Christian Garin (Arica, 30 de mayo de 1996) cerró la mejor temporada de su carrera, con dos títulos ATP, que lo llevaron a terminar 2019 en el puesto 33 del ranking mundial. Sus números en el circuito le permitieron emular récords que se conservaban intactos desde la época de Fernando González y hoy lo ponen como un serio candidato a convertirse en el mejor deportista del año que ya se despide.
Luce tranquilo, bastante satisfecho por sus logros y listo para iniciar su pretemporada en Miami. En la muñeca izquierda exhibe su único tatuaje: la fecha de nacimiento en números romanos de su hermano Sebastián. Y, precisamente, de sus afectos; de sus insaciables ganas de ganar y de otros ámbitos del Garin más humano tratará esta conversación, desarrollada bajo la salvadora sombra de un árbol en una calurosa tarde en Santiago.
¿Cómo califica su año en el circuito?
Fue súper intenso. Seguramente fue el año en que más me exigí en todo sentido. Al principio, el comienzo no fue bueno y eso me generó un poco de dudas. Todo lo que entrené para prepararme para este año fue muchísimo, pero en las primeras semanas no me sentía bien. Después de Australia terminé con muchísimas dudas porque el nivel en que entrenaba no estaba ni cerca del que jugaba y eso me asustó un poquitito. Pero nunca paré, siempre seguí haciendo lo mío, confiando, y ahí vino la Copa Davis, que fue una especie de relajo mental después de ganar el quinto punto. Eso me ayudó muchísimo a darme cuenta de que uno tiene que seguir en los momentos difíciles. Me dejó muchas enseñanzas. El año que tuve fue increíble para ser el primero en la ATP. Con 23 años, ganar dos títulos, hacer cuartos de final de un Masters 1.000 y ganar partidos en grand slam fue bueno. Viéndolo más tranquilo, me deja más que conforme lo que hice. Quiero más y quiero seguir adelante. Tengo muchísimo por mejorar.
Usted es parte de una nueva generación de deportistas chilenos que está más acostumbrada al éxito que a las derrotas. ¿Lo siente así? ¿Se identifica con eso?
Hablando personalmente, siempre me gustó mucho ganar, pero tuve una época en la que quizás no hacía todo por ganar. Pasé de ganar mucho cuando era junior a luego tener muchos altos y bajos cuando pasé a profesional. Me costaba aceptar que había gente que en ese momento era mejor que yo. Me costaba mucho aceptar la derrota. Yo juego al tenis porque me gusta la sensación de ganar, de superación. Por eso juego al tenis, por nada más que eso. No hay nada que me guste más que ganar. Creo que con el tiempo cada vez soy más competitivo y es una mejora que he tenido. Hay veces que no me siento jugando tan bien, pero hago todo lo posible por ganar y creo que ese también ha sido un gran cambio. No sé si mental o personal, pero ha sido un gran cambio en mí.
¿Se considera un tipo picota?
Sí, soy muy picado.
¿Qué cosas ha hecho cuando ha estado picado?
De picado en el buen sentido de la competencia. Cuando pierdo, me duele. Y al día siguiente me levanto con las ganas de superarme y de que me toque el mismo rival para ganarle y hacerle la vida imposible.
El estallido social comenzó en buena parte desde esta generación contemporánea a la suya que, como la de deportistas, también perdió el miedo. ¿Qué le parece?
La verdad es que, siendo sincero, no me gusta mucho opinar, porque no me siento con el conocimiento suficiente como para referirme a ese tema. Siempre he pensado que todos merecemos vivir bien, pero siempre intento dar opiniones con respeto y conocimiento. Es un tema delicado. Solamente puedo decir que no me gusta la violencia ni la injusticia. Creo que la gente tiene derecho a manifestarse, pero no apoyo para nada la violencia. Chile es un país que me encanta. Viví afuera, pero volví porque me encanta vivir acá.
En la vida, ¿cuáles son sus mayores miedos?
No soy una persona muy temerosa, sinceramente no pienso mucho en los miedos. Me gusta disfrutar de lo que tengo. Intento no someterme a cosas que me puedan generar un conflicto. Mis miedos son más deportivos, como en el 99 por ciento de los deportistas. Por eso intento cuidarme en todo sentido.
¿Qué es lo que más le conmueve?
Hay fechas especiales en las que uno no está con la familia y los amigos. Me duele un poquito perderme el año nuevo. El año pasado no pude estar en la Navidad, me he perdido cumpleaños de mi familia... Odio perderme esas fechas e intento no pensar en eso. Eso me pone a veces más triste de lo normal. Pero es mi carrera, es lo que elegí.
¿Son importantes los psicólogos deportivos?
En mi caso, yo comparto mucho con mi equipo técnico, somos de hablar muchísimo. Somos de compartir todas las sensaciones buenas y malas. Trabajo con psicólogos, pero no muy estable. En lo personal, me ha ayudado, pero creo que un rol fundamental lo cumple la gente que está conmigo día a día: mi familia, mi entrenador, mi preparador físico, mi kinesiólogo... Creo que ellos son una especie de psicólogos, que se suman al trabajo que tengo con los psicólogos.
