“No hay espacio”.
Las tres palabras se repiten con frecuencia entre parlamentarios y dirigencias de Chile Vamos cuando de hablar de las reformas fundamentales del gobierno -previsional y pacto fiscal- se trata.
Gabriel Boric entró a su segundo tiempo como Presidente de la República y, con ello, también entró la oposición, cuyos partidos ya ajustan piezas para enfrentar esta etapa, marcada por las elecciones municipales y de gobernadores de este año y parlamentarias y presidenciales de 2025.
Los partidos de Chile Vamos, Republicanos y oposición están convencidos de ir por todo. Y así es el tenor de las conversaciones que han mantenido en la interna y entre las tiendas, alentados por el apoyo en las encuestas a la alcaldesa Evelyn Matthei como carta presidencial y por el respaldo a Boric que revelan las encuestas, que no se mueve de entre el 25 a 30%.
“El poder aglutina”, resume una exautoridad del gobierno de Sebastián Piñera para explicar por qué -hasta ahora- las colectividades están alineadas en la estrategia de no ceder ante los cantos de sirena de La Moneda para llegar a un acuerdo, buscando evitar los descuelgues.
La idea de generar un bloque alineado para estos dos años no es una decisión que se haya tomado formalmente en las filas de la oposición, sino que -plantean- una definición que se ha ido asentando por una mezcla de cosas: conversaciones informales entre parlamentarios, un respaldo en los sondeos a “nuestras ideas” -como afirman- y los votos cada vez más ordenados en el Congreso entre los partidos de Chile Vamos, Republicanos, Demócratas y otros no alineados, como el PDG.
“En Chile Vamos vamos a hacer una oposición muy firme con nuestras convicciones”, dice el diputado UDI Jorge Alessandri, “pero también siempre dispuestos a conversar y a construir acuerdos. No es contradictorio construir puentes y conversar, con defender principios”.
Las cámaras
El primer paso claro en este sentido es la arremetida que los partidos de oposición están realizando para quedarse con la mesa de la Cámara de Diputados, a la que esta semana se sumó la presión de RN sobre la UDI para que desista del acuerdo para la conformación de la testera del Senado.
Entre los diputados de Chile Vamos no ocultan que la “primera batalla” para enfrentar de manera firme al gobierno es lograr la mesa de la Cámara Baja, para controlar la agenda y lograr modificar la integración de las comisiones en dos años que son fundamentales para la agenda del gobierno.
Las conversaciones partieron informalmente, en los pasillos del Congreso, entre la UDI, Republicanos, RN, Demócratas, el PDG y otros parlamentarios. La idea: lograr un acuerdo a dos años plazo -es decir, por el periodo de tiempo que le queda a Gabriel Boric en La Moneda-, que asegure que no llegue un militante comunista a presidir la corporación -como estaba estipulado en el acuerdo inicial que se tomó en 2022- y que permita lograr una mayoría opositora en algunas comisiones clave.
La movida sería solo administrativa, si no fuera porque las directivas de todos estos partidos también están enfrascados en una negociación electoral en la que, por primera vez, habrá un entendimiento entre partidos de derecha, centroderecha y centro para las elecciones municipales y de gobernadores de octubre. Eso se ha traducido en una presión por parte de las cúpulas a sus parlamentarios, empujando -de esta forma- que estos también estén alineados como oposición.
Aunque no está claro que las conversaciones den resultado -esta semana se realizó la primera reunión formal entre las colectividades para ver si llegan a un acuerdo-, en el ánimo está la idea de “desbancar” a las fuerzas oficialistas, lo que complicaría aun más la discusión de la agenda legislativa del gobierno. Ello, porque al controlar la mesa y las principales comisiones, serían las bancadas de derecha las que podrían definir qué leyes se discuten.
