¿Estuvo en alguno de sus escenarios salir cuarta en la elección de gobernador regional?

No, no. Siempre pensé que íbamos a pasar a segunda vuelta. Ese fue el trabajo que hicimos. Cuando salí del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) pensé que el hecho de que estuvieran todos los partidos políticos de Chile Vamos y sus candidaturas presidenciales detrás mío y los compromisos de apoyo me daban una base lo suficientemente importante como para pasar a la segunda vuelta.

¿Y cómo fue su reacción la noche del domingo?

No me tomó tan de sorpresa. Porque, en primer lugar, la elección de gobernadores nunca se vio como un tema importante para los partidos políticos. Nunca se entendió la relevancia, a pesar de que yo dije que iba a ser una elección no sólo importante para la Región Metropolitana en el marco del proceso de descentralización para el país, algo que para la centroderecha siempre fue importante en su discurso. Además, era un hito que iba a marcar políticamente lo que pasara hacia adelante. No logré transmitir eso con la profundidad que debía y los partidos políticos, enfrascados en sus problemáticas internas y concentrados en el proceso constituyente, no se movilizaron lo suficiente, como esperé. Además, me jugó absolutamente en contra el tener que hacer campaña en pandemia. A pesar de que tenía el respaldo de todos los alcaldes de Chile Vamos, no fue posible que ese despliegue territorial necesario para repuntar en esta elección o sacarla adelante de verdad se diera.

¿La dejaron botada los partidos de Chile Vamos?

No le dieron la relevancia que se necesitaba. Por otro lado, fue algo muy fatal haber ido divididos con Republicanos. También hay que tomar en cuenta -y esto no es para justificar lo que pasó- que yo llegué muy tarde, porque aquí había habido primarias. Entonces, obviamente, Karina Oliva (Comunes) y Claudio Orrego (DC) tenían un trabajo de movilización en el territorio importante y eso no se puede minimizar. Por eso mismo, porque no tenía tiempo, me apoyé mucho en la estructura de los partidos. Yo llegué porque se dio, en un ambiente muy frío, en una campaña que costó organizarla. Y agradezco todos los apoyos, a las casi 400 mil personas que me votaron, a los alcaldes y concejales, a todos los que dentro de lo que pudieron se movilizaron. Pero fue un cúmulo de cosas. Y hay otro elemento que es bien importante: tengo la sensación de que hubo una importante cantidad de personas que no se sintieron apoyadas o no vieron en Chile Vamos o en el gobierno un apoyo necesario en medio de esta cuarentena.

¿Y eso se lo enrostraban en la calle, siendo la candidata que representaba al gobierno?

Es la sensación con la que uno se queda. No quiero decir si el gobierno se equivocó o no. Lo que digo es que las ayudas no llegaron a la clase media y a muchas personas. Pienso que el gobierno es reflejo de lo que Chile Vamos es, no los podemos separar. Y en ese sentido ha faltado una profunda reflexión. Todos dicen que Chile cambió en los últimos 30 años: pasamos de tener una pobreza del 45% al 8%, Chile creció. Pero no nos hemos hecho cargo de que ese crecimiento cambió a la sociedad chilena y que, por lo tanto, ni la política ni las instituciones pueden seguir siendo las mismas que respondieron a una sociedad de los 80. Tampoco puede ser el mismo nuestro discurso. Hay temáticas fundamentales para la sociedad y que no las veo incorporadas en el mensaje de nuestro sector, como es el tema ambiental, el empoderamiento de la mujer, la integración, etc. Son muchos los conceptos que debemos asumir con más fuerza y que se tienen que reflejar en una propuesta y un programa de gobierno distinto, que responda al Chile de hoy.

Los partidos presionaron al gobierno por ayudas más universales, pensando justamente en el factor electoral.

Lo más importante era responderle a la gente. Es obvio que si tú llamas a las personas a quedarse en la casa en una cuarentena y no los apoyas, estás llevándolos a un camino sin salida. No sé cuál habría sido la mejor herramienta, pero lo que no se puede es actuar con una irresponsabilidad que obligue a la gente a acudir a sus propios ahorros para resolver problemas que se podrían haber resuelto con una política de Estado más universal. Efectivamente, llegamos tarde, con instrumentos que no lograron atender a la cantidad de personas que se vieron afectadas por la pandemia. No tuvo la universalidad que deben tener las ayudas sociales, especialmente en este caso. Y, además, discursivamente dejamos de lado temas que son importantes.

¿El Presidente la llamó el domingo?

No, no. Hablé antes, pero no ahora.

¿Y a él le preocupaba lo que ocurría con la gobernación metropolitana?

Yo creo que sí. Lo que pasa es que las coyunturas se van dando muy rápidamente. Lo que pasó con el estallido social, después con la pandemia, etc. hizo que muchos actores que debieran haber estado en esta campaña por la gobernación no estuvieran. Él estaba preocupado de tener alguna figura que pudiera representar al sector.

