Claudio Orrego la sufrió para llegar aquí. Hasta hoy, es la prueba más reciente de que en la política existe la posibilidad de dar vuelta los escenarios.

La carta de la izquierda, Karina Oliva, le sacaba 20 puntos en la competencia por la gobernación de la Región Metropolitana. Pero él, DC histórico –con la ayuda del votante de derecha-, le ganó en segunda vuelta y hoy inaugura un cargo que no existía.

¿Cómo lo va a hacer?

Es súper desafiante, porque se trata de construir una nueva institución, con nuevas funciones, con una nueva mirada, con nuevos desafíos políticos en un país y en un mundo donde gobernar cambió. El desafío político no es solamente construir el gobierno regional de excelencia, con más atribuciones que van a ir llegando, sino que significa ver cómo, en paralelo, construimos un sistema de gobernanza de la ciudad y la región que va mucho más allá de la estructura formal del gobierno. La crisis de representatividad de la democracia contemporánea hace que tengamos que reinventar cómo se gobierna.

Estamos en Bandera 46. ¿Quién manda aquí? ¿La alcaldesa Hassler o el gobernador Orrego?

En algunos temas manda Irací Hassler, en otros temas Claudio Orrego, en otros temas -lamentablemente muchos todavía-, el ministro sectorial que ni siquiera conversa con su colega, y el Presidente.

¿Y ya conversó con Irací Hassler?

Fue invitada especial a mi juramento ciudadano. Tengo el automandato de visitar las 52 comunas en los próximos dos meses. Yo no voy a esperar a que vengan los alcaldes a verme acá, ya visité a tres ayer: Estación Central, San Ramón y Lo Barnechea.

¿Y por qué eligió San Ramón?

Por razones obvias, porque había que dar una señal política de apoyo a un alcalde que contra todos los pronósticos fue capaz de enfrentar uno de los casos más graves de corrupción y de vínculo con el narcotráfico que hemos tenido en la historia de Chile.

¿Tiene indicios de que hay más casos de narcopolítica en la RM?

No. De que hay influencia de los narcos, hay infiltrados carabineros, hay infiltrados en aduana. En fin, influencia de los narcos en la institucionalidad chilena hay. Pero caso documentado así como con el tema político, solo conozco el de San Ramón. Lo dije en la campaña: si tuviera que decirte dos temas de seguridad que yo voy a priorizar: la violencia contra la mujer y los niños, y el narcotráfico.

Un Plan Marshall local

Usted fue intendente de la Metropolitana preestallido y vuelve ahora como gobernador. ¿Cómo es esta vuelta y qué significó el estallido para usted?

Hay tres dimensiones. Una, de modelo de desarrollo, una dimensión de convivencia y una dimensión urbana. De la primera, diría que es como cuando vas andando en un auto y no logras enganchar. Tenemos que reenganchar. Entre otras cosas, requiere un nuevo pacto territorial, una suerte de Plan Marshall para nuestras ciudades. Me decía Claudia Hernández, de Bajos de Mena: “No es lo mismo estar satisfecho que estar resignado”, a raíz del estallido. Aquí muchos confundieron resignación con satisfacción, y cuando tú vives al lado de un basural, cuando tienes mal transporte público, cuando tienes pésimas veredas, mala atención en la salud comunal… El estallido y la pandemia evidenciaron una desigualdad muy profunda y con estándares de calidad de vida inaceptables.

Hay desigualdades como la socioeconómica o la cultural que toman décadas, pero la gran ventaja de lo urbano es que ahí se da un atajo a la injusticia territorial.

La dimensión de la convivencia es obvia, porque hoy día tenemos una sociedad más violenta. Creo que el estallido es expresión de esa violencia, no es la causa de la violencia. Hay que crear una cultura de la no violencia, una cultura de la resolución pacífica de los conflictos, una cultura en el respeto al otro como un legítimo otro.

Y la tercera, desde el punto de vista urbano, tenemos que hacernos cargo de que la ciudad hoy día está en mucho peor estado de lo que estaba.

Si usted tuviera toda la plata del mundo, ¿qué es lo primero que haría en pos de esta justicia territorial?

Uno tiene que evaluar la rapidez, el costo y la efectividad. Yo me aseguraría de que hubiese un parque estándar Parque Bicentenario en cada comuna de la RM. Eso para mí es justicia territorial a la vena.

Ahora, volviendo al estallido, de nuevo ha habido actividad en la Plaza Baquedano. ¿Cómo debiera enfrentarse eso?

Haría un trabajo de inteligencia que tiene que hacer el gobierno con las policías que no se ha hecho. Punto. Porque, ojo, distingamos lo que es la protesta pacífica de la actividad que se transforma en delito. Y eso tiene que ser perseguido por el Estado de Derecho, pero parar eso, porque es recurrente. Este es el único lugar del mundo donde la gente dice “a las siete de la tarde en tal lugar vamos a cometer delitos”, y así y todo se sigue cometiendo.