Esta situación provocó que ocurriera algo parecido en el Senado. En 2022, casi todas las fuerzas políticas que están en la Cámara Alta (salvo RN) suscribieron un acuerdo para la mesa, según el cual la presidió en 2022 Álvaro Elizalde (PS) y hasta el 11 de marzo el UDI Juan Antonio Coloma. Ahora le corresponde elegir un nombre al PPD. Sin embargo, el desorden existente al interior de esa tienda -que no ha podido acordar un nombre- y la posibilidad cierta de alinear a la derecha con Demócratas, sumando a 27 de los 50 votos, abrió el apetito a los partidos. Y desde RN ya pusieron un nombre que gusta transversalmente a la derecha: el senador José García Ruminot.
RN ha redoblado la presión sobre Coloma y la UDI en los últimos días para que ceda, desconozca el acuerdo que lo tuvo como presidente del Senado y vote por García, rearticulando los equilibrios políticos y oficializando -otra vez- el entendimiento que Chile Vamos ha ido alcanzando con Demócratas. Hasta ahora, los UDI no han cedido. Pero Coloma sí ha planteado que si los partidos que suscribieron el pacto administrativo no respetan las integraciones de las comisiones que fueron acordadas en 2022 -sobre todo el cupo que le corresponde a Ximena Rincón en Hacienda-, él no está obligado a respetar lo convenido para la mesa de la Cámara alta.
“La mesa del Senado cumple diversos roles. Tiene un rol simbólico, pero también debe reflejar las mayorías políticas en el país. Hoy en el país hay una clara mayoría opositora al gobierno. Por lo tanto, creemos que eso se debe reflejar en la conducción del Senado, para darle mayor visibilidad al rol que como opositores tenemos que desarrollar en estos dos años, para así proyectarlo en, esperamos, un futuro gobierno dirigido por esta coalición opositora”, afirma el presidente de RN, Rodrigo Galilea.
Controlar, entonces, las dos mesas del Congreso ha abierto el apetito de varios dirigentes de la oposición. Uno de los que han empujado con fuerza que estos partidos se queden con ambas testeras es el exministro Andrés Chadwick y otros rostros como el exsubsecretario Rodrigo Ubilla, los que empujan que los partidos lleguen a un acuerdo y eviten generar una grieta que perjudique las negociaciones electorales que se están realizando en paralelo.
Las reformas
“Respecto al contenido de las reformas, en lo que está planteando el gobierno, no veo futuro para un acuerdo”. Así de categórico, el ya renunciado presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, explicita lo que a estas alturas es una postura común en la oposición: no ceder en la discusión previsional y del pacto fiscal que empuja el gobierno.
“Chile Vamos ha buscado puentes de acuerdo, pero la verdad es que el oficialismo sigue en la idea refundacional y ante eso Chile Vamos va a defender sus ideas, porque nadie está obligado a lo imposible”, dice el diputado Evópoli Francisco Undurraga.
“Las platas de las pensiones deben ir a la cuenta individual y eso lo vamos a defender. Es mejor tener una ley de infraestructura crítica que permita resguardar, en casos excepcionales, la infraestructura de las ciudades con militares y eso lo vamos a defender. Nosotros creemos que la mejor forma de que crezca la economía y se generen más empleo es bajando los impuestos, no subiéndolos, y eso también lo vamos a defender”, plantea Alessandri.
Ambas iniciativas están en discusión en el Senado, donde los parlamentarios de oposición retomaron las reuniones de coordinación ampliadas que se realizan todos los martes, a la hora de almuerzo. Eso ha permitido consolidar posturas, aunque no todos ponen las manos al fuego por lo que finalmente hagan senadores como el RN Manuel José Ossandón y el independiente Juan Castro.
Entre los parlamentarios cunde una percepción: que, “como nunca”, este “es de los pocos momentos donde lo que pensamos coincide con las preferencias ciudadanas”. Lo dicen, sobre todo, por el respaldo consistente que muestran las encuestas a la idea de que un 6% adicional de cotización vaya íntegramente a la cuenta de capitalización individual del trabajador. Algo que está lejos de la fórmula de un 3% para capitalización y el 3% de reparto que propone el gobierno.
