y decir: “Este ha sido un período de gobierno de estabilización. Hemos dejado atrás un ciclo muy oscuro de nuestra vida política. Hoy, el país está en un rumbo, estamos avanzando, hemos logrado muchas cosas y tenemos muchas más que construir”. Con eso, este sector se puede parar y decir que al frente hay una derecha que intentó hacer varias de estas cosas sin éxito y que muchos de estos avances han sido reticentes a respaldarlos. Un ejemplo reciente. Ya tenemos a una parte de la oposición en el Tribunal Constitucional tratando de echar abajo la ley integral por una vida libre de violencia para las mujeres. Una vez más, la derecha buscando bloquear los avances sociales más básicos. Por eso creo que podemos competir con bastante solidez.

Se la ve muy optimista, ministra.

Es que si no, no me levantaría en la mañana. Pero no usaría la palabra optimista, porque es voluntarista. De verdad, yo veo muchas posibilidades para el país. La principal dificultad que tenemos en Chile se refiere a carencias de nuestro sistema político. A su dificultad para dar respuestas a la sociedad más que sacar ventajas para la próxima elección. Ese es el principal problema. Y ya hemos tenido pruebas de que ese camino se paga muy caro y no nos lleva a ningún puerto. En nuestro sector, al menos, se han aprendido varias lecciones. Y espero, por el bien del país, que la derecha haga sus balances y decida si quiere embarcarse en una confrontación fratricida o en un camino de soluciones para la gente.