¡Estamos en un terremoto!”, decía el mensaje que Francisco Chahuán envió el lunes, cerca de la una de la tarde -a través de su iPhone- a sus más cercanos en la directiva de Renovación Nacional. A esa hora él, y en menor medida su par de la UDI, Javier Macaya, estaban siendo bombardeados en Twitter y en los WhatsApp de sus partidos.
¿La razón? En los noticieros de la tarde de radios y televisión, los presidentes del Senado, Álvaro Elizalde, y de la Cámara, Raúl Soto, habían anunciado, con un tono muy republicano, que los partidos habían acordado continuar con la elaboración de una nueva Constitución, redactada mediante un órgano ciento por ciento electo por la ciudadanía, que sería paritario, asesorado por un equipo de expertos y ratificada por un plebiscito de salida con voto obligatorio. El resto de los detalles, señalaron, se buscaría cerrar ese jueves.
“Traidores” y “vendidos” eran los epítetos que más se repetían en redes sociales, mientras que en los chats internos, dirigentes y militantes acusaban a ambos presidentes de estar ayudando al gobierno a tapar el desastre electoral sufrido en el plebiscito, junto con advertir que no tenían la facultad para acordar, tan livianamente, acuerdos que definirían el nuevo proceso constituyente, como una nueva Convención elegida íntegramente.
La expresidenta de la UDI Jacqueline van Rysselberghe fue una de las que expresaron su malestar internamente. “Me parece bien que las directivas de Chile Vamos respeten la palabra empeñada, pero teniendo en cuenta que el 4 de septiembre la ciudadanía rechazó una serie de ideas que estaban engendradas en ese proyecto de Nueva Constitución”, dice la exsenadora a LT Domingo.
“No podemos seguir contando muertos cada mañana. Primero logremos paz social, pongamos la casa en orden y después escribamos juntos una buena Constitución (...)”, puso en su Twitter el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter (UDI), tras enterarse del acuerdo respaldado por todo el espectro político, con excepción del Partido Republicano.
“RN sigue en su proceso de escucha activa, tanto internamente, con actores de nuestro y de otros sectores políticos. Sin calma, pero sin prisa. Para dar con una fórmula responsable para construir una buena y nueva Constitución”, señalaba en la misma red social el secretario general de RN, Diego Schalper, desconociendo lo anunciado por los presidentes de ambas cámaras parlamentarias.
Como suele ocurrir en política, hay dos versiones sobre lo ocurrido en aquella segunda reunión sobre la reanudación del proceso constituyente.
Desde Chile Vamos no desconocen el avance que hubo esa mañana, pero aseguran que en ningún momento se habló de la posibilidad de anunciarlo como un acuerdo definitivo en cinco puntos, como lo hizo Soto. “Al final fue un problema comunicacional”, resume un dirigente del sector, restando dramatismo a lo ocurrido.
Sin embargo, desde el oficialismo aseguran que Elizalde preguntó cuatro veces a los representantes de la oposición si estaban de acuerdo con un órgano ciento por ciento elegido, recibiendo el ok las mismas veces.
Incluso, trascendió que la diputada Carolina Marzán, jefa de la bancada del PPD, tenía la grabación de la reunión, donde quedaba clara la postura de RN, la UDI y Evópoli.
“Elizalde preguntó: ‘¿Entiendo que Chile Vamos no va a dar el acuerdo en esta reunión para una convención ciento por ciento electa’? Macaya respondió: ‘Sí, nosotros damos el acuerdo, pero que se llame de otra manera’. En ese momento estaban Rodrigo Galilea por RN (Chahuán debió abandonar antes la reunión) y Luz Poblete por Evópoli”, cuenta uno de los presentes en la reunión.
Desde el oficialismo agregan que antes de que hablaran Elizalde y Soto, lo hizo Macaya, ratificando el compromiso por una nueva Carta redactada por un “órgano ciento por ciento elegido y con paridad”.
Nadie sabe para quién trabaja
Chahuán pensó en enviar un mensaje interno a la dirigencia de RN desmarcándose del acuerdo, pero existía el riesgo de que le enrostraran algunas declaraciones suyas anteriores apoyando una Convención electa, por lo que pidió a su equipo cercano que revisaran sus entrevistas y notas de prensa.
Pasaban las horas y Chahuán, Macaya y Poblete (que solidarizaba con ellos)no encontraban una salida que les permitiera frenar la rebelión interna y reencauzar la discusión.