¿Ud. era la mejor candidata para esta competencia? Ya tenía tres elecciones parlamentarias perdidas hacia atrás.

No lo sé, seguramente había mejores candidatos. Pero no hubo nadie más disponible. Y yo dije que sí porque sentía que, en primer lugar, el 2019 vivimos un momento crítico ante el cual no me podía restar. Muchos se restaron. Espero que para las futuras elecciones, si hay un mejor candidato, que vaya, eso es lo importante. A lo mejor yo no era la más competitiva, pero todo Chile Vamos me lo pidió y el Presidente de la República me lo pidió.

¿Cuándo se lo pidió el Presidente?

Me lo pidió cuando yo era la presidenta del CNTV.

Ante la ausencia también de otras candidaturas...

Me imagino que habrá tomado en cuenta todos los factores y habrá tratado de llevar a la mejor persona. Si recurrió a mí el Presidente y todos los partidos de Chile Vamos, no podía restarme. Que ahora, tras los hechos, se evalúe y diga ‘a lo mejor pudimos haber hecho otra cosa’... bueno.

¿Fue una traición el respaldo que le dio el senador Manuel José Ossandón a Orrego los últimos días de campaña?

Yo creo que eso fue definitorio en mucha gente, porque era un momento clave. Las personas están tomando decisiones en el último momento, más cuando son tantos candidatos. El senador sabía perfectamente el daño que le hacía a mi candidatura, él no fue ingenuo.

Ud. tomó un crédito por $ 700 millones. Hay una parte que el Servel devolverá por votos, pero quedará una diferencia. ¿Ud. se hará cargo, Evópoli, la coalición?

Estoy sacando las cuentas, viendo cómo me voy a apear, porque obviamente es un problema desde el punto de vista económico. Yo siempre pensé que iba a salir de una manera más equilibrada, pero ante este tsunami de todo lo que pasó, las cuentas no alcanzan.

¿Es una deuda que está dispuesta a asumir o que debieran asumir los partidos que la respaldaron?

Yo espero que ayuden a asumir la deuda los partidos. Porque vamos aclarando: ellos me pidieron que fuera su candidata y, como estos son proyectos colectivos, espero que también me ayuden en esto que nos golpeó a todos.

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La final es entre Claudio Orrego y Karina Oliva. ¿Chile se izquierdizó?

Creo que desde el punto de vista de las ideas, no. Lo que hay es una clase política -la centroizquierda y nosotros- que no ha sido capaz de entender ese cambio de los últimos 30 años y de hacer una reflexión para proponerle al país un proyecto constitucional, político y social que recoja lo que es Chile hoy. Y eso es lo que se desmoronó en esta lección.

La decisión de no hacer un cambio constitucional fue de este gobierno; dejó la propuesta de Bachelet en el cajón.

Bueno, eso fue un error. En el segundo gobierno de Bachelet yo participé en el movimiento que pidió que se llevara adelante el proceso constitucional. Había una oportunidad de ajustar las instituciones y de recoger el nuevo Chile. Fue un error muy grande no haberse sumado a ese proceso. Ahora yo tengo esperanza en que realmente exista un diálogo entre las fuerzas que fueron representadas, para que todos nos sintamos parte del mismo país.

¿Ahora Chile Vamos debería apoyar a Orrego ante la posibilidad de que gane Oliva?

No. De partida, no siento que sea dueña de los 400 mil votos que represento. Creo que hay que tomarse un tiempo, Chile Vamos hoy tiene sus propios desafíos. Orrego es una gran persona, tiene una visión de la que yo tengo muchas críticas. Y creo que Karina Oliva representa una nueva fuerza que es muy interesante, pero ninguno de los dos es lo que Chile Vamos debiera proponer al país en el futuro. Esta elección de gobernadores va a marcar indudablemente una tendencia y, por lo tanto, no creo que debamos estar ahí.

¿Sería dramático para el oficialismo que la Región Metropolitana quede al mando del Frente Amplio?

No, nada dramático. Yo personalmente tengo muy buena relación y mucho diálogo, por ejemplo, con Gabriel Boric o con otras personas del FA. Las tuve cuando estaba en el CNTV y las he tenido a lo largo de mi vida. No, hay que saber articular y convivir con lo que toque. Yo no miraría el futuro de Chile lleno de posibilidades de drama. Hay que desterrar el miedo.

Hace unos meses, en una entrevista planteó que si no se ganaba la gobernación metropolitana, la presidencial corría riesgo para Chile Vamos. ¿Está perdida esa carrera?

No creo que esté perdida, pero claramente hay más riesgo. La gobernación es una institución importantísima, que tiene herramientas, una llegada con la gente y era importante haber dado esa pelea. No digo que se pierda, pero sí la presidencial se hace más cuesta arriba. Y vuelvo a decirlo: en la primaria de Chile Vamos es necesario que mostremos un proyecto país que realmente se haga cargo de que Chile cambió.