Ahora sumará al extenista ecuatoriano Nicolás Lapentti a su cuerpo técnico. ¿Por qué decidió ficharlo?
Estoy muy contento por eso. Aún no comparto con Nico, ahora en Miami vamos a compartir una semana y la idea de nosotros era sumar a alguien para algunas semanas, unas 10 ó 12 al año, para que nos pudiera aportar desde el punto de vista de alguien que fue 6 del mundo. Es sudamericano, seguramente vivió cosas muy parecidas a las que estoy viviendo. Lo admiro mucho y el Gringo (Andrés Schneiter, su técnico) tiene mucha confianza en él y eso me deja tranquilo. El Gringo va a seguir conmigo, también tiene a otro jugador y está con bastante trabajo.
¿Y Paul Capdeville continuará?
Paul siempre me ayuda en Chile, pero no es estable. Él cumple un rol más desde afuera y estoy siempre muy agradecido de lo que ha hecho por mí. Él ahora va a ir como capitán a la ATP Cup. Marcelo (Ríos) tuvo problemas personales y decidió no ir, así que lo hará Paul, que ha estado cerca de mí. Además, otros jugadores van a ir con sus entrenadores, el Gringo también va a ir.
¿Se considera un buen lector?
No soy una persona que lee mucho, pero siempre estoy atento a las noticias. A veces, leo sobre temas de salud y nutrición. Quizás alguna biografía. Si te digo que soy un lector, te estaría mintiendo, porque no leo muy frecuentemente.
¿Y ve series?
Estuve viendo varias series. Cuando no entreno y descanso, me gusta ver series. La última que vi fue Peaky Blinders, que es de las que más me ha gustado. Me gustó mucho su trama.
¿Le cansa la rutina del tenis?
Sí, cansa, pero como a cualquier persona le puede cansar su trabajo o su rutina. Hay semanas en las que uno no se siente cómodo en la ciudad que está. Pero lo que más me cansa son los aeropuertos; las esperas, que son muy largas. Eso es lo que menos me gusta de lo que hago.
Como se dio el año, usted y Joaquín Niemann son los favoritos para ganar el Mejor de los Mejores.
Siempre me he puesto contento por los logros de los chilenos. La mayoría del tiempo los deportistas son producto de puros esfuerzos personales y ver que hay chilenos en la élite mundial me alegra. El Mejor de los Mejores me pondría contento, pero no es algo que me cambie mucho. Cualquiera que salga, voy a estar feliz
El próximo año disputará sus primeros Juegos Olímpicos. ¿Cómo vive esa oportunidad?
Con 23 ó 24 años voy a jugar los Juegos Olímpicos. Espero jugar mínimo dos. Es en Japón, nunca he podido ir. Es un torneo en el calendario que va sí o sí y hay que ver cómo sale.
¿Cómo vislumbra su segundo año a nivel ATP? ¿Se pone objetivos en el ranking?
Mi objetivo principal no es un año, sino que es de aquí a tres o cuatro años. Me encantaría seguir subiendo y voy a luchar como loco para subir, pero no me enojaría si es que no subo. Es difícil, es muy exigente. Hay muchas cosas que pueden ir pasando. Este año me puso muy contento mantenerme en el mismo ranking. Una vez que subí no me moví de ahí. Después defendía 300 puntos y los mantuve en indoor, donde creo que no mucha gente me tenía fe, y terminé haciendo cuartos de final en París, ganándole a gente muy buena. Creo que demostré que puedo jugar en cualquier superficie. No me gusta hablar de objetivos, pero me gustaría mantenerme en el ranking bien, firme; seguir sumando triunfos en todas las superficies y estar preparado para dar en cualquier momento el salto. Y si no toca, voy a seguir peleando como siempre.
¿Cómo evalúa su participación en la última Copa Davis?
No voy a dar excusas, pero creo que las condiciones eran totalmente distintas a donde yo mejor juego. Me costó adaptarme, no tuve nada de descanso. Llegué a la Davis un poco cansado, al igual que el 60% de los jugadores. De hecho, lo conversé con otras personas. No me sentí al cien por ciento y creo que eso al final me jugó en contra. El primer día jugamos todos muy mal y prácticamente quedamos eliminados y eso nos pegó a todos. El formato no te perdona nada. Un día malo y eliminados. No nos dio muchas chances. Contra Alemania jugué muy bien. Me costó una serie, un día retomar mi nivel y quedé triste por ese lado. Son cosas que pasan y hay que ir aprendiendo.
Ahora el sorteo del repechaje puso a Chile contra Suecia.
No entendí la regla. Ellos eran los favoritos y nosotros que fuimos al Grupo Mundial no lo éramos. Es un rival que va a jugar en superficie indoor, en invierno. Yo voy a venir de la gira de tierra y no es fácil por ese lado. Es un rival que hay que respetar mucho, iremos con la misma humildad de siempre y a competir todos los puntos.