Hasta que les llegó un salvavidas del lugar menos esperado.
A media tarde, la ministra Camila Vallejo hizo un punto de prensa en La Moneda para dar a conocer el plan Invirtamos en Chile, oportunidad en que se refirió al acuerdo constituyente, incluso con más énfasis que el motivo de su vocería, que eran las medidas para aumentar el empleo y la inversión.
Junto con valorar los acuerdos conocidos ese día, Vallejo agregó dos puntos que no habían sido acordados por los partidos en la cita matinal: participación de los independientes y de pueblos originarios.
“Que sea paritario, que sea electo, donde pueda participar un comité de expertos acompañando el proceso, y obviamente con la participación de los mundos que se han puesto sobre la mesa, el mundo independiente y los pueblos originarios, más allá de la fórmula (...)”, dijo la ministra.
Pero eso no fue todo. Tras la vocería su equipo difundió un video en su cuenta en Twitter en que Vallejo subraya que “este nuevo proceso constituyente tendrá un órgano electo, con independientes, pueblos originarios, paritario y apoyo de expertas y expertos”.
El que la portavoz de gobierno haya salido a valorar un “nuevo proceso constituyente”, agregando dos polémicos puntos no tratados hasta ese minuto, fue la excusa perfecta para que los timoneles de Chile Vamos salieran a desmarcarse.
A través de una declaración pública -firmada por Chahuán, Macaya y Poblete- calificaron de “lamentables” las declaraciones de ministros y personeros del oficialismo, se bajaron del acuerdo y pidieron al gobierno que saliera de la mesa de negociaciones, en donde participa la ministra Ana Lya Uriarte.
La declaración bajó la temperatura inmediatamente en los partidos, pero para asegurarse, al día siguiente los presidentes reforzaron su mensaje informando que no asistirían a la tercera reunión prevista para ese jueves.
“El error de la vocera de gobierno le dio una oportunidad a Chile Vamos de marcar más claramente que en la mesa están sentados derrotados y ganadores del plebiscito y que no son todos iguales”, señala Gonzalo Müller, exrepresentante de la UDI en el equipo que coordinó la franja del Rechazo.
Al día siguiente (martes 13), los senadores DC que estuvieron por el Rechazo, Ximena Rincón y Matías Walker, se sumaron al discurso de RN, la UDI y Evópoli, señalando en distintas partes que Camila Vallejo había cometido un error. “Fue una muestra de que la alianza entre Chile Vamos y la Centroizquierda por el Rechazo sigue más vigente que nunca”, señala una fuente de la UDI.
Big Bang en la centroderecha
Los presidentes de Chile Vamos saben que la demostración de fuerza que hicieron esta semana los sectores más duros seguirá latente cuando se reanuden las conversaciones esta semana y durante todo el proceso.
“El Rechazo superó todas las expectativas que había y era previsible que saldrían los grupos más extremos, al sentirse fortalecidos y amparados con el resultado”, señala Roberto Méndez, profesor de la Escuela de Gobierno U. Católica, quien prevé en un futuro no lejano un reordenamiento de las fuerzas políticas del país. “No sé cuándo va a pasar, pero va a ocurrir un Big Bang en la centroderecha y también en la izquierda”, dice.
Sin embargo, el especialista en opinión pública cree que los “tironeos” vistos en las últimas semanas no impedirán el desarrollo de un acuerdo por una nueva Constitución. “Los partidos de Chile Vamos están bastante alineados, y tanto en ellos como en el gobierno existe la disposición de llegar a acuerdos”.
Para la historiadora e investigadora del IES Josefina Araos, el amplio triunfo del Rechazo dio a los sectores más duros de la derecha “que los republicanos buscan encarar”, una oportunidad inmejorable: “Ellos saben que las bases del sector no quieren nada con una nueva Convención ni con repetir las fórmulas que fracasaron. Ven, además, a un gobierno que no parece haber hecho una suficiente autocrítica tras la derrota”.
Por eso mismo, Araos valora la postura de sectores de Chile Vamos que están jugados por un acuerdo en torno a un nuevo constituyente. “Dirigentes como Macaya han captado como pocos que hoy se juegan algo que es muy importante: cumplir la promesa que hicieron en la campaña, aunque implique costos, para ofrecer un camino de certidumbre para el futuro que resuelva de buena forma el tema constitucional”.