En la derecha permeó fuerte la idea de que una parte importante del 62% que obtuvo la opción Rechazo en el plebiscito de octubre de 2022 se debió a que la propuesta constitucional de la Convención Constituyente no aseguraba la propiedad sobre esos fondos. De ahí que -aseguran- “no hay incentivo para no plantear eso como eje básico”.
“Nosotros solo vamos a dar votos a buenas reformas. Los efectos para los chilenos, cuando se hacen mal las reformas, son negativos. Y el puro voluntarismo político no lleva a ninguna parte”, asegura Galilea. En el Partido Republicano la bajada es similar. “No se acaba la temporada de acuerdos con el gobierno, nosotros siempre estamos dispuestos a colaborar con todo proyecto y cuenta con nuestros votos. Ahora, si el gobierno sigue errado en ciertas posturas o derechamente consideramos que los proyectos no son beneficiosos, no vamos a votar a favor de aquello”, dijo el jefe de bancada Stephan Schubert a La Tercera esta semana.
Sin embargo, tras cartón hay quienes plantean -sobre todo en el Senado- que “la oposición siempre debe ser constructiva y propositiva” y han estado empujando la idea de generar un plan de gobernabilidad que evite que la actual oposición sea asimilable a la oposición que tuvo el último gobierno de Sebastián Piñera. Algo en lo que el propio exmandatario estaba embarcado hasta antes de morir repentinamente el pasado 6 de febrero. Las señales apuntan, sobre todo, a intentar destrabar la discusión de pensiones y en particular el destino del 6% de cotización adicional, respecto del cual el gobierno también ha dado tímidas señales de flexibilidad.
“Estamos abiertos a conversar todas las fórmulas que cumplan con el objetivo de subir las pensiones (...) Si hay otras propuestas, estamos abiertos a considerarlas. Lo que no nos puede pasar es que se propongan formas de mejorar las pensiones sin el financiamiento adecuado”, dijo la ministra del Trabajo, Jeanette Jara, el fin de semana pasado a El Mercurio.
El factor presidencial
“Nosotros vamos a seguir tratando de ser una oposición constructiva. Hemos concurrido a todos los grupos de trabajo que nos han convocado, pero las propuestas no son escuchadas. Eso es una barrera”, plantea la jefa de Evópoli, Gloria Hutt.
“El riesgo que tiene el año electoral es que se instalen comentarios descalificando nuestras posturas. Por ejemplo, cuando damos los antecedentes por los que creemos que la propuesta de pensiones del gobierno es mala, nos atribuyen el interés de defender a las AFP, lo que está totalmente lejos del objetivo que nosotros estamos defendiendo”, agrega.
En Chile Vamos están conscientes de que es en sus filas -especialmente en Renovación Nacional- donde hay más riesgo de descuelgues y díscolos ante una negociación y eventual acuerdo con La Moneda. Es por ello que los presidentes de los tres partidos están empeñados en minimizar las posibilidades de desorden, fenómeno que no ocurre en el Partido Republicano.
Hay quienes plantean que el espacio político para los díscolos es mínimo, por el envión que dicen tener por parte de las encuestas y la desaprobación a parte de las reformas que impulsa el Ejecutivo. “Hoy día el negocio es ser duro con el gobierno”, advierte un parlamentario de la UDI. “El que tienda una mano al gobierno será el paria. Con un gobierno sin mayoría, con las encuestas en contra, ¿cómo se explicaría?”, agrega.
Influye en eso la mano de la alcaldesa Evelyn Matthei. En los partidos dicen que no se ha involucrado directamente en la discusión específica de las reformas, pero que sí ha transmitido que le importa mostrar total unidad, que las colectividades estén alineadas. “Esa es su obsesión”, agrega el mismo diputado UDI.
Las mismas señales ha entregado la exministra a los partidos respecto a la negociación de candidatos para la elección municipal. Ahí su mensaje ha sido a favor de la disciplina y unidad, y de reproche a quienes tienen la intención de ir por fuera.