¿No hay presos políticos entonces, aquí?

Nunca he pensado que haya presos políticos. Un preso político es lo que ocurre cuando a alguien lo toman detenido, uno, por pensar distinto y expresar su opinión, y dos, por manifestarse pacíficamente. Cuando alguien se manifiesta violentamente y en el hacerlo comete un delito tipificado por la ley, lo que enfrenta es un delito a través del sistema judicial.

¿Le preocupan, como gobernador regional, las funas que se les están haciendo a convencionales?

Eso va al corazón de lo que dije hace un rato. No podemos normalizar ni legitimar el uso de la violencia verbal, de la violencia física, para expresar opiniones o para dirimir diferencias. Eso es incompatible con la democracia. Y no puede haber ningún matiz, no puede haber ninguna tolerancia ni cómplice activo ni pasivo con eso.

Aunque no esté en sus atribuciones, ¿va a hacer algo para proteger que la convención se pueda desarrollar sin funas, sin violencia de los constituyentes?

Lo que quiero hacer es conocer a Elisa Loncón y Jaime Bassa para ponernos a disposición. Entiendo que hay una intención de generar espacios de participación ciudadana, entonces nosotros podamos colaborar, y nos interesa que nos escuchen cuando llegue el momento de definir la estructura del Estado. Quiero construir un puente de trabajo con ellos.

15/07/2021 FOTOGRAFIAS A CLAUDIO ORREGO, GOBERNADOR DE SANTIAGO Mario Tellez / La Tercera

La definición de Provoste

Su cargo tiene la segunda mayor cantidad de electores del país, ¿cómo está viendo la presidencial?

Abierta, bien abierta. Al igual que el escenario político que me tocó enfrentar a mí en las elecciones. En esto, Zygmunt Bauman queda corto: ya no es la política líquida, es la política gaseosa. Pero hay algo que me gusta y es que las campañas hayan recuperado su rol determinante.

Pero no están llevando mucha gente a votar tampoco.

No, pero más gente que antes. Y hace mucho tiempo que las campañas eran un ejercicio de marketing, y creo que en el último tiempo los programas, el desempeño de los debates ha sido más importante. Hace un mes nadie hubiera dudado que Lavín y Jadue eran los ganadores de sus respectivas primarias, hoy día, a lo menos, hay dudas.

¿Se identifica con Gabriel Boric, en el sentido de que se volvió difícil para Jadue?

Considero que ha tenido un muy buen desempeño. Cuando partió esta primaria de Apruebo Dignidad, era como un trámite, como un timbre para validar la candidatura de Daniel Jadue. Hoy eso no es así, tanto así que Daniel ha ido demostrándolo con sus actitudes: cambió el tono, perdió la compostura en un par de ocasiones. Las campañas sí importan, los debates sí importan y los programas sí importan. Creo que eso fue el caso de mi elección y también creo que está siendo el caso de esta.

¿Le preocupa un país gobernado por Daniel Jadue?

Lo pongo de otra manera: voy a trabajar porque el país sea gobernado por otra persona y claramente de mi sector político, centroizquierda, Unidad Constituyente. Y la razón es muy simple: Chile no puede polarizarse más.

¿La senadora Yasna Provoste tiene que salir a la cancha a partir de hoy?

Creo que los próximos días vamos a ver una definición al respecto, que tiene que ir acompañada de cómo vamos a resolver el tema adentro de Unidad Constituyente. Me parece que estaba bien no meterse en la pelea chica cuando no tienes primarias, pero ahora están las cartas sobre la mesa.

Sí creo que por una cuestión de plazos y tiempos políticos, en los próximos días deberíamos ver una definición de su parte y un acuerdo de los partidos de Unidad Constituyente. Aquí hay que poner al país por delante y yo espero que, para no tener una elección entre polos, tengamos una alternativa de centroizquierda que encabece los cambios sociales con gobernabilidad.

Y en ese sentido, ¿Gabriel Boric es más competitivo que Jadue?

Yo creo que es más competitivo.

Le quita más votos a la centroizquierda…

Yo creo que sí.

¿Qué tan representado por Yasna Provoste se siente?

Ella es una tremenda alternativa para este país. No tengo nada en contra de Paula Narváez, a quien respeto y quiero mucho. Ahora, las personas son sus características individuales y los contextos políticos, y el contexto hoy favorece más a Yasna por su historia personal y por el rol que ha jugado el último tiempo.

Es decir, si no hubiera sido presidenta del Senado no estaría siendo candidata.

Bueno, pero uno es sus atributos personales, su historia, y el contexto político. Yo conozco pocas personas más resilientes en la vida que Yasna Provoste y eso sería un tremendo atributo en tiempos donde gobernar es más difícil que nunca.