Las almas de RN
Para quien no es ninguna novedad lo que está ocurriendo hoy en la oposición es para el expresidente de RN Mario Desbordes, quien antes del plebiscito elaboró un documento –que compartió entre sus más cercanos- en que advertía que un triunfo del Rechazo por 10 puntos agitaría las aguas en la derecha.
“Habrá voces desde la derecha dura (Republicanos, UDI dura y el lote de Carlos Larraín en RN) que abogarán por no ir a un nuevo proceso constituyente, y a lo más, hacer reformas a la actual Constitución desde el Congreso, versus un sector a favor de un nuevo proceso que termine en una nueva Constitución. Y como el mecanismo no está acordado, habrá tensiones “, advertía Desbordes en su informe antes del 4-S.
El exministro de Defensa va más allá y hoy comenta que por estos días “está quedando en evidencia que en RN hay dos, tres o 10 almas, una de las cuales se siente muy cercana a Republicanos”.
Desbordes asegura que hay un sector importante en su partido, donde se incluye, que es partidario de una NC elegida democráticamente: “Creemos que en los próximos cuatro o seis meses, como plantea el Servel, para nosotros es el mejor momento para participar en una elección de convencionales, porque la marea electoral va hacia los sectores más moderados”.
El senador republicano Rojo Edwards tiene otra interpretación sobre lo que está sucediendo hoy en la centroderecha: “Nosotros (Chile Vamos y Republicanos) fuimos tremendamente exitosos en la forma que manejamos la campaña del Rechazo y en los acuerdos que se tomaron. Hubo mucha conciencia de la importancia de ganar el plebiscito, por lo tanto, todos los cambios, ideas y ajustes se fueron postergando, madurando, y se tomaron o se externalizaron después del 4 de septiembre”.
Edwards reitera que su partido no participará de un acuerdo que implique una nueva Convención elegida universalmente, pero que eso no los inhibe de opinar sobre el resto de las materias que acompañarán el proceso, como un plebiscito de entrada, del cual es partidario.
“Nuestra propuesta es que haya dos papeletas, una en que se pregunte si está a favor de un nuevo proceso constituyente y otra en que se escoja a los representantes de la Convención”, explica el expresidente del PR.
Tras mantenerse en silencio durante la campaña del plebiscito, Sebastián Piñera también entregó esta semana su fórmula para darle continuidad al tema constitucional: no demorarse “más de seis meses” y un nuevo órgano “mucho más pequeño que los 155″ que conformaron la pasada Convención Constitucional .
Su exministra Marcela Cubillos, en cambio, no es partidaria de repetir una elección de convencionales: “Tras el fracaso de la Convención, el poder constituyente volvió al Congreso, que es plenamente democrático, por tanto, la NC puede ser perfectamente discutida ahí, con asesoría de expertos, participación ciudadana y plebiscito de salida que requiera más del 60% de aprobación”.
La exconvencional afirma que el nuevo proceso constituyente va mucho más allá de la derecha y la izquierda. “Hay que entender que el 62% de los chilenos rechazó un proyecto político refundacional, por lo tanto, el esfuerzo debe estar puesto en contenidos y márgenes hacia los que puedan converger todas las fuerzas políticas que defienden la libertad, la igualdad ante la ley, la nación chilena, la democracia y los contrapesos al poder”, dice Cubillos.
Prisa vs. calma
Según Sebastián Izquierdo, investigador del CEP, ha sido la prisa del gobierno por cerrar un acuerdo, evidenciado en las declaraciones de sus ministras políticas (Carolina Tohá y Vallejo y en menor medida Ana Lya Uriarte) lo que ha desordenado a la oposición y empantanado el proceso: “Uno ha visto a las directivas de Chile Vamos con una buena disposición a cumplir el acuerdo e iniciar un nuevo proceso constituyente, sin embargo, el compromiso del Ejecutivo de mostrarse alejado se ha visto empañado tempranamente por sus declaraciones que han entorpecido el proceso”.
Pero la solución para ordenarse es muy simple, según Izquierdo: “Es necesario conjugar las diferentes facciones que hay en Chile Vamos, sin la premura que ha tratado de imprimir el gobierno, pues, además, el Servel ya puso paños fríos”.
Efectivamente, en un informe enviado al Congreso, el órgano recomendó hacer una eventual elección de convencionales en abril de 2023 y un plebiscito de salida en diciembre del mismo año.
“Hay que tomarse las cosas con más calma”, sentencia desde Concepción la exsenadora Van Rysselberghe, a quien muchos ven con ganas de volver a la primera línea (la UDI tiene elecciones internas en diciembre).