Se pueden decir muchas cosas de ella, pero blanda no es, cosa que tampoco es malo para los tiempos que vivimos. Ahora, como pocas, también es dialogante y ha sido muy criticada por eso. Y, además, por supuesto, es mujer, viene de región, tiene un origen de pueblo originario y es una persona preparada que tiene experiencia pública, que ha ocupado distintos roles dentro del Estado, que le ha tocado padecer injusticias muy grandes, como su destitución como ministra.

¿Es un lastre ser candidato de la DC hoy?

Hoy es un lastre ser militante de un partido, cualquiera sea. O sea, de 155 constituyentes hay solo 52 militantes de partido.

La élite desconectada y la de Plaza Ñuñoa

¿A usted le costó más la elección por ser DC que a Karina Oliva, que era la novedad?

Sí, me sentí nadando contra una corriente cultural en un momento histórico determinado. Era como ir todo el rato contra el viento. Mujer, joven, discurso antipolítico, antipersonas mayores, anti los últimos 30 años, o sea, era todo el discurso contra tuyo y había que sobreponerse a eso con la experiencia, las ideas, la capacidad de convocatoria, el terreno, la capacidad de diálogo. No fue fácil, pero eso lo hizo doblemente gratificante, lo logramos sin movernos de nuestro eje. No fui a hablar con ningún otro partido, y sin embargo, mucha gente de sectores muy distintos, desde el ecologismo hasta la derecha, votaron por mí.

Otro de los anti de la candidatura contraria era “anticuico”. Le pegaron bastante por ser Orrego Larraín.

Me da risa, porque nunca he escondido donde nací ni mi apellido, de hecho, me siento muy orgulloso por mi familia y siempre me he sentido un privilegiado. Y mi vocación social y política nace de la conciencia de cuando fui a trabajar a Lo Hermida, en primero medio, y vi que había una mayoría de nuestro país que no tenía las mínimas cosas que yo había tenido por obvias durante mi vida. Ahora, sacar a colación los apellidos en un contexto donde están los Hassler, los Vodanovic, los Boric, los Sara Larraín, Juan Pablo Orrego, es casi como divertido… ¿Desde cuándo que tu cuna determina tu pensamiento político y tu vocación de vida? O sea, yo era y soy distinto del resto de mi familia. Me fui a vivir a una población a los 20, ¿dime cuál es la parte cuica?

Parte del estallido es el cuestionamiento a la élite y sus privilegios.

Si hay alguien que nunca ha mirado el origen social para hacer sus equipos, que está todo el día en terreno escuchando y trabajando e incorporando personas, soy yo.

Entonces hay un elitismo en la izquierda dura de los que creen que todo se define en la Plaza Ñuñoa y tienen bastante menos calle y trabajo social popular. Y hay, por supuesto, elitismo en la gente que tiene un origen social alto que nunca bajó de la cota mil. Yo soy parte de esa crítica: aquí no solamente el mundo de los privilegios, sino que el mundo de las burbujas, virtuales y reales, nos está matando.

La gente no tiene ni idea en el país que vive, no sabe cómo vive la gente con la cual trabaja, no ha ido a la población. Por eso es tan dramática la segregación. Cuando la élite vive en su mundillo y cree que sus problemas son los problemas del Chile real, claro, cómo va a haber voluntad política y acuerdo para hacer las reformas que tenemos que hacer.

Igual votó por usted la élite.

Claro, porque al final, enfrentado ante dos alternativas, dijo “bueno, este señor será de izquierda, pero es un tipo que es un demócrata, que sabemos lo que va a hacer, que no se va a saltar las leyes”. Pero que no se equivoque la gente que votó por mí: yo vengo a hacer cambios sociales, a nivelar de otra manera la cancha y eso significa que vamos a tener que darles más plata a las comunas que tienen menos. Eso se llama justicia social. Con todo el cariño por Vitacura, pero hay que sacar plata ahí y llevarla para otro lado.

¿Sabes cuál es el principal problema de salud de los adultos mayores en la zona poniente? Fractura de cadera por caerse en las veredas. Entonces uno dice: “Chile país jaguar” ¿y no tenemos plata para veredas?

¿Y tiene atribuciones para eso? ¿Para traspasar plata de un lado a otro?

Tengo plata para incidir con los recursos que tengo y apalancar nuevos recursos. Mira, yo creo en las reformas estructurales y voy a participar del debate de la Constitución y voy a ir a la pelea para que las nuevas leyes nos den más recursos y más atribuciones, y voy a pedir los servicios públicos al gobierno central. Pero a Dios rezando y con el mazo dando. Mientras, voy a hacer lo mismo que yo como alcalde: buenos diseños, buenas alianzas, buenos convenios tanto con el sector público como privado.